Fútbol
Las claves de la Liga más pobre del siglo
El irregular Barça manda con solo 22 puntos, los mismos que Madrid y Real Sociedad. Es el tanteo más bajo de un líder desde la temporada 1998-99
Los grandes no dan con la tecla y los otros equipos se benefician de sus flaquezas: solo hay dos puntos entre el primer clasificado y el sexto
Hay quien a esta Liga de mínimos le ve el lado positivo, pues está el campeonato más igualado que nunca, con seis equipos separados únicamente por dos puntos y con partidos de pronóstico indescifrable cuando antes se daba por segura la victoria del grande. El Barça, con 22 puntos, es el líder más pobre en lo que va de siglo y hay que remontarse al curso 1998-99 para encontrar a un maillot amarillo con un tanteo tan bajo (Mallorca, también 22). Suma tres derrotas en doce jornadas (Athletic, Granada y Levante) y únicamente puede celebrar que tiene a Leo Messi, con todo lo que implica, y que sus enemigos tampoco están como para tirar cohetes, incapaces Real Madrid y Atlético de aprovechar la situación.
Asumida esa supuesta emoción en la igualdad que refleja la tabla, otros verán que la calidad de esta Liga es muy baja y si se equiparan las fuerzas es más por demérito de los poderosos que otra cosa, sin querer obviar el buen papel de conjuntos como Real Sociedad, Granada o Sevilla. Pero la realidad es que el fútbol español, también cuestionado en Europa y a nivel de selección, no tiene en estos momentos un referente como sí ha ocurrido en temporadas anteriores. Sin ir más lejos, hace dos años el Barça mandaba con 34 puntos después de once triunfos y un empate. Patinan los azulgranas con estrépitos como el del sábado, el Madrid da bandazos mientras habla de penaltis en vez del gol que le falta y el Atlético tiende a regalar un tiempo para corregirse después, deficientes también sus números en el área contraria. Con esta proyección, la Liga está para que alguien, si se atreve, rompa la lógica.
Barcelona, 22 puntos
El Barcelona no perdía tres partidos a estas alturas de campeonato desde que Van Gaal (2002-03) dirigía una plantilla a la que aún no había llegado Messi, ni sumaba tan pocos puntos en un inicio liguero desde la temporada 2005-06, con Rijkaard.
Debilidad defensiva y vulgar lejos del Camp Nou
Lejos de haber superado la maltrecha imagen mostrada en debacles tan contundentes como las sufridas en Roma o Liverpool, el Barcelona insiste en tropezar con la misma piedra a pesar de los innumerables avisos que está recibiendo durante su camino esta temporada. Carencias, debilidades, lagunas y déficits mostrados en San Mamés, Pamplona, Granada o Praga han tenido continuidad ante el Levante, eliminando la posibilidad de tratarse de un mero tropiezo y evidenciando la preocupante endeblez de un equipo diseñado para ganar Liga y Champions.
Lo advirtió Piqué a mediados de agosto cuando perdieron en Bilbao. «La competición nos ha puesto en nuestro sitio, si no estás bien te pintan la cara», apuntó el central, que detectó una serie de problemas que no se han corregido. Los mismos que llevaron a Ter Stegen a alzar la voz tras una inmerecida victoria en Praga en la que quedó desdibujada la identidad del juego catalán.
Depende en exceso el Barcelona de Leo Messi, cuyas actuaciones disimulan los problemas del equipo. Desconexiones en momentos puntuales, escasa reacción para sobreponerse de un contratiempo, errores defensivos, el bajón físico de algunos futbolistas, el pobre rendimiento de estrellas como Griezmann que no encajan en el sistema o la nula capacidad de Valverde para encontrar soluciones con las que enmendar una mala disposición táctica condenan a los azulgranas. Además, se cuestionan ciertas decisiones del técnico, como dejar a Dembélé fuera de la convocatoria para jugar en el Ciutat de Valencia o condenar al ostracismo a jugadores como Rakitic o Aleñá. Aunque una de las causas también es la mala planificación de pretemporada, con una gira por Asia y otra por Estados Unidos, y un número elevado de lesiones, el dedo acusador señala a Valverde, cuyo crédito se perdió completamente tras la eliminación europea en Liverpool del pasado cursp.
La continuidad de Valverde se gestó en el seno del vestuario, que exigió la medida de gracia para el técnico. Pero ya se le pregunta abiertamente por la dimisión y surgen nombres para sustituirle. El último, el de Ronald Koeman, que ha reconocido que tiene una cláusula para abandonar la selección holandesa si el Barça le llama.
Real Madrid: 22 puntos
La irregularidad define la trayectoria del Real Madrid en esta Liga. La derrota en Mallorca y los empates en el Bernabéu ante el Valladolid y el Betis han sido el lastre del equipo de Zidane, que no ha encontrado un once fijo hasta hace dos semanas.
El problema es el gol: 21 tantos en 159 tiros
Es una situación extraña, irreconocible para el Real Madrid, acostumbrado a tener arietes como Cristiano, Raúl, Hugo Sánchez y Santillana que eran cerrajeros de lujo que abrían todas las puertas. El equipo actual de Zidane dispara un promedio de 14,45 veces por partido y solo marca 1,91 goles en cada uno. Es una cifra muy pobre para la historia de la entidad, acostumbrado a conseguir 2,3 tantos de media en los últimos tiempos. Hoy suma 21 goles en 159 remates, al cabo de once encuentros. Marca un tanto de cada ocho disparos. Es otro promedio rácano que desvela la razón principal de sumar 22 puntos de los 33 posibles. Este equipo ganó la Liga en 2017 y a estas alturas del campeonato sumaba 30 puntos. El problema del conjunto blanco es la falta de gol y de olfato para conseguirlo.
