Fútbol
Guardiola se desquicia
El Manchester City, octavo en la Premier League, sufre el peor inicio desde la llegada del catalán, quien tuvo un altercado con el cuarto árbitro en el último partido liguero

Justo en la misma semana que se cumplen 30 años de su debut con el Barcelona, Pep Guardiola no brilla con la misma intensidad que antaño, porque su Mánchester City marcha octavo en la Premier League, con récords de posesión, precisión de pases y disparos a puerta, pero suspenso en goles a favor, único valor tangible del fútbol, con solo 18, el que menos de la zona alta. Se le vio muy nervioso al técnico el pasado martes en el empate de su equipo como local (1-1) frente al West Bromwich Albion, conjunto que ocupa la penúltima plaza de la clasificación, tanto que incluso agarró la tablilla del cuarto árbitro porque los cinco minutos de tiempo añadido no eran de su gusto. El acto, además de conllevar una posible sanción, evidencia que hay demasiados borrones en la pizarra del español.
Guardiola se ha caracterizado en su carrera por un evidente dominio nacional. Con el Barcelona ganó tres Ligas en cuatro temporadas, con el Bayern de Múnich tres en tres y con el Manchester City, su último arrendatario, dos en las primeras cuatro campañas, pese a que en su primer año en las islas se quedó a 15 puntos del Chelsea de Mourinho, campeón en aquel episodio de la ya histórica rivalidad. «Ferguson tardó once años en ganar una Premier», se defendió Guardiola en aquella ocasión. Curiosamente son ,con el Liverpool, su némesis portuguesa y el Tottenham los que lideran la Premier esta temporada, con los maratonianos Son y Kane en el área rival y con el candado en la propia, porque los del norte de Londres son el equipo que menos goles concede hasta hoy. También es cierto que solo unos puntos separan a Guardiola de Mourinho, y pese a que desde hace semanas el Mánchester City vive su peor inicio en el torneo liguero desde la llegada del catalán, este es un campeonato más ajustado y diversificado de lo habitual, todo comprimido por el infernal calendario.
Pero la gran espina del entrenador se llama Champions League, trofeo que no conquista desde que se marchó de la Ciudad Condal y que se ha convertido en una quimera para él, arrollado en los últimos años por clubes de la solera del Real Madrid o por agrupaciones más asequibles como el Olympique de Lyon, que le endosó al Mánchester City un 1-3 en la fase final de Lisboa del pasado verano. En la actual temporada el City ha completado una gran fase de grupos , con cinco victorias y un empate en los seis partidos disputados. Su primera plaza les ha asegurado una hipotéticamente asequible eliminatoria en los octavos de final contra el Borussia Monchengladbach.
Hasta 2023
Con el club de Mánchester renovó Guardiola el pasado noviembre hasta 2023, que, de llegar a esa fecha en el cargo, significaría su máxima estancia en un club en toda su trayectoria en los banquillos. El club anglosajón siempre ha satisfecho los deseos mercantiles del entrenador, gastándose algo más de 777 millones de euros en fichajes desde su llegada en 2016, muchos de ellos en defensas. Curiosamente contra el West Bromwich jugaron sus dos últimas adquisiciones, los centrales Nathan Aké y Rúben Dias , este último goleador en propia tras desviar el disparo de Gallagher que puso el empate definitivo en el marcador. Los dos zagueros, junto a Ferran Torres , inspirado en los primeros meses de temporada, cerraron la nómina de incorporaciones para el curso, que pese a la pandemia y la inflación del mercado superó los 100 millones de coste.
Con el «Kun» Agüero, máximo goleador de la historia del City, lesionado en los primeros meses y enfrascado en sus nuevas tareas de «streamer», al equipo lo sujeta la mejor diestra de Inglaterra, la de Kevin de Bruyne, autor de seis asistencias, y los delanteros Raheem Sterling y Riyad Mahrez, con siete tantos entre ambos. Pero algo se ha deteriorado, porque la fluidez del equipo de Guardiola es semejante a la de los tiempos recientes, dominantes con el balón, pero su producto, los resultados, ya no reflejan esa superioridad. 26 tiros necesitaron para hacer un solo gol en el último partido. «Hemos fallado», reconoció el catalán al final de este.
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