Fútbol
Marcos Llorente, de mediocentro a segundo punta, una metamorfosis de éxito
El jugador del Atlético es el último ejemplo, pero no el único que dio resultado. Guti, Cesc, Iborra, Raul García...
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El fútbol moderno es complicado de entender con jugadores atados a una sola posición en el equipo. Los clubes, y los entrenadores, quieren plantillas largas de puestos doblados , pero también jugadores que sean capaces de rendir aunque no jueguen en su hábitat natural. Si se tiene un central capaz de asumir el rol de lateral, si así lo demanda la necesidad de su equipo, mejor. Si un jugador de tres cuartos de campo en adelante es capaz de rendir también tirado a banda, fetén. O si un nueve puede hacer de segundo delantero, más felicidad para el técnico. Las temporadas son largas y las lesiones inevitables, y tocar la tecla correcta, aunque no fuera la prevista, puede marcar la diferencia: «Lo mejor es que el entrenador ponga a un jugador donde este se sienta más cómodo y rinda mejor. Tan sencillo como eso y, a la vez, tan difícil», explica Del Bosque a ABC.
Es el caso de Marcos Llorente, un mediocentro de contención de toda la vida que jamás ha jugado ahí ni en las categorías inferiores del Real Madrid , ni en el primer equipo, ni tampoco en el año que estuvo cedido en el Alavés. Ahora, a sus 25 años, ha explotado de segundo punta de la mano de Simeone: «Funciona porque es muy bueno, está dando rendimiento y es la posición que necesita su entrenador de él. Conmigo jamás jugó ahí pero en el fútbol nada es inamovible y con Marcos , como con otros muchos casos que se han dado, lo estamos comprobando», reflexiona Luis Miguel Ramis, técnico de Llorente en el filial blanco en el curso 2015-2016.
Los delanteros suelen ser considerados jugadores muy definidos por su posición, razón por la que muchos entrenadores no invaden esa zona del campo con tantas probaturas como sí se hace de manera más habitual en otras zonas del campo. Para Del Bosque no suponía tanto drama mover al avispero atacante. Lo hizo con Guti en el Real Madrid y con Fábregas en la selección, en ambos casos con excelentes resultados: «Yo no lo consideré nunca una innovación ni nada atrevido. Eran jugadores que tenían seguridad y confianza en el área rival y aportaban goles. Huían de la marca de los centrales y eso era un incordio para la defensa contraria. Parece que el delantero tiene que ser puesto específico, pero no lo veo así». «Los casos de Guti y Cesc funcionaron porque eran jugadores con claridad de ideas en los últimos metros, tanto en asistencias como en remates. Ese tipo de mediocentro que tiene talento, calidad y se asocia de maravilla también puede ser capaz de hacerlo en posiciones de ataque, pero para eso hay que acercarlos al área y darle confianza», añade Toni Grande, segundo de Del Bosque en el Madrid y en el combinado nacional.
Poderío físico
Otro caso más reciente que también dio alegrías a su equipo fue el de Iborra, en el Sevilla de Unai Emery que conquistó tres Europa League consecutivas. Llegó del Levante como un mediocentro de recorrido por su poderoso físico y en el equipo andaluz explotó como segundo punta, sumando 38 goles y 23 asistencias en 210 partidos . Un caso parecido también al de Raúl García , otra metamorfosis ideada en la cabeza de Simeone: «Son situaciones similares. En el caso de Llorente es un jugador muy físico con un potencial a nivel aeróbico importante que acapara mucho espacio, pero no está exento de habilidad. En el Madrid, sus entrenadores entendían que su posición ideal, por esas características que tiene, era la de mediocentro defensivo, pero cambia a un club con una idea de juego y un estilo totalmente distinto y eso, a veces, como es su caso, te puede llevar a un descubrimiento. Es lo que le sucedió a Simeone tras el partido de Anfield», concluye el hoy entrenador Luis Milla.