La plantilla de Zidane acabó tres de sus once jornadas disputadas con el contador a cero. Cuatro empates, una derrota y seis victorias es un balance discreto para querer ganar la Liga. Menos mal que el Barcelona y el Atlético también han optado por la «discreción». Ninguno brilla.
El adiós de Cristiano y la baja fija discontinua de Bale son consecuencias que el Real Madrid acusa de manera decisiva en las dos últimas campañas. El club fichó a jóvenes como Jovic y Mariano para encontrar el ariete necesario y ninguno se ha ganado la titularidad. Benzema se quedó en solitario con el monopolio de la responsabilidad del gol y el francés no puede marcar por todos, entre otras cosas porque tampoco es un «9» puro. En estas condiciones, la pérdida de puntos por la incapacidad rematadora ha sido una constante. Los blancos han empatado en el Bernabéu con el Valladolid (1-1) y el Betis (0-0). Su única derrota llegó en Mallorca (1-0), su peor encuentro. Y el golpe de Son Moix supuso un punto de inflexión para Zidane, que apostó desde entonces por una alineación titular con la entrada de Valverde en el centro del campo y de Rodrygo en el ataque.
Sus hombres vencieron en Estambul (0-1), golearon al Leganés (5-0) y la igualada frente a los verdiblancos, sin goles, recordó de nuevo un problema que ya se vio frente al Galatasaray, donde Kroos, un mediocampista, solucionó el dilema. El Real Madrid lleva tres tantos en tres encuentros de Champions, dato que confirma el problema general. Kroos es el segundo artillero de la plantilla, superado solo por las siete de dianas de Benzema. Es otra verdad que delata el punto débil del Real Madrid.
Zidane espeta con franqueza que esperaba más goles de Hazard, que ha anotado uno. Le pide que dispare con descaro y deje de dar tantos centros. Bale (no estará a tiempo, como James, para jugar el miércoles en Champions), solo ha celebrado dos, los mismos que Rodrygo, Ramos y Casemiro. Y Jovic firmó solo uno, aunque es cierto que no juega habitualmente. Vinicius y Lucas también cuentan con uno. Son números muy bajos de todos los delanteros. Esta es la cuestión.
Atlético, 21 puntos
El Atlético ha empatado seis de los doce partidos de la Liga, siempre con marcadores cortos que se reflejan en un pobre bagaje ofensivo (12 goles, uno por jornada) y en un sólido compromiso defensivo (7 tantos), el que menos en el campeonato).
La doble cara del cholismo en reconstrucción
No se ha despegado el Atlético del escalafón dominante pese a que la Liga se encuentra bajo mínimos, en los peores guarismos de puntos del siglo. Y eso es una noticia que reconforta a la parroquia colchonera porque en estos meses ha digerido alguno de los peores encuentros del cholismo, tan rancio y espeso su juego que muchos pensaban en el fin de la esencias, en el epílogo de aquel equipo que no perdonaba un error, mordía por todo el campo y siempre castigaba cuando olía la sangre. El Atlético muestra dos caras, una insípida, como de jugar a nada, y otra ardiente, la que indica que la reconstrucción del equipo está en proceso viable.
Pese a que la defensa aparenta menos solidez que la era gobernada por Godín, el Atlético sigue siendo fiable en esa estadística. Es Oblak, como siempre, el portero que menos goles recibe del campeonato. Siete. Pero el soporte de la estructura cholista muestra fisuras. Lodi ataca bien y defiende mal, Hermoso no es tan contundente sobre todo por alto, Felipe se asienta después de las dudas. Lo mejor es la competencia entre Trippier y Arias, profundos ambos y rápidos en el repliegue.
El Atlético ha empatado seis partidos de doce y esa suma de punto en punto, convaleciente según las tardes, no le ha desorientado de la cabeza de la Liga, pese a que el fútbol de ataque que despliega es por momentos insustancial.
La fractura que se adivinó en la atmósfera en el partido contra el Leverkusen con la pitada a Koke al ser sustituido y los tímidos silbidos a Simeone tuvo que ver con el hastío del personal en el Wanda ante el penoso espectáculo que presenciaban en la Champions. Con una segunda parte como la que disputó el equipo al Sevilla o al Alavés no habría habido ni un solo reproche.
Como ha generado poco juego, las oportunidades de gol llegan a cuentagotas. Y los números de los delanteros se resienten. Morata ha construido una racha soberbia de cuatro partidos consecutivos marcando un gol que se ha traducido en puntos. Gota a gota. Pero Diego Costa navega en aguas procelosas porque su esfuerzo no transmite la potencia y vigor de su anterior etapa, cuando ejercía su jerarquía en el área rival. Falló un penalti en Sevilla, norma de la casa. También Morata y Saúl han errado lanzamientos directos.
Los datos avalan la trayectoria de Simeone en sus 300 partidos como técnico en la Liga. 185 victorias, 68 empates y 47 derrotas. Los mejores números en la historia del Atlético.
Llega la cuarta semana de Champions (el miércoles, en el campo del Bayer Leverkusen) y el equipo viaja instalado al frente del vagón. Dos triunfos y un empate. Sin Joao Félix, Giménez y Savic, aún convalecientes, el Atlético pretende continuar en la línea de la reconstrucción.
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