Arbitraje

El VAR dispara los penaltis señalados por manos

A estas alturas del curso se han señalizado ya más penas máximas por esta infracción que en toda la temporada pasada

Oyarzabal, jugador de la Real, protesta a Martínez Munuera por el penalti señalado el sábado en el Camp Nou EFE

J. A. Moreno

Lejos de acabar con la polémica en el fútbol, la revolución que ha supuesto la introducción de ayuda tecnológica para los árbitros no consigue, ni mucho menos, aplacar las quejas de jugadores y entrenadores. Menos aún de los aficionados, la parte históricamente más visceral de este deporte. El VAR ha hecho este juego más justo en situaciones, por ejemplo, de fuera de juego, pero, curiosamente, en España ha avivado las protestas de profesionales e hinchas debido a que se han disparado los penaltis por manos tras la revisión de imágenes. La diferencia de criterio a la hora de señalar los once metros se ha convertido ya en lamento permanente. Las penas máximas de este fin de semana en el Metropolitano y en el Camp Nou han terminado de aumentar la confusión en la que parece haberse instalado el fútbol española. De las grandes europeas es la que más penas máximas acumula por la intervención del VAR.

La sensación de que no existe un criterio claro en la toma de decisiones se extiende pese a las repetidas explicaciones de los responsables del Comité Técnico de Árbitros. Esta temporada se han señalado ya más de una treintena de penaltis por manos, la mitad de ellos con ayuda del VAR. También se han reclamado muchas otras acciones que no acabaron con el balón en los once metros. «Ni el Comité de Árbitros sabe cuándo tienen que pitar las manos. Es extraño. Ni los jugadores lo sabemos. Solo podemos acatar las decisiones de los árbitros y el VAR y ya está», dijo hace unas jornadas el madridista Dani Carvajal tras la derrota de su equipo contra el Levante (1-0). Los blancos reclamaron con insistencia dos manos en el área rival que Hernández Hernández no señaló.

Revisión a pie de campo

El árbitro canario tampoco vio este sábado una mano de Diego Carlos en el área del Sevilla, pero terminó pitando penalti a favor del Atlético tras revisar las imágenes en el monitor sobre el césped. Una decisión muy protestada por los andaluces a la finalización del duelo. «Es difícil para los defensores porque no podemos jugar sin brazos», se quejó el zaguero francés Koundé . «Creo que el VAR debe intervenir cuando realmente es blanco o negro. Si estás tres minutos pensando en si vas a ir o no a ver el VAR, es que no es una acción tan clara», añadió Julen Lopetegui , el técnico de los sevillistas.

El Comité de Árbitros volvió a rechazar el pasado mes que exista esa diferencia de criterio al arbitrar las acciones en las que se aprecian manos de los jugadores, pero admitió que sí la hay en el concepto de si éstas son naturales o antinaturales, «porque no hay una regla fija» al respecto. Los cambios reglamentarios introducidos por la FIFA en los últimos años han contribuido a aumentar una confusión que la utilización del VAR no logra disipar. «Las reglas del juego dicen que hay penalti si la mano está a la altura del hombro, que si está pegada no lo es y tampoco si es una posición natural, pero desde los 10 grados hasta los 85 grados ¿cuando es natural o no?», afirmó Velasco Carballo , el presidente del Comité Arbitral, en aquella comparecencia de febrero.

Al término de la jornada 27, los árbitros ya se han cobrado 33 penaltis por manos, más que a lo largo de toda la temporada pasada. Este fin de semana ha reabierto la incómoda sensación entre profesionales y aficionados de que no existe un criterio claro a la hora de señalarlos. También siguen exténdose las dudas sobre en qué situaciones el VAR puede entrar de oficio. En este sentido, sorprendió la decisión de Martínez Munuera en el Camp Nou de pitar penalti al realista Le Normand al intentar despejar de cabeza y tocar involuntariamente el balón con el brazo. El árbitro, después de que la jugada muriera en el área del Barcelona , fue advertido desde la sala VOR y rectificó tras ver la jugada en el monitor ante la sorpresa donostiarra.

Enfado del que no es ajeno tampoco la Segunda división, donde el VAR se ha estrenado este curso. La rajada de Pepe Mel el pasado 22 de febrero tras el partido de Las Palmas en Alcorcón es la demostración. «Nos vamos con mal cuerpo porque llevamos 13 penaltis en contra que son igual que las manos que no ha pitado a nosotros. No lo puedo entender. Debe ser que cuando jugamos nosotros los del VAR están de bares», dijo el técnico de los canarios.

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