Fútbol
Cuando las pesas aplastan al balón
El caso de Adama Traoré replantea el entrenamiento de los futbolistas fuera del campo y abre el debate sobre la idoneidad de físicos como el suyo
A simple vista, los andares cachazudos del número 37 del Wolverhampton dejan tras de sí la estela de un engaño. Un trampantojo que, cuando emprende la carrera, pide un balón ovalado bajo el brazo y un casco que proteja su cabeza. La realidad es bien distinta. Adama Traoré , 178 centímetros de estatura, una distancia entre los hombros que la camiseta viste con esfuerzo y un físico más propio de la NFL que del soccer, es uno de los nombres de la temporada no solo por su rendimiento (cinco goles y siete asistencias capitales para los sorprendentes Wolves), sino por sus formas. En el sentido más literal de la palabra.
Tanto sorprende la musculatura que conforma el cuerpo de este canterano del Barcelona criado en L’Hospitalet de Llobregat y de padres malienses que, para añadirle un acicate más, uno de sus compañeros aportó un acontecimiento revelador. Fue el zaguero Romain Saiss quien recientemente aseguró que Traoré le ha reconocido que equipos de la NFL trataron de convencerle durante su estancia en La Masía para que probase suerte con el fútbol americano. Él, tan pancho, se afanó de no entrenar con pesas durante una entrevista con Jugones . Cuesta asumirlo. Las preparaciones físicas de hoy se parecen tanto a las de hace unos años, 20, 30, 40, como los teléfonos móviles actuales y los de entonces: ni siquiera había.
«Ese nivel de desarrollo podría ser perjudicial para el fútbol, pero cada uno somos un mundo»
Carlos Rivera
Preparador sub21
«Hoy todos los futbolistas trabajan con cargas», cuenta Carlos Rivera , preparador físico de la selección sub 21. Puntualiza que el entrenamiento que hacen en el gimnasio está enfocado a la fuerza, no al desarrollo muscular, por más que éste pueda terminar siendo una consecuencia. «Lo normal es que no deberían entrenar para hipertrofiar, pero hay gente con tendencia a ganar masa, como puede ser el caso de Adama», concreta. Lo que interesa al jugador de fútbol, ahonda Rivera, es «mover mucha masa muy rápido, en un espacio de tiempo muy corto», estando pendientes, además, de cuáles son los antecedentes del sujeto en cuanto a lesiones. También hay espacio para los estiramientos, la movilidad... Una rutina que, en definitiva, poco se parece a la que tradicionalmente se asocia al gimnasio, por más que las pesas sean siempre el principal reclamo para el sudor. «La gente confunde fuerza con estar musculado: no hace falta estarlo. Evidentemente ayuda, pero hay más formas de ejercerla», explica.
Durante el partido ante el Manchester City , resuelto a favor del equipo de Nuno Espirito Santo por 2-3 tras una remontada tremenda, gol y asistencia de Traoré mediante, hubo una escena que deja entrever el potencial del ex de Aston Villa o Middlesbrough. En un choque con Benjamin Mendy , uno de los defensores con mayor planta del conjunto mancuniano, el lateral francés salió ridículamente despedido. Es, en definitiva, una acción por la que un tipo como Mendy no tendría que preocuparse cuando se enfrenta a un extremo veloz como el barcelonés y que ahora, tras su irrupción, plantea un reseteo en el paradigma de la posición.
«No necesitas un volumen exagerado», se suma Adolfo Madrid , preparador físico de futbolistas como Marcos Llorente o Ibai Gómez, «pero a jugadores como Adama no les vas a amputar el cuádriceps si lo tienen así de grande. Evidentemente llama la atención, pero no creo que sea algo que él busque». Rivera es más escéptico: «A mí me sale decir que ese nivel de desarrollo podría ser perjudicial para el fútbol, pero cada uno somos un mundo. También se dice que si tienes poca flexibilidad te rompes, y yo he hecho programas con futbolistas que no la tenían en los isquios y no se rompían nunca. U otros que se pusieron a trabajar y fue cuando se lesionaron. Si no ha tenido problemas, yo no lo tocaría».
«Un físico como el suyo no es malo si no va en contra del desarrollo de la técnica»
Adolfo Madrid
Preparador físico
Madrid, que ha trabajado con la selección española de rugby o con Carolina Marín , centra la atención en una abundancia y una ausencia: la de rendimiento y la de lesiones. «Un estado físico como el de Traoré no es perjudicial, siempre y cuando no vaya en contra del desarrollo de la técnica del deporte concreto», expone. A partir de ahí, se trabajará en consonancia de sus patrones de movimiento, que variarán en función de cómo sea su cuerpo y de en qué posición juegue, para que esa abundancia crezca y esa ausencia se perpetúe.
Llegados a este punto, se impone la pregunta: ¿es posible que Traoré esté como está sin ser un loco de las pesas? «Hay gente que hace pesas a muerte y no hipertrofia ni de broma, y otra que de forma natural tiene una buena estructura muscular... Una parte es genética, o te toca o no te toca», responde Madrid. Rivera da una alternativa: «Hay entrenamientos de autocargas -ejercicios como las flexiones, que aprovechan el peso del cuerpo- que te pueden muscular mucho. ¿Me lo creería? Sí, por qué no».