El derbi de la redención

De lo que ocurra esta noche en el Bernabéu, el destino le puede poner la zancadilla a Lopetegui

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Le llega el primer aviso a Lopetegui (su colega Valverde está en las mismas). De lo que ocurra esta noche en el Bernabéu el destino le puede poner la zancadilla al técnico madridista. Está en la cuestión inmortal de Shakespeare: o ser Benítez o ser Zidane o no ser nada. Está en un laberinto. Como declaró que no suele hacer caso a las críticas sino a sus análisis, tendrá que atinar mucho para que el vergonzoso descalabro de Sevilla no se repita, y menos con el Atleti de Simeone, y menos en Chamartín, y así nadie pueda recordarle aquello de Shostakóvich sobre Puccini: «escribió óperas maravillosas, excepto la música».

La vida es un derbi sin sosiego. Al primer derbi que asistí en el Bernabéu, junto a mi padre, fue en la temporada 1964-65, ganó el Atleti, 0-1, gol de Mendonça, era el primer derbi de Pirri y el primero sin Di Stéfano. El Madrid llevaba nada menos que 121 partidos sin perder en casa (desde 1957), pero, al final, ganaría la Liga. Esos eran derbis vividos con una intensidad en la grada que ni soñó Tebas, ahora que ignora a las aficionados que acudimos a los estadios como si fuéramos (tal vez sea verdad) meros figurantes y nos castiga con un vaivén de días y horarios delirante.

Volvamos a Lopetegui: no atender a la baja forma, alarmante, de Marcelo le ha dado ya algún disgusto; no advertir en Ramos la extrema lentitud y los caracoleos en el área, las pérdidas de posición y el exceso de confianza (advierta el lector que el dudosos mérito europeo de Ramos es que ya ha superado al rudo Scholes como el jugador más sancionado); el miedo a mover a Benzema, quien ante la amenaza de que se fichara a un delantero incontestable, se vació en los primeros partidos y después, con la llegada de Mariano, no vio peligro, y otra vez a las soporíferas andadas; es decir, a dormir en el campo o a pasearse, enciende las alarmas. Para Lopetegui éste tendría que ser el debi de la redención, porque lo contrario no es ni alentador, ni recomendable.

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