FC Barcelona

Koeman escenifica el esperpento en el Barça

El técnico tensa al máximo su relación con Laporta con un comunicado derrotista en el que descarta al Barça para Liga y Champions. Sus horas están contadas

La insólita comparecencia de Koeman: suspende la rueda de prensa y solo lee un comunicado

Laporta busca una revolución para el Barça

Sergi Font

Ronald Koeman se sabe cuestionado, casi sentenciado. Incluso sabe que su futuro no depende de los buenos resultados o del juego vistoso del equipo. El oxígeno que le queda depende del tiempo que tarde Laporta en encontrarle un sustituto, porque nunca creyó en él. Cansado de justificarse y de recibir desaires por parte del presidente y de su guardia pretoriana, el entrenador ha decidido evitar cualquier polémica y no exponerse más, aunque el resultado dañe la imagen del club catalán y se convierta en otro esperpento de este vodevil que están perpetrando presidente y entrenador. Su decisión de convertir la rueda de prensa previa al partido de hoy ante el Cádiz en la lectura de un comunicado sin aceptar preguntas es una consecuencia de su hartazgo, cuya espoleta activó la publicación en la prensa de sus posibles sustitutos y las palabra de Enric Masip en TV3 la noche del pasado martes, debilitando su figura y abonando una posible destitución. «Cuando ves que las cosas no funcionan, es normal dudar. Si el entrenador está en su sitio se entiende que se le da confianza para que continúe», soltó el asesor del presidente, confirmando la desconfianza de Laporta, que ya había dejado entrever en los vídeos que últimamente le ha dado por publicar en las redes sociales.

Tres minutos escasos duró el comunicado de Koeman , que pilló por sorpresa a los rectores del club y al departamento de comunicación. Andaba barruntando el entrenador responder con monosílabos a las preguntas sobre su futuro pero tras escuchar a Masip y ver que el club ya filtraba posibles sustitutos, decidió explicarse lanzando un mensaje desde la reflexión, argumentando sus decisiones y dando respuesta a todas las críticas que está recibiendo. Se lo comunicó a la plantilla, a través de los capitanes, quince minutos antes de comparecer en la sala de prensa y, aunque desde la entidad trataron de que reconsiderara su postura, la decisión estaba tomada. Dejó claro que el club está en un momento de regeneración, lastrado por la situación financiera, lo que impide hacer grandes inversiones. Pidió paciencia y tiempo. Y se mostró desgarradamente realista: «Quedar en un alto puesto en la Liga sería un éxito y en la Champions League no se pueden esperar milagros. La derrota contra el Bayern de Múnich, la semana pasada, tiene que ser enfocada desde esa perspectiva», aseguró.

Aunque al principio de su discurso había asegurado que contaba con respaldo institucional -«El club está conmigo en una situación de reconstrucción»-, se mostró crítico con Laporta y sus filtraciones a la prensa, en lo que entiende como una maniobra de desgaste cuya finalidad es justificar un relevo en el banquillo. «El proceso en el que nos encontramos hace que la plantilla tenga que ser respaldada, con hechos y con palabras. Hay que respaldar este proceso», abundó.

Laporta, molesto

No sentaron nada bien las palabras de Koeman en la directiva. Joan Laporta, que no tenía constancia de las intenciones del entrenador, estaba participando en un acto de peñas en Palos de la Frontera acompañado de los directivos Antonio Escudero y Josep Ignasi Macià , y de su asesor Enric Masip. Aunque al presidente no le gustó la actitud de Koeman, no tiene pensado pronunciarse, aunque no esconde que esta acción haya podido ser la sentencia del entrenador, interpretada desde el entorno como un pulso a la entidad. Sobre todo ha sentado mal el discurso conformista, descartando la pelea en Europa y catalogando de éxito un buen papel en la Liga, aceptando que no la ganará, porque se interpreta que está lanzando un mensaje al vestuario y a la masa social que no casa con la ambición que siempre debe mostrar un club como el Barcelona.

Sin duda la realidad mostrada por Koeman choca frontalmente con la máxima de Laporta tras ganar las elecciones. «Conmigo, perder tendrá consecuencias», amenazó el mandatario, que no acepta excusas ni justificaciones. Vive el barcelonismo en plena convulsión. El nimio crédito del que gozaba Koeman se ha esfumado tras su comunicado y ahora ni siquiera una victoria en el Nuevo Mirandilla asegura su continuidad, aunque una derrota precipitaría su adiós. El técnico está muy tocado, la confianza del presidente es inexistente y la relación entre ambos, nula. El relevo en el banquillo es cuestión de tiempo.

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