Champions | Real Madrid-Nápoles

José Callejón: «La frutería de mis padres fue mi mejor escuela»

Seis años en la cantera del Madrid y dos en el primer equipo. Callejón regresa este miércoles a su casa como referente de un Nápoles que asusta

Callejón posando para ABC en la Ciudad Deportiva del Nápoles ALLFREDO DE LISE
Rubén Cañizares

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Cuando regreso al Real Madrid, lo primero que hizo, junto a su hermano gemelo Juanmi, también futbolista, fue bajar para siempre la persiana de la frutería de sus padres. Habían sido casi treinta años levantándose a las seis de la mañana para sacar adelante a una familia de tres hijos. «Lo mínimo que se merecían era disfrutar del resto de su vida sin obligaciones ni madrugones», detalla José Callejón (Motril, 11 de febrero de 1987 ). Criado en «La Fábrica» desde 2002, cuando la entidad blanca se adelantó al Barça y se llevó a él y a su hermano a la capital de España, Calleti, como le puso de apodo su íntimo amigo Xabi Alonso, debutó en Primera en 2008, con la camiseta del Español. Mourinho quedó enamorado de él en una visita de los blancos a Cornellá y le devolvió a su casa en 2011. Dos años después, decidió anteponer los minutos al amor, y eligió el Nápoles, donde ha alcanzado su madurez personal y profesional. Este miércoles, regresa al Bernabéu en una eliminatoria muy especial: «Siento un cosquilleo que me está matando».

-Lo primero de todo, felicidades. El sábado cumplió 30 años.

-Muchas gracias. Es muy bonito cambiar de década y celebrarlo regresando a mi casa, al Santiago Bernabéu.

-Cómo vuela el tiempo. Si hace dos telediarios estaba en las calles de Motril dándole patadas a un balón...

-Así es. Desde los seis años, mi hermano y yo salíamos del colegio y nos íbamos a casa de mis abuelos a comer. Al lado, vivían mis primos, y en medio de las dos casas había una plaza con un par de árboles que utilizábamos de porterías. Jugábamos uno contra uno, dos contra dos, a centro y remate... Era increíble. Hora y horas con la pelota y nunca teníamos suficiente. Ahí aprendí a jugar al fútbol.

«Una plaza y dos árboles que hacían de portería al lado de casa de mis abuelos. Ahí aprendí a jugar al fútbol»

-¿Cómo es la infancia con un hermano gemelo?

-Es especial. Juanmi es mi otro yo. Le adoro. Hemos vivido un millón de cosas juntos. No entendería la vida sin él. Cuando nos separamos en 2008 (José se fue al Español y Juanmi al Mallorca) fue uno de los momentos más duros de mi vida. Pero le ha ido tan bien como a mí y eso me hace muy feliz.

-Tendrán un libro de travesuras...

-(Risas) Algunas que otra hay, sí. Me acuerdo en el colegio cuando nos cambiábamos el nombre en los exámenes. Siempre nos pillaban. Los profesores nos conocían bien. Sabían que éramos muy bichos.

Los hermanos Callejón, delebrando un tanto con la camiseta del Castilla en 2007 ABC

-Y su hermana Vanessa, la mayor. ¿Qué papel tuvo?

-Fue mi segunda madre. Mis padres ya estaban trabajando cuando nosotros nos levantábamos, así que le tocaba cuidarnos, prepararnos el desayuno, ayudar a vestirnos y llevarnos a los Agustinos, nuestro colegio.

-¿A qué se dedicaban sus padres?

-Ellos se levantaban a las seis de la mañana para ir la frutería que tenían en el mercado de Motril. Así estuvieron treinta años. Era duro irse a trabajar tan temprano, cargar cada día con tanto peso, hacer una buena caja para dar de comer a tres hijos... Y día tras día ellos se iban haciendo mayores para un trabajo tan sacrificado. Por eso mi hermano y yo íbamos a ayudarles a menudo. Sin decirnos nada sabíamos que nuestro deber era echarles una mano. Lo hacíamos con una sonrisa. Éramos felices. Y de premio nos comíamos manzanas de todos los colores (risas). Ahí aprendimos valores impagables. La fruterías de mis padres fue mi mejor escuela.

-¿Su padre también fue futbolista?

-Sí, jugó en el Motril C.F., hoy ya tristemente desaparecido. Llegó hasta Segunda B. Él me cuenta que era veloz y tenía gol, pero que fumaba mucho en los descansos y al final de los partidos, y que por eso no llegó lejos. A él le fastidió su carrera pero a mí me enseñó a cuidarme y a no coger nunca un cigarro. Otra lección que me ha sido muy válida.

«Mi padre también fu futbolista. Llegó a jugar en Segunda B, pero fumaba mucho en los descansos y al final del partido. Eso me enseñó a no coger nunca un cigarro»

-Han pasado quince años de su fichaje por el Madrid ¿Qué recuerda de su paso por la cantera blanca?

