FC Barcelona

El coronavirus desnuda la pésima gestión de Bartomeu

El 70% del gasto del club se va en los sueldos de una plantilla agotada. Por miedo a los jugadores, el presidente ha puesto al Barça al borde del colapso

Florentino Pérez provisionó 46 millones en 2018, al vender a Cristiano, ante cualquier contratiempo

Salvador Sostres

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Sin ningún tipo de proyecto deportivo ni una política salarial clara, y con una patológica dificultad para asumir y explicar las pocas decisiones que toma, el presidente del Barcelona, Josep Maria Bartomeu , ha puesto al club en una situación dramática: el 70% del gasto se va en los salarios de una plantilla envejecida y agotada; y no sólo no ha afrontado su aggiornamento sino que para comprar «paz social» ha renovado a jugadores que están ya en la treintena con cinco años de contrato y a un precio que ya hoy está sensiblemente por encima de su rendimiento, y que en los próximos años lo estará escandalosamente. Es el caso de Piqué, Alba y de Busquets . Algo más joven (27) pero igualmente sangrante es el caso de Umtiti, con un contrato gradual de la misma duración: es decir, que ahora que ya no puede aportar nada es cuando más elevado será su sueldo.

Ante la crisis generada por la falta de ingresos -cancelada la venta de entradas del estadio y del museo, así como y las ganancias por los derechos televisivos- la ya de por sí maltrecha economía del club ha entrado en pánico y la rebaja salarial del primer equipo ha sido sólo la medida inicial que la Junta directiva ha decidido tomar. Pero en lugar de explicar la situación con claridad, la comisión delegada que se reunió telemáticamente el viernes emitió un comunicado sin detallar ninguna medida y una vez más Bartomeu atacó a sus jugadores por la espalda, filtrando el anuncio de la rebaja salarial a medios de comunicación afines, para poner a los futbolistas entre la espada y la pared, sabiendo que no se atreverían, ante socios y aficionados, por solidaridad con lo que está ocurriendo, a discutirle el hachazo. En efecto, el vestuario ha aceptado la medida, pero ha tomado nota de la enésima traición de su presidente.

Desconfianza total

La desconfianza entre la plantilla y la directiva es total, y los capitanes aprovechan el miedo de Bartomeu por gestionar la tensión para pedirle aumentos de sueldo a cambio de no criticarle en público. La conocida poca valentía del presidente, y su incapacidad para definir cualquier proyecto deportivo o estrategia más allá de la «patada hacia adelante» ha sido el caldo de cultivo del chantaje que ha acabado por colapsar al club.

A ello hay que añadirle una Junta en descomposición. Cada sector de directivos, enfrentados entre ellos, tienen sus intereses y son los primeros generadores de noticias negativas -por otro lado ciertas- sobre la actuación presidencial. Las filtraciones de cómo y por qué el abogado personal de Bartomeu, José Ángel González Franco, intermedió en el fichaje de Griezmann , salieron de la Junta. El detalle de su tóxica relación con la plantilla, también. La investigación sobre la participación o conocimiento que Bartomeu tuvo en la contratación de la empresa I3 Ventures, para difamar a sus propios jugadores, está liderada por el vicepresidente Jordi Cardoner , que tiene como único objetivo forzar su dimisión para convertirse él en presidente durante el año de mandato que a esta directiva le queda. También uno de sus directivos ha querido comparar «la cobardía de Bartomeu con la firmeza del presidente del Madrid, Florentino Pérez, que cuando todo un capitán como Sergio Ramos le amenazó con marcharse si no le daba más dinero, cortó de raíz el chantaje anunciando que Ramos se quería irse a jugar China, ante lo que el central no tuvo más remedio que rectificar su actitud».

Para justificar la rebaja salarial, el club ha admitido un déficit de 60 millones de euros, que en las próximas semanas sólo hará que agravarse. En estas circunstancias, el proyecto Espai Barça , que incluye la remodelación del Camp Nou, la construcción de un nuevo Palau Blaugrana, y la reurbanización de la zona, y por el que el club había pedido a Goldman Sachs un crédito de 800 millones -contra ingresos futuros-, quedará definitivamente aparcado y será en todo caso tarea del próximo presidente llevarlo a cabo. La viabilidad del proyecto era ya muy dudosa sin el coronavirus, pero en la actual situación, un endeudamiento de tal envergadura podría significar la privatización del club y que quedara en manos de quien pudiera rescatar la tremenda deuda. El presidente, conociendo desde el principio los enormes riesgos de hacer efectivo este crédito, intentó validar el proyecto por la puerta de atrás, mediante una asamblea extraordinaria -y controlada-, para asegurarse lo que todo el mundo sabe que una operación de este tipo suele conllevar, pero la oposición le exigió un referendo abierto a todos los socios, que por causa del coronaviurs, es altamente improbable que pueda celebrarse en los próximos meses.

En las próximas semanas, Bartomeu hará un ERTE entre los empleados del club, aunque en su línea habitual, de momento todavía lo niegue.

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