Fútbol
Gilberto I, el Molowny de la banda izquierda
Adiós al hombre que puso la velocidad y el gol al excelso fútbol de Germán en el gran Las Palmas histórico
Deprisa, siempre deprisa. Gilberto Rodríguez rompía el tópico, erróneo y primitivo, del canario tranquilo. Saltaba al césped y era un torbellino de rapidez, desmarques, centros y un potente disparo, virtud que le permitió anotar 73 goles desde su posición de extremo. Era el exterior izquierda de la mejor Unión Deportiva Las Palmas de la historia, aquel equipo plagado de calidad técnica que obtuvo un subcampeonato de Liga, un tercer puesto y compitió en Europa, dirigido por dos referentes eternos de la clase canaria, Germán y Guedes. «Gilberto I» era, es y será el tercer exponente de aquella época gloriosa.
Vio morir a Guedés en plena época gloriosa; Tonono falleció años después; junto a ellos y a Germán, a José Luis, a Castellanos, a Martín II, a Oregui, a Betancort, a Justo Gilberto, a Soto y a otros históricos protagonizó el mejor fútbol de la historia de la Unión Deportiva Las Palmas
Fue, en realidad, el verdadero Luis Molowny de la banda izquierda del fútbol canario. «El Mangas» , triunfador como jugador en el Real Madrid, dirigió precisamente a aquella Unión Deportiva victoriosa durante varias temporadas .
Gilberto nació en Tenerife, no fue profeta en su tierra, como suele ocurrir. Le valoraron mejor desde la distancia. Se convirtió en una estrella de Las Palmas. Comenzó a destacar en el fútbol en la Isla Baja tinerfeña, en el Juventud Silense juvenil, con el se proclamó campeón de la Copa Federación en 1960. La Unión Deportiva se lo llevó a Las Palmas dos años después, cuando tenía 21, para disfrutar de once temporadas para la eternidad.
No fue solo un extremo izquierda brillante. Era tal su rapidez, su centro preciso y su remate que jugó también por la derecha y como interior. Daba juego a todos los delanteros.
Fue el mejor ejecutor de la dirección maestra de Germán. El jefe le buscaba y le daba pases para que rompiera con sus incursiones. Guedes, al que vio morir de cáncer en plena etapa gloriosa , también le surtía de pases al hueco desde el interior izquierda o desde el centro de la media.
Menudo equipo aquel Las Palmas. Inolvidable. Tonono y Martín II mandaban en la defensa. Castellanos mantenía el orden desde el centro del campo. Y Gilberto era quien ponía revoluciones a ese motor tan fino que pisaban las dos «G», Germán y Guedes.
Lució en el conjunto amarillo desde 1962 a 1963. Vivió el ascenso a la división de honor y celebró el asalto del cuadro canario a las primeras posiciones de la Liga. Aspiró al título de Liga en 1968, tercer clasificado, y en 1969, subcampeón. Cuando quedó tercero acabó a cuatro puntos del Real Madrid, apreturas que delatan la igualdad y la emoción vivida hasta el final. En 1969 vencieron al Barcelona en el Camp Nou, por 1-2, victoria que todos los seguidores rememoran. En 1971 llegó su primer triunfo en el Bernabéu, con Betancort ya en la portería amarilla.
El fútbol canario no ha vuelto a tener un extremo zurdo como Gilberto. Tampoco otro Molowny para romper por la derecha con sus regates artísticos. Son los dos espejos de las islas para jugar por las bandas. Simpático, puro nervio, Gilberto ya pelea el balón a Molowny allí arriba.
TOMÁS GONZÁLEZ-MARTÍN
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