Selección española

Luis Aragonés hijo: «Padre, nunca dejes de luchar»

Una íntima conversación entre el exseleccionador y su vástago, en septiembre de 2006, puso la semilla de la gran España

Luis Aragonés, en un entrenamiento con la selección en 2006 ABC

RUBÉN CAÑIZARES

Junio de 2006. Como sucede cada dos años, nuestro país inicia otro periodo estival con el sambenito de costumbre: «Otro fracaso de la selección de fútbol». Sí, hace diez años, España se la volvía a pegar en una gran cita. Fue en el Mundial de Alemania, donde la Francia de Zidane nos mandó para casa en octavos de final abofeteando nuestro favoritismo con la cresta de su popular gallo, símbolo centenario de su combinado nacional. El fiasco fue tan sonoro, que nunca antes hubo tal unanimidad en los medios de comunicación de este país respecto a una cuestión deportiva. Luis Aragonés tenía que dimitir . Daba igual la radio que sintonizaras, el periódico que leyeras o la cadena de televisión que vieses. Todos coincidían en que el seleccionador no había estado a la altura y tenía que dar un paso al costado.

«Fui a comer a su casa y mi padre estaba en el sofa, triste. La prensa exigía su dimisión. Le pregunté qué le pasaba y fue tajante: "Hijo, tengo que dimitir"»

Seis de septiembre de 2006, dos meses después del fracaso en Alemania, España toca fondo en Belfast, donde cae ante Irlanda del Norte (3-2) en el segundo partido de la fase de clasificación para la Eurocopa de 2008. Los medios recrudecen su cruzada contra Aragonés y él acude a Villar para decirle que lo deja, pero el presidente de la Federación le convence para que se lo piense mejor . Pocos días después, el hijo de Luis decide ir a comer a casa de sus padres, algo que hacía a cuentagotas: «Entré en la cocina, besé a mi madre y ella me dijo que fuera a ver a papá, que estaba sentado en el sofá, con el estado de ánimo muy bajo. Así que fui al salón, me puse junto a él y le pregunté qué le pasaba. Fue directo: “Hijo tengo que dimitir”», detalla el vástago de Aragonés a ABC.

Luis no podía más. Estaba hundido. Sabía del inmenso poder de los medios y la influencia que tenían en generar corrientes de opinión entre los aficionados. Él ya había tomado la decisión de dejar a Raúl fuera de la selección y de poner en marcha el estilo de juego que tanta gloria nos ha dado en estos últimos años. Casillas, Puyol, Xavi, Iniesta, Villa y Torres liderarían la reinvención de España , pero el «Sabio de Hortaleza» sabía que eso llevaría tiempo, algo que los medios no estaban dispuestos a darle.

«Le hice cambiar de opinión con los mismos valores que él me enseñó: "No puedes dejar de luchar, padre. Me lo inculcaste desde chico"».

Así que a Luis Aragonés hijo le tocó remangarse: «La famosa frase de mi padre de ganar, ganar y ganar era distinta en casa. A los hijos nos inculcó que teníamos que luchar, luchar y luchar. Que jamás pudiéramos reprocharnos que peleamos por lo que creíamos. Y eso es lo que yo hice con él durante esa conversación de quince minutos entre padre e hijo. Era mi deber. Le comenté que no hiciera caso de los medios, porque la afición no pensaba así. Le insistí en que no podía dejar de luchar por lo que él creía y que la prensa no era quién para decirle a una persona con cuarenta años de experiencia lo que tenía que hacer. Además, le recalqué los buenos mimbres que tenía en la selección y le reforcé en la idea de juego que quería instalar. Sencillamente, le devolví a mi padre todos los valores que él me enseñó durante tantos años».

Lágrimas inusuales

Aragonés escuchó a su retoño con un escrupuloso silencio, «síntoma que evidenciaba que estaba prestándome mucha atención. Además, se puso a llorar. Mi padre solo ha llorado tres veces en su vida, y una fue durante esa conversación », desvela Luis hijo a este periódico. Y esta entrañable y desconocida historia, no pudo tener epílogo más bello. Aragonés, tras las palabras de su hijo, se secó las lágrimas con un pañuelo, se puso sus míticas gafas, se levantó del sofá y sentenció: «A estos jugadores los hago yo campeones».

«Aquel día lloró, y solo lo ha hecho tres veces en su vida. Terminó diciendo que haría a esos jugadores campeones»

Eso sí, cómo no podía ser de otra manera con Luis Aragonés de por medio, el epílogo de aquella charla fue la monda: «Tras decirme que iba a hacer a la selección campeona y que ya no dimitía, mi padre se quedó pensando un par de segundos y me soltó: “Oye, ¿qué pasa? ¿Tú no trabajas hoy o qué?” ». La semilla de la mejor selección española de todos los tiempos ya estaba puesta. El resto de la historia ya se la saben de memoria: un Mundial y dos Eurocopas.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación