Copa del Rey | Athletic - Real Madrid
Marcelino, con sello del norte
Marcelino es un líder en el vestuario y se ha ganado el corazón de una afición exigente. Su método y su carisma, claves de su éxito en Bilbao

A excepción de su paso por el Sevilla, la única página gris de su carrera en los banquillos, Marcelino (56) es de esos entrenadores que crea proyectos competitivos y ganadores, y una persona que deja huella allá por donde pasa. Alejado de la taberna de bar en la que se han convertido las redes sociales y del elogio público, pone toda su energía en lo que puede controlar. Pasional en el banquillo pero manso fuera de él. Estudió hasta primero de Económicas, pero siempre pensó en redondo. Una grave lesión de rodilla le apartó del verde con solo 29 años, y decidió seguir el camino en los banquillos. Se evade en su familia, a la que dedica todo el tiempo que el fútbol le da un respiro, y en vacaciones busca refugio también en las amistades de Careñes , el pequeño pueblo en el que se crio el hoy técnico del Athletic.
Marcelino ha labrado su carrera en base a unos principios a los que nunca le ha sido infiel. Es cercano con los suyos, pero mantiene las distancias con las personas que no forman parte de su proyecto. Con los jugadores intenta tener una relación paternal. Regaña cuando tiene que regañar y felicita cuando hay que felicitar, detalla un técnico de Primera que le conoce bien. Y como entrenador le respalda haber hecho proyectos competitivos y ganadores, como en el Villarreal y el Valencia . Es un entrenador con claro sello del norte, de equipos intensos y aguerridos, y esa filosofía encaja muy bien en el Athletic.
En solo trece meses, Marcelino ha jugado cuatro finales y hoy puede meterse de nuevo en semifinales de Copa. Para eso tendrá que eliminar al Madrid, rival al que se mide por cuarta ocasión en solo dos meses, coyuntura que no cambiará su libro de estilo. Metódico del 4-4-2, las líneas muy juntas, sobre todo en bloque bajo, y llegar a portería contraria con los menos toques posibles explotando la velocidad de sus delanteros. Ya lo dijo en su etapa en el Villarreal: «A mí me aburre tener el 80% de posesión y tirar solo dos veces a portería».
Su Athletic cumple este patrón. Equipo eléctrico y organizado que juega a alargar el partido lo máximo posible, moviéndose en marcadores cortos y potenciando el balón parado que también trabaja su segundo, Rubén Uría . Con esta pócima se ha ganado el respeto y el aplauso de San Mamés en solo un año, y le ha peleado de tú a tú a los grandes del fútbol español, como ya ocurriera en las dos últimas Supercopas: «Es de esos entrenadores que cuando le contratas sabes que le va a sacar un buen rendimiento a la plantilla porque siempre lo ha hecho. Esto es justamente lo que hace en el Athletic. Trabaja mucho el aspecto físico e invita al jugador a que se ponga en forma a través de la alimentación y de los servicios médicos que él mismo trae en su ‘staff’. Y, partir de ahí, viene su misión que es la táctica», explica Santi Cañizares, admirador del asturiano.
El trabajo psicológico de Marcelino también forma parte de su hoja de ruta. Su mensaje cala hondo en el jugador, y eso se transmite en el campo, donde todos van a una con sus sistema y sus ideas. Eso es lo que intentará de nuevo hacer esta noche en la eliminatoria estrella de los cuartos de final de Copa: «Es el enfrentamiento estelar de estos cuartos. Seguro que el Real Madrid habría preferido a otro equipo y otro estadio y nosotros, por supuesto, también otro rival. Pero allá vamos, con todo», afirmó el propio Marcelino ayer en la rueda de prensa previa a la gran cita.
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