Español-Barcelona
El Español gana un punto al Barça que sabe a victoria
Messi y Luis Suárez se estrellaron con el palo en un partido muy disputado con opciones para ambos equipos
Crónica
El Español fue en su momento el equipo de los ricos de Barcelona. En Sarrià se vieron los mejores loden y se fumaron los habanos más excelentes. En el Español nunca importaron los resultados, sino el orgullo de lo minoritario y la clase social. El Barcelona era un equipo de barriada , lugar común de todos los tópicos, el catalanismo entre ellos. Insólito monumento al agravio y a la falsa superioridad moral que tantas veces se atribuye el perdedor. Luego las cosas cambiaron: la derecha soy yo y vivo sobre las ruinas del antiguo estadio, y el Español ha acabado pobre y exiliado a Cornellá, con lo que hasta el concepto de "derbi" habría que ponerlo en entredicho. En el Barcelona, desde Cruyff, dejamos de quejarnos , empezamos a ganar, interpretamos el fútbol del modo más sublime y los ricos son nuestros, así como el cashemir que ha sustituido a los loden. Los puros, ni se sabe, desde que absurda y demagógicamente está prohibido fumar en el Camp Nou. Cualquier día nos prohíben los frankfurts, esas vegetarianas hiperventiladas.
En el palco, Josep Sánchez Llibre , uno de los personajes más simpáticos de la política catalana y hermano del expresidente del club, Daniel.
El Español empezó atacando sin precisión pero con intensidad. Caicedo, que corre más de lo que piensa, desaprovechó una salida interesante en el minuto 7.
La primera Navidad de Aznar en la Moncloa la pasé en Baqueira, enviado por La Vanguardia. José Antich -que luego llegó a director- era el jefe de Política, y me encargó que cubriera la información del nuevo presidente. Sánchez Llibre, que tenía entonces una privilegiada relación con Antich, se "encargó de mí" desde que llegué al hotel Montarto.
El partido continuaba más intenso que interesante. Destellos de luminosidad de Iniesta, con dríblings tan sensacionales como estériles. Alba y Neymar tuvieron el gol en sendas ocasiones . El Español ponía la voluntad y el Barça la poca calidad que tenía el encuentro. El árbitro, González González, que venía de perjudicar a la Real Sociedad en el Bernabéu, se mostraba permisivo, como todos los mediocres, con la violencia gratuita, en este caso la del Español. Piqué en el 25 salvó un balón que entraba.
Sánchez Llibre, que aquella Navidad consiguió que escribiera más de Unió que de Aznar, me invitó una mañana a esquiar con él y con Juan Costa, secretario de Estado de Hacienda. He de decir que Juan Costa es un tipo formidable, y en un telesilla que compartimos, me preguntó si sabía de qué marca eran las botas que llevaba puestas nuestro común amigo.
Al Barcelona le costaba encontrarse y González González continuaba con su siniestro recital . Messi en el 35 chutó a la cruz una falta muy centrada.
Le comenté a Sánchez el interés del señor secretario, y me dijo que tras el almuerzo nos llevaría al maestro artesano de Vielha que las había fabricado.
El partido llegó a la media parte tan bronco y vulgar como había empezado.
Costa encargó sus botas a medida y cuando iba a pagarlas, el maestro le preguntó si quería el precio con o sin factura. Al decirle que con factura, y entregarle su tarjeta de Secretario de Estado, el maestro artesano, en un intento desesperado por disculparse, lanzó una frase memorable: "Le juro, señor Costa, que yo esto sólo lo hago para los muy amigos del señor Sánchez".
Suárez, funambulista en la linea de fondo, casi marca en el 3 y Neymar falló el remate a bocajarro . El Español parecía agotado. Messi tuvo el gol en el 5, pero remató sin finura. Suárez, pletórico, lo regateó todo en el 9 para acabar estrellando la pelota al palo. En el 30, bella aunque también infructuosa chilena de Neymar.
