10 años como campeones del mundo
Iniesta: «Marcar ese gol no lo puedes ni soñar»
El manchego es el dueño del gol de todos, el momento más feliz de la historia del fútbol español. Nadie mejor que él para abrazar la eternidad, que se escondía en el minuto 116 de una final durísima contra Holanda
Con Andrés Iniesta (Fuentealbilla, 11 de mayo de 1984) chutó toda España y se celebró, a lo bestia, el gol de nuestras vidas, imposible no recordar el minuto 116 de la final del Mundial de Sudáfrica. Han pasado diez años de aquel 11 de julio y sigue emocionando esa jugada (principalmente su desenlace), que llegó cuando la gente ya se hacía a la idea de unos terroríficos penaltis contra una dura Holanda que había repartido de lo lindo y que jugó precisamente a eso, a no perder. Cesc , importantísimo en el tiempo extra, recogió una pelota que había despejado de mala manera Van der Vaart , vio solo solísimo a Iniesta y le dio las llaves del paraíso, nadie mejor que él para abrir las puertas del edén. De repente, se paró el tiempo, la eternidad estaba ahí. De repente, España olvidó todas sus desgracias del pasado, todos esos sueños rotos en los cuartos de final, todas las desgracias y las excusas para justificar derrotas muy dolorosas e incluso a veces poco comprensibles.
De repente, Andrés Iniesta pasó a ser, de por vida, el héroe de un país que siempre le ha querido, un futbolista ejemplar que representa mejor que nadie lo que significa aquel equipo, tan normal y generoso siempre que hasta ahí, hasta en el momento más emotivo de su carrera, le dio tiempo de recordar a su amigo Dani Jarque y repartir la gloria. «Tuve un sueño que fue ser jugador de fútbol, pero todo lo demás no han sido sueños, han sido consecuencias de lo que conseguí siendo jugador de fútbol», relata al manchego en la introducción de la película «Los secretos de la Roja - Campeones del Mundo», un emotivo viaje por los recuerdos más especiales de aquel Mundial y que está disponible en exclusiva (y gratis) en Rakuten TV desde el pasado jueves.
En realidad, nunca soñó con marcar el gol del un Mundial porque, como cuenta a ABC desde Japón, esas cosas «ni se pueden soñar». Aquel día, cuando el balón caía del cielo después de su control, en el instante tan significativo de disparar y superar a Stekelenburg (esa foto tantas veces vista), Iniesta admitió que escuchó el silencio. Paradójicamente, fue justo antes del mayor griterío que jamás ha existido en España. Y todo por su gol, ¡qué noche tan feliz!
¿Ha vuelto a escuchar algo parecido a ese silencio?
Aquel silencio simbólico que sentí antes de chutar fue único y es imposible de olvidar. Siempre será especial.
¿Cada cuánto recuerda ese gol? ¿Se lo pone a menudo?
Más que ponerlo, me lo encuentro cada cierto tiempo, es inevitable. Cuando hace años, cuando llega un Mundial, cuando los medios me preguntáis… Y la verdad es que me sigue emocionando verlo y saber que hicimos feliz a tanta gente.
¿Le cambió mucho la vida?
Ahora que ha pasado el tiempo, tengo claro que aquel Mundial significó un antes y un después para mí, tanto a nivel personal como profesional. Venía de un año muy complicado, con muchas lesiones y, tras un inicio de Mundial con dudas, me fui encontrando cada vez mejor y todo acabó de la mejor manera.
Estos días habrá recordado constantemente Sudáfrica. ¿Qué supuso para usted?
Es algo que nunca podremos olvidar. Imagínate, mi sueño era ser futbolista profesional, pero poder jugar un Mundial, ganarlo y tener la suerte de marcar el gol de la victoria es algo que no puedes ni soñar. Supuso una experiencia que me hizo crecer como jugador y como persona. Me dio mucha fuerza.
¿Cree que ese momento estaba destinado para usted? ¿Nunca lo llegó a imaginar?
¿Es consciente de que nunca un gol unió tanto a un país?
Soy consciente de que lo que conseguimos en Sudáfrica fue una alegría muy grande para muchísima gente. Y eso nos hizo sentir muy orgullosos y emocionados. Ver a toda la gente de cualquier rincón de España celebrando ese momento es algo que me pone la piel de gallina.
Su gol vale un Mundial, pero se ganó para siempre el cariño de todos. ¿Es el mejor premio?
Siempre lo he dicho, más allá de los títulos colectivos o individuales, al final lo que nos llevamos son las amistades, las relaciones y el respeto y estima de la afición. Para mí es un orgullo y me emociona sentir siempre, allí donde voy, que la gente me respeta y me quiere.
¿Qué le cuenta a sus hijos? ¿Saben lo que hizo su padre aquel día?
Ninguno de los cuatro había nacido hace 10 años, pero los dos mayores (Valeria, 9 años, y Paolo Andrea, 5) ya saben más o menos de qué va. Alguna vez ha salido el tema o han visto el gol e intentamos explicar lo que sucedió con naturalidad. Supongo que cuando sean más mayores serán más conscientes de lo que pasó.
Y sabrán que su padre, Andrés Iniesta Luján, aquel niño de Fuentealbilla que lo dejó todo a los 12 años para irse a Barcelona pese a sus miedos a alejarse de su familia y de sus amigos, escribió la historia más bonita del fútbol español. Él, que llegó justito al Mundial y que incluso se lesionó en el debut, le dio el brillo a una estrella que bordaron entre 23 futbolistas de leyenda.