España-Rumanía
Los Moreno: trabajo bien hecho
Gerard Moreno ha sido uno de los aciertos del seleccionador, que ha cumplido los objetivos definiendo más a España
Como sucedió en los dos partidos anteriores, Gerard Moreno sorprendió por su lucidez y personificó el acierto del planteamiento español. Ha sido uno de los logros de Robert Moreno , del que se puede decir que ha cumplido los objetivos. Hay algo reconocible en su trabajo. Este lector de Nassim Taleb puso la «piel en el juego» y los resultados se han visto: clasificación y cabeza de serie, numerosos goles, ninguna derrota, atención a los jóvenes, algún instante de buen juego y, sobre todo, una progresiva definición del equipo, de los puestos y de los roles. Su España está más hecha de lo que estaba.
Rumanía no era rival, una mezcla extraña de desmotivación y juventud (la proverbial anarquía del genio Hagi), pero el partido de España permitió sacar conclusiones. Es reconocible ya el centro del campo de tres más uno: el «trivote» hecho con Busquets, Fabián y Saúl, más Cazorla yendo de fuera hacia dentro desde la izquierda. Si algo se le puede pedir a España, si algo le queda, es la alternativa de un extremo. Ni Cazorla, ni Gerard lo eran; Cazorla viaja hacia el centro del juego, y Gerard, por la derecha, hace de Rodrigo en una posición ya acuñada de falso nueve con juego en la banda, apunte entre líneas y llegada. Ahí Gerard Moreno ha brillado hasta poder reclamar el puesto. Todo lo hace con intención y se percibe una gran sintonía personal y futbolística con el míster.
De modo que España se le ha ido dibujando a Robert Moreno. En los laterales, importantísimos en su juego, hay opulencia, dos por puesto; en la defensa, la cosa está entre Albiol e Íñigo Martínez, que mejora mucho la salida zurda del balón.
Se ven también las alternativas: De Gea está «vivo», rehabilitado para entrar por Kepa; Rodri ha ido haciéndose al sitio de Busquets y Ceballos y Oyarzabal se complementan con Cazorla en una especie de péndulo generacional.
Se define España, se definen las titularidades y los roles y hasta en el estilo de juego, pese a los altibajos, puede apreciarse una cierta evolución. Se ha percibido un intento de mezclar el fútbol, un estilo más normalizado que manteniendo la impronta busca más naturalmente la ruptura, el desmarque, el juego más rápido y directo. Ahí Gerard Moreno ha ayudado con sus movimientos. Ha sido, volviendo al principio, una buena decisión de Robert Moreno, un entrenador estudioso de los «cisnes negros» estadísticos al que le ocurrió lo improbable y supo salir airoso llenándolo de datos, trabajo y conocimiento. El entrenador que es se ha podido ver.