Durante la cena, Sánchez le dijo a Costa que ni se le ocurriera investigar al de las botas. Costa le dijo que no se preocupara, pero de todos modos Sánchez le prometió una cesta de las conservas Dani, las que conercializa su hermano, en un entrañable intento de conciliación que ni siquiera puede considerarse un soborno; entre otras cosas porque son mucho más denunciables las llamadas conservas Dani que cualquier IVA defraudado.
El Español obtuvo un meritorio empate contra el Barça, tal como Sánchez consiguió que yo escribiera de Unió más que de Aznar, salvó al pobre maestro artesano de una inspección, y se hizo con el favor de un Secretario de Estado agradecido. Son pequeños logros que quizá uno a uno parecen insignificantes pero que todos juntos suman mucho, como el empate perico. Un solo punto que en Cornellá supo a mucho más que una victoria contra cualquier otro equipo.
Previa
En el Barcelona andan encantados con Luis Suárez , un delantero descomunal que es el máximo realizador de la Liga BBVA (15 tantos, solo uno de penalti) y que despidió 2015 con tantos goles como Leo Messi (48). Es, a todos los efectos, el «9» más en forma del momento y justifica con creces la millonada que se pagó en su día por él (81), un jugador que anima al tridente y que hoy fija su mirada en Pau, joven portero de un Español al que se le presenta una dura jornada de trabajo en el primer encuentro de 2016. Para empezar el año, un derbi catalán muy desigual, pero que siempre tiene algo de picante cuando se disputa en escenario blanquiazul. Es el primer capítulo de la trilogía, pues ambos conjuntos se miden también en octavos de final de la Copa del Rey .
Del uruguayo, atormentado en sus primeros meses como azulgrana porque pesaba sobre él un severo castigo después del mordisco mundialístico a Chiellini, solo hay buenas palabras, muy querido en el vestuario y básico para que se respire aire puro y Messi esté feliz . A fin de cuentas, el argentino es quien marca el estado del Barcelona y ha encontrado en Luis Suárez, como con Neymar, a un magnífico compañero que también es amigo. Nunca un «9» había congeniado tan bien con Messi y eso que han pasado unos cuantos por el Camp Nou, en su mayoría derrotados por el poder del canterano. Suárez, que llegó con la lección muy bien aprendida, repite cada tarde la misma cantinela. «Nos lo pasamos muy bien los tres. Somos jugadores que nos entendemos y que solo pensamos por el bien del equipo. Dejamos de lado nuestras actitudes personales y solo pensamos en el equipo. Además también sabemos que Leo es el mejor y lo que tenemos que hacer no es competir contra él, sino ayudarlo y ayudar también al equipo». Una reflexión de manual.
El caso es que Suárez completó un 2015 fantástico asumiendo un rol decisivo en los partidos de pata negra . Marcó en tres de las cuatro finales que ganó el Barcelona (Champions, Supercopa de Europa y Mundial de Clubes) y ha mejorado las brutales cifras que registró en el Ajax (43 tantos en 2009) y en el Liverpool (43 en 2013). Además, ha repartido 22 asistencias, un delantero solidario que tiene a Luis Enrique enamorado. «Lo que nos da Luis es impagable e innegociable. Y si además marca, ‘chapeau’. Pero aunque no marque es insustituible», afirma el asturiano, que lo definió hace unos días con una sencillez aplastante. «Un asesino del área, un ‘killer’, un delantero capaz de acabar una jugada que parece que no tiene fin . Es el primero en presionar y en ayudar y el que más motiva a los demás a hacer lo mismo».
En estos tiempos de estadísticas y comparaciones recurrentes, el debate está en la calle. ¿Es este el mejor tridente de la historia? Messi, camino de su quinto Balón de Oro, da lustre a una delantera que tiene garantizado el futuro con el talento de Neymar. Y, ahora, hay un delantero que lo marca casi todo. Le costó activar el contador, se especuló con su sobrepeso y un puñado de cámaras lo siguen para ver si hay alguna conducta inapropiada que lo devuelva al pasado más turbio. De momento, y salvo alguna mancha, Luis Suárez es noticia solo por el gol. Su trabajo.
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