España-Italia
Saúl: «Los jugadores que piensan son los mejores»
Antes del decisivo del duelo contra Italia de este sábado, el centrocampista del Atlético expone su pasión por el fútbol y su total dedicación al deporte que ama

Un llamativo reloj, brillante, muy grande, esconde en la muñeca izquierda de Saúl Ñíguez (Elche, 21 de noviembre de 1994) una frase que ha convertido en su lema vital: «La fuerza no proviene de la capacidad corporal, sino de la voluntad del alma». Besa ese tatuaje cada vez que marca un gol y tiene su origen en aquella desagradable noche de 2015 en Leverkusen, cuando sufrió durante un partido un fuerte traumatismo renal con hematoma que le obligó, tras vomitar hasta siete veces en el vestuario, a quedarse varios días en un hospital alemán. Superó ese mal rato y ha ido sorteando etapas con celeridad, aparentemente maduro pese a tener solo 22 años. Titularísimo con Simeone en el Atlético, busca en la selección absoluta el protagonismo que tuvo en la sub 21 , con quien alcanzó la final en el Europeo del pasado verano y en donde se proclamó máximo goleador. Tres tantos se los hizo precisamente a Italia, enemigo mañana de España en el Bernabéu (20.45 horas, La1) en una cita decisiva. «Si no ganamos, el Mundial de Rusia estará muy complicado», sentencia con razón. No hay partido más importante que este.
No aparece en las tertulias de estos días, ni siquiera se cuenta con él cuando se recitan las posibles alineaciones, pero Saúl es de los que se quiere. Lopetegui le ha llamado desde su primera convocatoria al frente de la nave y el centrocampista rojiblanco es inconformista por naturaleza, empeñado en ser lo que es en el Atlético. «Llevo muy pocas concentraciones. Lo que tengo claro es que no vengo a disfrutar solo de la experiencia, quiero aprovechar la oportunidad . Soy muy competitivo y vengo a ganarme el puesto, vengo a ponérselo difícil a Julen. Quiero que el equipo sea mejor y pelearé por competir. Como con la Eurocopa. Me quedé fuera (estuvo en la prelista de Del Bosque), pero hice todo lo que estaba en mi mano, y por eso me quedé contento», cuenta en la entrevista a ABC .
Habla bien, mira a los ojos, reflexiona y no se escucha ni un «si, bueno, ¿no?» tan de manual futbolero. La pelota es su vida, el pilar de la familia Ñíguez, y Saúl tiene dos hermanos que también se dedican al fútbol: Aarón, el mayor (28 años), está en el Oviedo, y Jony, el mediano (25), prueba ahora en el Mallorca. Creció pensando en el gol y no deja de hacerlo jamás, pese al estrés que genera el deporte de alto rendimiento.
« A mí el fútbol no me satura, hago lo que me gusta, tengo pasión . En mis vacaciones me piden que descanse, que no mire fútbol, pero no puedo, es que no puedo. Yo lo hago por divertirme. En verano juego al fútbol y juego al fútbol, ya está. Es la manera de divertirme, de estar con mis amigos. Aunque sean más torpes jugando, por así decirlo, me divierto con ellos y ellos conmigo. Es lo que me hace feliz», explica con sencillez. Es, pues, de los que se lleva el trabajo a casa, pensando incluso en el día de mañana pese a ser un recién llegado al mundo laboral. «No descarto ser entrenador en el futuro, no. Me estoy sacando el nivel tres, a ver si puedo hacer las prácticas y compaginarlo. También quiero sacarme el curso de director deportivo. A los futbolistas en ese aspecto nos dan facilidades. Trato de aprender de todo eso también pensando en mi futuro. El día de mañana no quiero estar parado ni vivir de lo que hice antes. Si se puede vivir del fútbol, muy bien, pero tengo también otras ideas pensadas para trabajar, no me gustará estar parado».
«No puedo parar»
Saúl, que admite que se siente mejor jugando de «8» («como mediocentro con libertad para llegar desde atrás, pero sé que tengo que defender»), prosigue con la explicación. ¿Qué hace al llegar a casa? «Pienso en todo, no solo en jugar y vivir. Mi horario de trabajo es de dos o tres horas al día. ¿Qué hago? ¿Me paro? No puedo parar. Pienso en los partidos; pruebo sistemas en una aplicación; en mi equipo, en donde tengo más confianza, piensas unas cosas y se las comentas al míster... Fuera del fútbol también quiero crecer como persona, no tiene que ver con la edad. Cuando tenga 35 años querré seguir creciendo a todos los niveles».
Traslada este sentimiento al campo, un torbellino que va de arriba a abajo, pero usando la cabeza. « En el campo se piensa, sí. Y los jugadores que piensan son los mejores . Tengo el ejemplo de Tiago, en el Atlético de Madrid. Sé que va a ser un grandísimo entrenador porque lo que él ve dentro del campo es muy difícil. Si desde dentro lo ve, que es muy difícil, desde fuera lo verá mejor, será espectacular. A mí me dice: “Saúl, ataca por ahí, que por ahí llegará el gol”. Y llega el gol». Recordando a los becarios de toda la vida, a esos que admiraban a los veteranos con más horas de vuelo y que cada vez escasean más, Saúl ha preferido picotear de ambas partes para seguir con su progresión. «Yo intento mezclarme con gente joven, porque te llevas muy bien por una cuestión de edad, pero también con gente veterana para aprender de esas cosas que son vitales. Cuando antes aprenda esas cosas, mejor jugador seré. Intento crecer y esta es la mejor manera».
De quien aprende diariamente es de Simeone , gurú del Atlético de Madrid que mueve montañas. « No es como una droga, pero él te convence. De la manera en la que lo vive o lo siento, te convence. Te hace sentir que esa es la mejor manera para ganar, te contagia esa manera de ganar». Y Saúl, así se define, es un ganador, empeñado en pelear hasta el final, consciente siempre de ese mensaje que se lee en la muñeca izquierda y que esconde ese llamativo reloj. «Los jugadores que piensan son los mejores», dice. ¿Y usted piensa?: «Soy de los que intenta pensar, intento crecer y aprender para ser mejor y jugar más rápido». Desde luego, va camino de ello.
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