Redes sociales
Cuando el enemigo duerme en casa
Los resbalones de sus parejas en las redes ponen en aprietos a futbolistas como el serbio Katai, despedido por unos graves insultos racistas de su mujer

Ordenadores, teléfonos móviles y cualquier dispositivo con teclado incorporado son ahora para los equipos de fútbol una amenaza tan incómoda como el más letal de los delanteros rivales en una final de Copa. El uso de las redes sociales obliga a los responsables ... de comunicación a vivir permanentemente en estado de alerta y la inmensa mayoría de los clubes asesoran desde hace años a sus plantillas para que sepan gestionarlas de un modo responsable. Seguidos por millares de aficionados, millones en el caso de las grandes estrellas, cualquier desliz en el mensaje puede convertirse en cuestión de segundos en una bomba de relojería para futbolistas que, cada vez más, también se ven en el ojo del huracán por las críticas, comentarios y resbalones de sus parejas sentimentales o familiares .

El serbio Aleksandar Katai , centrocampista que pasó por el Alavés, ha sido el último en encontrarse con el enemigo en casa y de la mañana a la noche ha pasado de pertenecer a Los Angeles Galaxy a tener que buscarse un equipo por culpa de su pareja. El pasado viernes, los dirigentes de su club prescindieron de él por los comentarios racistas y violentos de su mujer sobre los manifestantes que participaban en las protestas por la muerte del afroamericano George Floyd a manos de un policía en Mineápolis. Como Tea Katai, otras esposas de futbolistas se olvidan habitualmente de que ellas también son escrutadas en las redes y que sus mensajes pueden pasar una factura tan alta como es un despido.
Errores infantiles
En el caso del defensa turco Serdar Aziz , su salida del Galatasaray , en enero de 2019, se debió a un error infantil de su compañera. Feliz en un paisaje de ensueño, Tugçe Aziz ni se lo pensó al subir a Instagram unas fotos de la pareja disfrutando de unas idílicas vacaciones en las Maldivas , viaje que realizaron después de que el jugador hubiera engañado a su club alegando unos problemas físicos para saltarse un partido de Liga. Cazado y con cara de circunstancias por unas imágenes que encolerizaron a su hinchada, el central fue apartado inmediatamente del equipo. La indiscreción de su mujer acabó provocando unos días después su marcha al Fenerbahçe .
Cabeza y cabeza. Los clubes insisten a las plantillas en el empleo del sentido común para evitar problemas, pero las redes sociales de las parejas de los jugadores se escapa totalmente al control de los equipos, produciéndose situaciones tan embarazosas como la protagonizada a finales del pasado mes de mayo por la compañera de Ever Banega . Las fotografías que publicó en su Instagram cuando Sevilla seguía en la fase 1 de la desescalada y no se permitían reuniones de más de diez personas hicieron saltar las alarmas cuando el regreso del fútbol estaba aún en el aire. El centrocampista argentino y otros tres compañeros ( Ocampos, «Mudo» Vázquez y De Jong ) quedaron retratados en una comida de amigos que superaba la decena de comensales, descuido al que incomprensiblemente dio luz Valeria Juan. Las imágenes indignaron a la Liga y pusieron en entredicho la sensatez de unos futbolistas a los que no les quedó más remedio que pedir perdón.
Defensas apasionadas
Los jugadores acuden a las redes para comunicarse con los aficionados y aprender a utilizarlas es fundamental para no deteriorar su imagen, aunque sus compañeras no siempre contribuyen a ello y no solo por sus descuidos o sus irrefrenables ganas de mostrar al mundo imágenes de su felicidad.

También por la defensa apasionada, encendida y visceral que, en ocasiones, realizan de sus maridos. «Tu esfuerzo, más tu trabajo extra, más tus goles, más tus asistencias, más tu mejor momento, igual a banco. Pero las que no entendemos de fútbol somos las mujeres», fue el dardo con el que Jorgelina Cardoso señaló a Unai Emery en 2018 cuando no concedió ni un minuto a Di María en un partido de Champions del PSG en el Bernabéu. Enfado cibernético contra el técnico al que se unió Belle Silva, la esposa de Thiago Silva , otro de los damnificados en la alineación del español aquella noche. Palabras suaves de las «parisinas» en comparación con los calificativos de «falso, traidor y cobarde» que llegó a dedicar Celeste Marzella, esposa del argentino «Cata» Díaz , a José Borbalás cuando el técnico del Getafe no convocó al defensa para el partido del regreso a Primera en 2017. Parejas que se olvidan con frecuencia del enorme daño que pueden ocasionar a la carrera de sus compañeros a golpe de teclado.
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