Fútbol y seguridad

Menos insultos en los estadios

Las medidas contra los radicales se han traducido en un clima más pacífico en las gradas de la Liga

José Carlos Carabias

Por encima del resto, el Vicente Calderón se ha convertido en un termómetro de la situación. La reyerta que desembocó en la muerte de Jimmy fue un enfrentamiento entre seguidores violentos del Atlético y del Deportivo. El estadio del club rojiblanco y, en especial, el fondo sur donde se suelen ubicar los miembros del Frente Atlético han estado bajo la lupa de las autoridades. La atmósfera del recinto ha cambiado, al decir de los socios que allí acuden cada fin de semana. Ya no hay insultos en el Calderón. Se ha rebajado hasta el cero la violencia verbal que solía acompañar los cánticos de los ultras. Ese clima pacífico, sin apelaciones al insulto obsesivo y fácil, se ha extendido por los otros campos de la Liga. El miedo al cierre de los estadios es palpable en los clubes.

Libros de registro

Una de las prioridades impulsadas por la Liga y la Comisión Antiviolencia fueron los libros de registros de aficionados de los clubes. Todas las entidades de Primera y Segunda división, excepto cuatro, entregaron el listado de sus socios y peñistas a la Comisión antes del comienzo del presente campeonato. La tarea ha resultado fructífera, según fuentes conocedoras del caso, ya que tanto la Liga como Antiviolencia disponen ya de un registro de los socios e integrantes de las peñas de casi todos los clubes de España.

Lectores dactilares

El Vicente Calderón ha sido pionero en la experiencia piloto de los lectores de reconocimiento digital y facial en las puertas de su estadio. Desde esta temporada, en el fondo sur del campo, se han instalado controles dactilares para los socios que se ubican en esa zona. Durante el verano, todos los socios que disponen de un asiento en ese fondo tuvieron que pasar por un chequeo facial y dactilar en las dependencias de la entidad para que quedasen registrados sus datos fisiológicos. Y en cada partido del Atlético, deben pasar por esos tornos especiales.

Conciencia social

Una de las facetas que más ha dejado satisfecho a los dirigentes deportivos en España es la atmósfera pacífica que se respira en los estadios. Por miedo al cierre, por la voluntad de los clubes de acabar con el problema o por la conciencia social que se derivó del asesinato de Jimmy, la realidad es que los ultras lo tienen un poco más difícil para imponer sus argumentos en los campos.

Cánticos e insultos

Los cánticos o insultos violentos han rebajado el tono en los recintos futboleros. Los esnobs adujeron que se había entrado en la era del «fútbol corcholis», sin tener en cuenta que el 98 por ciento de las sanciones administrativas en los eventos deportivos en España se producen en el fútbol. Ningún otro deporte ejerce una presión tan violenta sobre los actores del espectáculo. El Sevilla, y en particular los Biris, se han significado como los acaparadores de castigos. El club hispalense es uno de los más apercibidos por el comportamiento de sus hinchas. Hasta la sede de la Liga han llegado numerosas denuncias respecto al tono en las gradas del Pizjuán. La amenaza de los cierres de los campos sigue ahí.

Venta de entradas y viajes

Una de las principales carencias que ha detectado la Comisión Antiviolencia es la despreocupación de los clubes respecto a los viajes de sus aficionados a otros campos. Las entidades futboleras se preocupan por los partidos como locales, pero no como visitantes. El ejemplo del Madrid y sus pulseras nominales no ha cundido, de momento.

Observadores de la Liga

Uno de los puntos fuertes de la Liga era su pretensión de formar un potente cuerpo de observadores e informadores de los partidos. No se ha explotado en plenitud.

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