Inversión extranjera en la Liga
Un fútbol cada vez menos español
La entrada en los clubes de capital foráneo, especialmente asiático, se generaliza en todas las divisiones
Nada más aterrizar en el aeropuerto de El Prat, realizaba una atrevida declaración que sonó a bravuconada. «Me gustaría convertir al Sabadell en un club tan grande como el Barcelona o el Real Madrid», anunció Keisuke Sakamoto a los periodistas. El empresario japonés emprendía en 2013 una ilusionante aventura, pero apenas tres años después vendía su paquete mayoritario de acciones. El equipo de la Nova Creu Alta quedó en una difícil situación económica que estuvo cerca de impedir incluso su participación en el campeonato de Segunda división B . Pese a que ese exótico proyecto acababa en decepción, el fútbol español sigue aumentando cada temporada su atractivo para los inversores extranjeros, especialmente los chinos. El Granada se ha convertido en la última entidad de Primera división en pasar a estar controlada por hombres de negocios del emergente país asiático, aunque las negociaciones para adquirir nuevos clubes se suceden. El Celta de Vigo está ahora en el punto de mira. También la Balompédica Linense , el decano en el Campo de Gibraltar, pues no es condición indispensable para comprar que los clubes militen en la élite.
[Jumilla-Lorca, un partido que verán 300 millones de chinos]
El fútbol español despierta un enorme interés en China , y las negociaciones para adquirir o entrar accionarialmente en clubes de la Liga se suceden en los dos últimos años. El motivo hay que buscarlo más allá de una simple oportunidad de negocio por parte de las grandes fortunas del país asiático. Uno de los mayores deseos del presidente Xi Jinping, fanático del fútbol que presume de tener una de las mejores colecciones de camisetas de clubes de todo el mundo, es convertir a China en una superpotencia de este deporte. En su mente está organizar y ganar un Mundial. Ávidos por satisfacer a su líder, los empresarios se han embarcado en un ola de compras de equipos en el extranjero. Inglaterra y España son las prioridades, pero la fiebre se extiende por Francia, Holanda y ligas menores como la de la República Checa. El objetivo es poder trasladar a su país la experiencia adquirida en la conducción de esas entidades. Empresarios que, en algunas ocasiones, intentan utilizar el fútbol para abrir caminos y entablar relaciones que les permitan acometer negocios al margen del balón.
Celta y balompédica Linense, objetivos
En el caso español, el tamaño y las aspiraciones del club no suponen un condicionante a la hora de entrar en un equipo. El magnate Wang Jianlin, presidente el grupo Wanda y uno de los hombres más ricos del país asiático, apostaba a lo grande y se decidía por un conjunto de Champions League. En enero de 2015 compraba el 20 por ciento de las acciones del Atlético de Madrid y pasaba a la historia como el primer empresario chino en formar parte del consejo de administración de un club de la Liga. El último en llegar, Jiang Lizhang , manda en un Granada donde la exigencia se supone más modesta, la permanencia. Una compra que, sin embargo, no sació su ansia de fútbol. Unos meses después pasaba a convertirse también en dueño del Chongqing Lifan, conjunto de la SuperLiga china.
El Español es el tercer club de la Liga en el que las grandes decisiones se toman desde China. La entrada de magnates asiáticos en nuestro fútbol, sin embargo, tiene su origen en Singapur. Allí nació y amasó su fortuna Peter Lim , que en 2014 y de la mano de Jorge Mendes, el poderoso agente de futbolistas, se convirtió en máximo accionista del Valencia . Unos meses después desembarcaba Wang Jianlin para dar comienzo al proceso de «colonización china» que parece sufrir este deporte en España. Clubes de Segunda división B tan modestos como el Lorca ( Xu Genbao ) o el Jumilla ( Lian Xiang y Hui Tang ) están ya dirigidos por ciudadanos chinos. El próximo conjunto de la categoría que podría cambiar de bandera es la Balompédica Linense, cuyo presidente, Alfredo Gallardo , mantiene contactos con un grupo inversor. En Primera, el presidente del Celta, Carlos Mourinho , también está en negociaciones.
Pero no solo chinos. Las nacionalidades de los propietarios de los clubes españoles son variopintas, control extranjero que cuenta con presencia en las tres grandes divisiones. Hay europeos como el belga Duchatelet (Alcorcón) , el alemán Volckmann (Atlético Baleares) o el ruso Grinberg (Marbella) . Qatar tiene su bandera en el Málaga, donde manda el jeque Al Thani, y quiere echar raíces en la Cultural Leonesa a través de la Empire Academy, un proyecto formativo para jóvenes jugadores respaldado por el Gobierno de ese país.
El norteamericano Robert Sarver tiene la última palabra en el Mallorca y el mexicano Carlos Slim es venerado en Oviedo, club del que se convertía en máximo accionista en 2012 y al que el pasado curso ascendió a Segunda.
Presencia extranjera cada vez más abundante porque en la legislación deportiva española, al igual que en Inglaterra, Francia o Italia, no existe ninguna limitación. No sucede así en la liga alemana, la gran excepción en el continente. La Bundesliga cuenta con una barrera legal que impide que las grandes empresas y los inversores se hagan dueños de los clubes de fútbol. En ese país rige desde 1999 la que se conoce como Ley 50+1 , que obliga a que el 51% de cualquier club deportivo debe pertenecer a los propios abonados y aficionados del equipo, para evitar que salgan adelante situaciones como las que, desde hace varios años, se dan en el resto de Europa. Solo hay dos excepciones, la del Bayer Leverkusen (que pertenece a la farmacéutica Bayer) y el del Wolfsburgo (propiedad del grupo Volkswagen), porque este reglamento comenzó a funcionar cuando ambas compañías eran ya propietarias de esos clubes.
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