Final Copa del Rey

La inenarrable Copa del excepcional Joaquín: lágrimas, capote y renovación

El capitán se convierte en el único jugador de la historia en ganar dos títulos con el equipo verdiblanco

Crónica de la Final de Copa: Honor a la gracia del Betis

Pasión, música y respeto al himno

Joaquín recoge la Copa en presencia del Rey Felipe EFE

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Hubo muchas lágrimas derramadas sobre el césped de La Cartuja tras el pitido final, donde se mezcló el llanto emocionado de los jugadores béticos con la tristeza inconsolable de los valencianistas. Y en el centro, el sollozo incontenible de Joaquín , líder y capitán del equipo campeón. El portuense, cerca ya de los 41 años, vivió un carrusel de emociones durante la final, primero desde el banquillo y luego ya sobre el campo. Tensionado, incapaz de mantenerse quieto mientras sus compañeros se desempeñaban sobre el terreno de juego, el centrocampista quería sentirse protagonista.

Se incorporó al partido ya en la segunda mitad, ovacionado por ambas aficiones (Joaquín jugó en el Valencia entre 2006 y 2011). Cogió el brazalete y la afición verdiblanca soñó con un giro apoteósico que convirtiera al veterano jugador en el héroe de la final. No fue así, aunque sí que colaboró marcando su penalti en la tanda decisiva.

Con el pitido final Joaquín se vino abajo. Lloró y lloró antes de tener que subir a por la Copa. «Me acuerdo de todo el trabajo, no solo de este año, sino de temporadas pasadas. El título es fruto de todo eso», decía en televisión con los ojos empapados. «Hemos ido poco a poco consiguiendo objetivos y mejorando las cosas. Los penaltis son una lotería, pero creo que nos lo merecíamos. Estamos muy felices de ganar en casa, en Sevilla y muy orgullosos de ofrecerles esta Copa a todos los aficionados. Las lágrimas son por la emoción acumulada. Vas interiorizando lo que supone jugar esta final y salen porque es lo que queríamos todos, ganar esta Copa».

Ya más tranquilo, recuperó la sonrisa y dedicó el triunfo a utilleros, masajistas, cocineros, camareros... Después se dirigió al palco, saludó al Rey con una sonrisa enorme y elevó la Copa al cielo. Joaquín se convertía en el único jugador en la historia del Betis (115 años). Con 24 años participó como titular en la Copa ganada en 2005 por el conjunto de Heliopólis y repitió este sábado 17 años después, superados los 40.

Ya era el Joaquín de siempre, incapaz de no incluir en cada una de sus acciones un gesto que provoque la hilaridad del personal. Así, se dirigió agachado y casi a cámara lenta al centro del campo, donde le esperaban sus compañeros.

Después, en la celebración, no faltaron sus pases con el capote jaleados con los «olés» de los aficionados. Y en la grada Curro Romero, señalándose al pecho y erigiéndose en profesor del chico.

«¿Y ahora qué», le preguntaron a Joaquín, del que se desconoce su futuro. «Voy a disfrutar del momento», dijo al principio, contenido porque su continuidad y su renovación no terminan de concretarse. Después, ya en medio de la euforia, cerró la incertidumbre de golpe en la Cadena Cope: «¿Qué voy a hacer? Seguir. »¿Me voy a ir ahora que empezamos a ganar?«. Entonces, ya sí, la fiesta del Betis ya fue completa.

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