Fútbol
Una campaña más en un vestuario roto
El culebrón destapa las fisuras en una plantilla en la que el argentino solo ha sido respaldado por su clan
Aunque Leo Messi no tendrá excesivos problemas para revertir las dudas y la mala imagen que haya podido suscitar en la afición tras su serio intento de marcharse del Barcelona , deberá convencer a sus compañeros de que está preparado para liderar al equipo y convertirse en la piedra angular del proyecto de Ronald Koeman. Más allá del debate sobre si el argentino debería mantener el brazalete de capitán ante la pérdida de fe en el equipo que su padre le confesó a Bartomeu el pasado miércoles, Messi deberá aglutinar a un vestuario en regeneración y en el que ha perdido a dos de sus pilares básicos: Luis Suárez y Arturo Vidal, que no entran en los planes del técnico holandés y están buscando una salida, aunque algunas informaciones insinuaban que el uruguayo podría quedarse en un intento del club catalán de contentar al argentino.
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Fuentes cercanas al vestuario aseguran a ABC que los lazos que unen a los componentes de la plantilla no son tan sólidos como se ha querido hacer ver y que muchos jugadores veían un alivio en la salida del rosarino, que les permitía tener más libertad sobre el campo , desabrocharse el corsé que les obligaba a jugar para el «10» y sacudirse la pleitesía que tenían que rendir siempre que les preguntaban por Messi. El ejemplo más claro se pudo comprobar durante la rueda de prensa de despedida de Ivan Rakitic , que se atrevió a censurar la actitud del delantero durante estos últimos diez días. «He tenido demasiado que pensar sobre mí como para pensar en otros jugadores» , soltó el croata, que fue más allá cuando le preguntaron por el jugador que más le había marcado: «Los compañeros han sido los mejores. Si tengo que sacar uno o dos, me quiero quedar con Andrés Iniesta o Xavi . Convivir en el día a día con ellos ha sido una maravilla y aprender en el campo. Fuera del campo y en los viajes, muy agradecido con Xavi y Andrés», aseguró enfatizando la relación fuera de los terrenos de juego y obviando al mejor jugador del mundo.
El silencio de Piqué
Esa sumisión hacia la figura de Messi deja de existir tras abandonar la disciplina del club azulgrana. Se liberó también Arthur Melo, que durante su presentación con la Juventus de Turín hace unas semanas se atrevió a mencionar al demonio: «Jugar junto a Cristiano Ronaldo es hacer realidad un sueño» . Impensable declaración enfundado en la camiseta del Barcelona. Más allá de estas manifestaciones obviando a Leo Messi por parte de dos futbolistas que siempre hablaron bien de él, ha llamado mucho más la atención el silencio que ha mantenido toda la plantilla del Barcelona sobre la decisión del argentino.
Ni siquiera Gerard Piqué, habitual en las redes sociales, se atrevió a pronunciarse. Lejos de aquel «se queda» dedicado a Neymar poco antes de su fuga a París, el central ha decidido distanciarse de todo el ruido en las Maldivas junto a su familia. De hecho, fuentes cercanas a la plantilla admiten que la relación entre Leo y Piqué no es tan idílica como se cree. E l central le ha recriminado a Messi sus escasas apariciones ante la prensa en momentos complicados y le ha exigido que cumpliera con su papel de capitán fuera del terreno de juego. El propio Piqué o Busquets han sido siempre los que han salido a dar la cara mientras que el rosarino solo se ha manifestado en momentos puntuales y con comunicados o en contadas entrevistas personales.
No obstante, las relaciones en un vestuario tan particular como el del Barcelona siempre han estado marcadas por los diferentes grupos que se crean atendiendo a la nacionalidad o a los galones de sus componentes. Emmanuel Petit , que militó en el club azulgrana en la temporada 2000-01, ya denunció recientemente lo que se encontró al llegar del Arsenal: «El vestuario del Barça estaba podrido por los clanes» . Un mal endémico que los entrenamientos a puerta cerrada no pueden esconder.
Menos respaldado
Aseguraba Johan Cruyff que la buena relación en la plantilla facilitaba los éxitos colectivos porque los futbolistas se solidarizaban en el terreno de juego, apoyándose en tareas defensivas y siendo generosos en ataque. Tal vez, los grupos cerrados que se han creado en el vestuario actual puedan explicar el año en blanco en cuanto a títulos o el estrepitoso fracaso en la Champions League. Solo hay que ver cómo salen los futbolistas a entrenarse, los círculos que conforman en los habituales rondos, cómo calientan antes de los partidos o cómo comparten asientos durante los desplazamientos.
Messi, Suárez, Arturo Vidal y Jordi Alba conforman un selecto clan al que también pertenecía Neymar y que, en principio, quedará desmembrado esta próxima temporada. Gerard Piqué, que suele ir por libre, tiene más afinidad con Busquets, Sergi Roberto y Ansu Fati. Futbolistas como Ter Stegen De Jong, Junior Firpo, Neto y Semedo conforman otro grupo, mientras que los franceses (Griezmann, Lenglet, Umtiti, Dembélé y Todibo) suelen ir juntos. Esta temporada llegarán bastantes piezas nuevas con las que Koeman espera sanear el vestuario.