Serie A
Ibrahimovic lidera al «baby Milán»
El conjunto más joven de la Serie A tiene en el delantero sueco, el jugador de campo más veterano de la liga, a su principal estrella

Ante la majestuosidad del Duomo di Milano podría parecer que el tiempo se detiene, o al menos avanza más despacio; quizá por eso se ha hecho tan larga la espera por volver a ver al Milán compitiendo en honor a su historia. Han pasado diez años de su último «scudetto» y se puede decir que el conjunto «rossonero» está en condiciones de hacerse de nuevo con la Serie A . Sin embargo, poco o nada tiene que ver la situación actual con la de 2011, más allá de que en ambos equipos golea el mismo futbolista, un incombustible Zlatan Ibrahimovic que a sus 39 años y con diez goles es el máximo anotador de la liga. Y es que hace una década, el Milán, sin saberlo, pero intuyéndolo, daba los últimos coletazos antes de una travesía por el desierto que le ha llevado a no disputar la Champions desde la 2013/14. Una sequía del heptacampeón de Europa a la que, a juzgar por los resultados, se le podría poner el punto y final esta temporada.
De aquel Milán apenas queda el «rossonero» e Ibrahimovic -tras su paso por Francia y Estados Unidos-, pues por faltar, falta hasta Silvio Berlusconi, quien en 2017 vendió el club al conglomerado chino Rossoneri Sport Investment Lux. Un año más tarde, el grupo americano Elliott Management Corporation se hizo con el control después de que la anterior propiedad incumpliera los plazos del pago de la deuda y su proyecto fracasara. Cómo de grave tuvo que ser la situación que se vendió como un logro evitar el descenso administrativo: «Salvamos al club de la bancarrota, de descender a la Serie D. Estamos trabajando con pasión para volver a Europa», se dijo entonces.
Tras firmar a nueve entrenadores desde 2014, parece que al fin la dirección deportiva, encabezada por Paolo Maldini, ha dado con la tecla. El Milán, que desde la Champions de 2007 fue marchitándose hasta convertirse en el retiro oficial de viejas glorias, cuenta a día de hoy con la plantilla más joven de la Serie A, con una media de 25 años, y una de las más jóvenes de las grandes ligas. Una estadística que revaloriza su situación en la liga: sin derrota alguna y con solo dos empates, el Milán, que esta noche visita el campo de la Sampdoria, gobierna el calcio con autoridad y es, contra todo pronóstico, el favorito para romper la hegemonía de la Juventus , campeona por decreto desde aquel último «scudetto» del Milán en 2011.
Un veterano entre jóvenes
Se trata de un renacimiento, el del Milán, en el que jóvenes como Donnaruma, Theo, Kessié, Saelemaekers o Leão se han hecho imprescindibles en el esquema de Stefano Pioli , pero que paradójicamente tiene en Ibrahimovic , el jugador de campo más veterano de la Serie A, a su principal estrella . «Me considero como Benjamin Button, rejuvenezco cada día que pasa», dijo hace poco. De sus botas, por ejemplo, nació el doblete que consumó la primera victoria del «Derby della Madonnina» desde 2016. Para asombro de muchos, su regreso el pasado invierno supuso la guinda a un equipo que languidecía ante el asombro del resto de Europa: «La primera pregunta que me hicieron cuando regresé fue sobre todos los ex que habían vuelto y no se habían desempeñado según las expectativas, incapaces de repetir lo que hicieron en su primera experiencia en el Milán. ¿Cuál hubiera sido la diferencia en mi caso? Simplemente respondí: 'Nunca he perdido la pasión por lo que hago'», dijo el sueco, como si de una premonición se tratase.
Eso sí, su llegada no estuvo exenta de polémica. En medio de un proyecto rejuvenecedor, no parecía muy coherente apostar por alguien tan veterano. Pero conviene no apresurarse a juzgar cuando se habla de Ibrahimovic, pues el tiempo ha demostrado que ese tipo de argumentos no son válidos con él, competidor insaciable como es: «Para mí, fue un gran desafío volver para intentar cambiar la mentalidad, cambiar la situación y transmitir al equipo, a los jugadores, lo que era el Milán. El Milán que yo conozco, que todo el mundo conoce». Ibra, un líder dentro y fuera del campo que ha encajado como un guante en una plantilla donde le acompañan jóvenes como Theo , sin oportunidades en el Real Madrid, que ha encontrado su mejor versión en Italia.
Después de tantos años, el Milán al fin parece haberse reencontrado con su mejor versión, aquella que no se disfrutaba en San Siro desde tiempos de Seedorf y compañía. Una estrategia de renovación promulgada desde la propiedad que comienza a dar sus frutos: «Tenemos que construir un club sólido y coherente, con objetivos definidos y gestionado de forma clara y ordenada. Esto es condición imprescindible para tener éxito. No hay otra opción. Podemos comprar estrellas, pero sin una estructura deportiva no llegaremos muy lejos», declaró en 2018 Paolo Scaroni, presidente de la entidad desde aquel año. Un camino no carente de espinas en el que, poco a poco, este Milán comienza a asomar la cabeza, sorteando la muerte a la que parecía condenado el gigante «rossonero».