Salvador Sostres

El independentismo pierde la Champions

Salvador Sostres

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El independentismo se ha quedado sin su altavoz en la Champions y sus lacitos amarillos volverán a ser tabarra estrictamente regional. El club que más ha silbado el himno de la competición de las competiciones, y el entrenador que de un modo más insistente ha desafiado sus normas de conducta, han sido expulsados de Europa.

Hace años que Pep por su lado y el Barça por el suyo son una promesa que se desvanece en los momentos decisivos, que es cuando aparece el Madrid y gana. Tal como el independentismo se pasó años de presumidas manifestaciones para acabar fracasando en el momento de demostrar que era mejor que lo que denunciaba, el Barcelona y Guardiola llevan años presumiendo de la calidad de su fútbol pero sin que tanta belleza al sol acabe de dar sus frutos. El antieuropeísmo de fondo del independentismo, en su tam-tam tribal, traducido en constantes desprecios a la Champions tanto del Fútbol Club Barcelona como de su extécnico, han acabado con el vacío europeo a la intentona separatista y con los lacitos amarillos expulsados de pura impotencia -¿o también fue culpa de España?- de la Liga de Campeones.

«Hace años que Pep por su lado y el Barça por el suyo son una promesa que se desvanece en los momentos decisivos»

Hay un paralelismo evidente entre fútbol y política, yo siempre lo he dicho, y ayer tuvo su reflejo en Roma y en Manchester. Guardiola tendría que reflexionar sobre si su ego no tendría que cederle algún espacio a su fútbol, porque tras tantos años de hablar mucho más de sí mismo que de cualquier asunto, ha tenido tiempo para constatar que las Champions no caben en ningún ombligo, ni siquiera el suyo, que es infinito.

Los socios del Barça en su conjunto tendrían que darse cuenta de que lo que últimamente les sucede, siempre por estas fechas, no es una cuestión de resultados, sino de actitud. La actitud que baja del palco al terreno de juego, como quien tira de la cadena. Cuando votas miseria, la miseria se expande. La mediocridad es de entrada mucho más cara que el talento, pero a la larga se acaba pagando mucho más cara. Rosell, Bartomeu, etcétera. Vuelven las grietas del nuñismo más perdedor, y más rancio.

El independentismo se quedó ayer sin Champions tal como en octubre se quedó sin Unión Europea. En sus delirios exculpatorios podrán presumir de fútbol de toque rápido o de juez regional alemán, pero han sido derrotados, expulsados de La Civilización, mandados de vuelta a su tiniebla aldeana. Si España nos roba, ellos ¿qué hacen?

El independentismo pierde la Champions

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