-Miro atrás y me digo que fue una de las mejores decisiones de mi vida. Es cierto que fue un paso muy complicado. Mi hermano y yo solo teníamos quince años y nuestra vida estaba en Motril, una ciudad de 60.000 habitantes. Imagínate el cambio. Pero era para bien. Además, tuvimos siempre el apoyo familiar. De lunes a viernes íbamos por las mañanas a estudiar al SEK y entrenábamos por la tardes. El premio era el partido de cada fin de semana y disfrutar de nuestros padres, que siempre venían a estar con nosotros. Nos sentíamos protegidos.

-Seis años en la cantera del Madrid dan para muchos viajes Motril-Madrid, Madrid-Motril

-Y tantos. Mi padre tenía un Renault Megane, y para sentirse más seguro en la carretera se compró un Audi A4. Lo ‘quemó. Le hizo casi 350.000 kilómetros. No solo venían a Valdebebas a vernos, sino que también a cada lugar de España donde jugáramos cualquier torneo.

-Así que de lunes a viernes paliza en la frutería y los fines de semana otra en la carretera...

-Soy lo que soy gracias a mis padres. Por eso, en 2011, cuando mi hermano y yo ya teníamos contratos buenos, decidimos cerrar la frutería y pasarle una mensualidad. Era lo mínimo que podíamos hacer tras tantos años de esfuerzo sin pedir nada a cambio.

«Mis padres 'quemaron' un Audi A4 en mis seis años en la cantera. Le hicieron 350.000 kilómetros. Fue un gran apoyo»

-Hace tres años y medio me confesó que su amor al fútbol pudo con su amor al Madrid. ¿Le ha merecido la pena su apuesta?

-Creo que sí. Yo era muy feliz en el Madrid pero quería tener muchos más minutos. Quería saber lo que era jugar domingo-miércoles-domingo. Y eso lo he conseguido en el Nápoles. Hasta el partido de pasado viernes ante el Génova, que no pude disputar por estar sancionado, había jugado de manera consecutiva 113 partidos.

-El pasado verano renovó hasta 2020. Eso serían siete años en San Paolo..

-Soy muy feliz en Nápoles. El club y la afición me trata con mucho cariño. El idioma lo domino. En el campo vivo un momento dulce. Aquí han nacido India y Aria, dos de mis tres hijas. Paula, la mayor, y Marta, mi mujer, también se sienten muy identificados con esta ciudad. No puedo pedir más.

-Familia numerosa con solo 30 años ¿Cómo lo lleva?

-Soy un privilegiado. Estoy rodeado de cuatro mujeres que iluminan mi vida. Yo soy una persona muy familiar y ellas me dan todo lo que necesito.

Tengo un cosquilleo en el estómago que me está matando. Por un lado, regreso a mi casa. Por otro, esta eliminatoria es lo más importante del Nápoles en 25 años»

-¿Qué siente estos días?

-Tengo un cosquilleo en el estómago que me está matando. Por un lado, regreso a la que considero mi casa. El Madrid me hizo un hombre y siempre me he sentido muy querido por su afición. Será muy bonito volver a jugar en el Bernabéu. Y por otro lado, se que para el Nápoles esta eliminatoria es muy especial. Son los dos partidos más importante para el club en los últimos 25 años. Octavos de Champions ante el campeón. Nápoles vive por y para este enfrentamiento y los jugadores somos conscientes de ello.

-¿Cuántos amigos le quedan en el Madrid?

-Ramos, Morata, Kiko Casilla, Cristiano... Aún hay unos cuantos. Será bonito jugar contra ellos.

-Hablando de Ronaldo. Usted forma parte del embrión del famoso grito de Cristiano...

-Es verdad. Empezó a hacerlo en la época de Mourinho. En los entrenamientos, cada vez que hacía un gol, gritaba. Lo hacía para motivarse. Era como un grito de guerra y ahora es su sello personal.

-Su identidad son las asistencias y los goles. En Italia, fútbol rudo, se ha vuelto a desmadrar en ambas facetas, como en su época en «La Fábrica» ¿Cuál es su secreto?

-Aquí he aprendido mucho tácticamente. Me gusta estudiar a los defensas y ver sus movimientos para explotar la llegada desde la segunda línea, sorprender, y encontrar esa grieta que queda en la defensa rival.

Callejón, en un partido con el Madrid en abril de 2012 ABC

-Se le nota hechuras de líder sobre el terreno de juego

-El entrenador me dice que debo ser uno de los referentes del equipo. Esa confianza me genera soltura y confianza en mi juego.

-No pierden un partido desde el pasado 29 de octubre y el Madrid ya no es el equipo invencible de 2016. ¿Se ven capaces de eliminarlos?

-Es verdad que cuando salió el sorteo, ellos estaban imparables y ahora no tanto. Pero el Madrid es el campeón de Europa y, sobre todo, es el Madrid. Son favoritos.

-¿Cómo de favoritos?

-La eliminatoria está un 60-40 por ciento a su favor. Nosotros estamos en el mejor momento de la temporada. Hemos encontrado un estilo de juego que nos hace fuertes y los tres meses y medio sin perder nos hacer ser optimistas. La clave será obligar al Madrid a ganarse el pase en San Paolo.

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