Barcelona-Real Madrid
La clave del tridente azulgrana
Mientras Cristiano naufraga en su individualismo, Messi administra su talento apoyándose en sus compañeros
La principal diferencia entre Messi y Cristiano no es deportiva sino la inteligencia. El mito del Messi tonto, o mentalmente limitado, se ha demostrado completamente falso.
Messi ha sabido entender su madurez, la pérdida de aquel punto de velocidad único, y administra su talento para que luzca del mejor modo posible dosificando sus genialidades y apoyándose en las capacidades de sus compañeros.
Cristiano Ronaldo sólo es ansia, parece sólo preocuparle su contabilidad personal, y naufraga en su individualismo inevitablemente cansado, laminado por los años. No se le puede negar la entrega, ni la capacidad de sacrificio, ni que quien tuvo retuvo, pero le falta la grandeza de la generosidad y la inteligencia de saber aceptar, y suplir, las limitaciones que la edad trae.
Messi ha contado también con la complicidad, y la prudencia, de Messi y de Suárez , que han entendido la jerarquía y han encontrado su rol en el equipo adaptándose al juego y a las características del astro argentino.
Una sola máquina
La suma de individualidades del Real Madrid proporciona momentos de una gran electricidad, sobre todo ante equipos mediocres, a los que tan fácil resulta anonadar. Pero cuando los grandes retos llegan, y un equipo ha de demostrar que es un conjunto sólido y con recursos, a los de Zidane se les nota faltos de recursos colectivos más allá de las muy meritorias explosiones personales.
El tridente azulgrana es poderoso porque funciona como una sola máquina, y al servicio del equipo por encima de su vanidad personal. Cuando tienen el día, no hay rival.
Cristiano está todavía a tiempo de tomar nota del ejemplo, de elegir cuidadosamente a los compañeros que prefiera, y de brillar a través de ellos. Pero si todo lo confía a su gimnasio y a su fuerza, a su habilidad y a su menguante potencia, acabará convertido en una dramática parodia de sí mismo y vendido por su club al mejor postor cuando sea evidente –si es que no ha empezado ya a serlo– que ha dejado de ser la estrella que un gran equipo como el Real Madrid necesita y por la que merezca la pena pagar tanto dinero.
A Messi le ha salvado la inteligencia, como a la larga siempre ocurre seas periodista, arquitecto, planchadora o atleta. Y en la misma medida, y por decirlo del modo más suave, el problema que últimamente tiene Cristiano es que su falta de audacia se le nota bastante.
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