Barcelona
El Barça invierte en suplentes
Tras la salida de Bravo y la llegada de Cillessen, Alcácer firmará para ser el cuarto delantero
Tras dos temporadas en las que el déficit de jugadores de primera línea en el fondo de armario viene lastrando al Barcelona, la dirección deportiva del club ha decidido dar un volantazo para este curso que acaba de comenzar. Y volantazo no significa cambio de dirección, pues el destino, qué duda cabe, sigue siendo el mismo:competir al máximo nivel juegue quien juegue.
Ayer fue oficial el fichaje de Jasper Cillessen , guardameta procedente del Ajax que llega a «Can Barça» por 13 millones de euros más dos en variables. Por 20 se ha ido Claudio Bravo al City, oficial también ayer en una maniobra extraña. La cuestión estriba en que no está vendiendo a un portero titular para traer su recambio, sino que está dando el testigo a Ter Stegen para que, después de varias embestidas contra la puerta, termine de echarla abajo. La conclusión que vierte el fichaje, además de la fe ciega en el alemán, es que el Barcelona ha fichado a un portero de segunda fila y ha perdido a un primer espada mundial, con el beneficio residual de unos cinco millones.
El siguiente protagonista de este nuevo sentido que la secretaría técnica catalana ha dado a su gestión deportiva debería ser Paco Alcácer . El delantero del Valencia firmaría en las próximas horas por unos 30 millones de euros y la operación implicaría la salida automática de Munir al Celta. No deja de resultar paradigmático el fichaje de un punta que será irremediablemente suplente durante el grueso de la temporada por semejante montante económico. Solo un contratiempo en el tridente que forman Messi, Luis Suárez y Neymar abriría la puerta a ser titular con cierta continuidad al todavía valencianista. Aunque no es Alcácer un atacante polivalente que pueda cubrir una eventual baja de cualquiera de los tres astros de arriba, pues es un delantero de área.
Atrás quedan los tiempos en los que una llamada a uno de los chicos del filial cubría con nota una vacante puntual en el once del equipo catalán. Montoya, Bartra, Sandro, Samper (y Munir si todo sigue los cauces previstos) han sido los últimos en salir. El Barcelona, consciente de esta situación que lastraba sobremanera su capacidad competitiva en las noches de máxima exigencia, ha decidido buscar fuera talento por pulir. Talento que, junto a la juventud y tras el gol, son los dos factores por los que más hay que rascarse el bolsillo en esta época moderna del fútbol. Lo tuvo que hacer el Barça, que, ahora sí, ha confeccionado una plantilla equilibrada, profunda, y con una proyección que le asegura poder dar continuidad a su idea durante un buen puñado de años. Donde antes estaba Adriano, en la temporada 2016-17 estará Digne ; por el renqueante Vermaelen, ha llegado el emergente Umtiti ; en lugar de un tembloroso Arda, incómodo cada vez que debía entrar como interior, este año están Denis y André Gomes , con la consecuente readaptación del turco a una posición más adelantada que multiplica el valor de su aportación.
La Masía ya no es la fábrica inagotable de diamantes que fue durante los últimos años. Aquello fue una época irrepetible, cíclica como la que asola cada una de las canteras del fútbol. Hoy, el Barcelona entrena, juega y vive sabiendo que la potenciación del talento y un fondo de plantilla solvente son dos conceptos indivisibles para un club de absoluta élite. Y que para aunarlos, el dinero es una parte imprescindible en la ecuación.