Fútbol

Hertha y Union, el derbi de los dos Berlines

Pese a que no lucen grandes vitrinas y solo se han enfrentado en dos ocasiones en Bundesliga, ambos equipos mantienen una intensa rivalidad y este viernes vuelven a enfrentarse

El delantero del Hertha Ibisevic, durante una jugada del derbi berlinés del año pasado AFP

Pablo Lodeiro

Berlín aún respira dualidad. Sus calles y monumentos tradicionales, como la Iglesia de San Nicolás, y sus pubs típicamente germanos se compaginan a la perfección con el «barrio turco», lleno de exóticos locales donde es fácil ganarse el favor del camarero para fumar en el interior. Checkpoint Charlie, vigilado en la actualidad por maniquís con uniformes y rodeado de restaurantes vietnamitas, sirve de línea divisoria, ya que a un lado aún emergen los grandes bloques de edificios de estilo soviético, mientras que en el otro se aglomeran las casas de dos pisos, más coquetas y occidentales. Anómala en prácticamente todos sus estratos, la ciudad lo es también en lo futbolístico, porque es la única capital de las grandes cinco ligas europeas que no cuenta con un equipo de élite , en un panorama dominado por el temible Bayern de Múnich y por los fogonazos del Dortmund y el Gladbach. Sin embargo, es el hogar de Hertha y del Union, dos conjuntos que pese a que solo han coincidido tres veces en Bundesliga y no cuentan con grandes victorias o trofeos en su historia, mantienen una activa rivalidad. Esta noche vuelven a enfrentarse ( 20.30, MovistarLiga de Campeones )

En la semana previa al partido, la capital alemana se despertó con 60.000 banderas azules y blancas esparcidas por sus distritos occidentales, zonas donde predominan los aficionados del Hertha , algo que las autoridades vieron como innecesario por la situación sanitaria actual. Si bien el equipo ha sido un asiduo de la Bundesliga y fue campeón nacional en dos ocasiones, antes de la Segunda Guerra Mundial eso sí (en 1930 y 1931), en la temporada actual las tornas han cambiado. En la clasificación, el Unión Berlín, hasta hace poco un ente ajeno a la máxima competición nacional, marcha en la sexta posición, en puestos de Europa League, mientras que su rival se encuentra solo tres puntos por encima del descenso.

«Tradicionalmente es un poco como la antigua rivalidad de Atlético y Real Madrid. El Union es más un equipo representativo de la clase obrera y el Hertha está más asociado al centro, a la gente con más nivel adquisitivo», explican Janis y Simon, dos jóvenes de Nordhorn, una localidad del noroeste de Alemania, que se reúnen cada fin de semana para ver prácticamente todos los partidos de la Bundesliga. Cuentan además que la llegada el año pasado del multimillonario Lars Windhorst al Hertha para darle impulso económico al equipo ha generado cierta desconfianza del aficionado medio hacia la institución. El Union, por su parte, fundado de manera oficial en 1966 en el distrito de Köpenick, se nutrió durante la época de grupos de punks, skinheads o estudiantes, lo que le dio un aura más social.

Pero lo cierto es que esta rivalidad es más un producto de los tiempos modernos, porque ambos equipos, durante la época de los dos Berlines , la del muro que separó este de oeste hasta 1989, tejieron una buena relación, principalmente debido a que no eran competidores directos. Y es que el Unión es el primer equipo de Berlín oriental que llega a la Bundesliga . Antes de eso, el Hertha, fundado en 1892, se había enfrentado a otros equipos de la capital como el Tasmania 1900, el Blau-Weiss o el Tennis Borussia, todos del lado «aliado». El primer partido entre ambos en la cúspide del fútbol alemán tuvo lugar el 2 de noviembre del año pasado, en casa del Unión, decidido en el minuto 89 gracias al gol de penalti trasformando por Sebastian Polter. La vuelta en el Olímpico de Berlín, donde Jessie Owens consiguió el oro en 1936, se jugó sin público, ya con la pandemia campando por el mundo y con un 4 a 0 para el Hertha. El escenario acoge hoy el mismo partido y con el mismo paisaje desolador, el de la pandemia, el del fútbol fantasmagórico. Unos primeros pasos oficiosos difíciles para una rivalidad que lleva latente desde hace décadas, cuando el mundo se medía por bloques.

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