Champions International Cup
Arthur brilla en la primera prueba del Barcelona
El centrocampista brasileño gustó y marcó en su debut como azulgrana, empate frente al Tottenham. Lenglet y Malcom también tuvieron minutos

Si hubo un propósito con el que el Barcelona se ató las botas a la vuelta de las vacaciones, sin duda fue el de reconocerse a sí mismo. En esa dirección trabajó la dirección deportiva cuando contrató a Lenglet y Arthur , dos futbolistas que encajan en el molde azulgrana pese a haberse criado lejos de Can Barça. Ambos debutaron y se postularon como piezas de relieve para lo que desde agosto se viene encima en la madrugada de este domingo durante el primer amistoso de la pretemporada, en el que empataron con el Tottenham de Pochettino.
El defensa francés formó como central zurdo en línea de cuatro, al lado del repescado Marlon. Ante un ataque de nivel (Son, Moura, Llorente) que nunca le exigió como tal, subrayó con pulcritud cada una de las virtudes que valieron su fichaje por el campeón de Liga: firmeza para proteger su espacio y contundencia cuando lo abandonó, amén de un dominio en el revalorado arte de la construcción de juego desde el primer escalón que en el Barça luce como en pocos sitios. Umtiti tiene en su compatriota a un competidor de campanillas.
Lo de Arthur fue más vistoso por el aire nostálgico que envuelve a todo lo que huela a una figura como la que él representa. El ex de Gremio, ensamblado al interior derecho, hizo de su partido un alarde de personalidad, empeñado en oficiar como faro del centro del campo culé y beneficiado por el sensacional hacer de Sergi Roberto como mediocentro. Sobre él gravitó la circulación barcelonista, la más habitual durante la noche en el estadio Rose Bowl de Los Ángeles: brindó el primer apoyo desde la medular y no dejó de acompañar las jugadas, a la manera en que un comodín lo haría durante un ejercicio de posesión en cualquier entrenamiento de fútbol base. No había forma de que fallara un pase . Y apenas diez minutos sobre el verde bastaron para que salieran a relucir su alma de timonel, gesticulando para acompasar las acciones de sus compañeros.
Y si la primera impresión había sido buena, la bañó en oro con un certerísimo zapatazo al ángulo que ponía el 2-0 en el marcador –Munir había hecho el primero al empujar una dejada de cabeza de Rafinha tras un gran envío de Roberto–. Lo de «debut soñado» lo quemó en 29 minutos. El Barcelona, toca que te toca y casi sin darse cuenta, se encontró con un juego de posesión más próximo a sus esencias que el que orquestó Valverde durante la pasada campaña, si bien la ausencia de sus grandes tenores y la fecha del calendario rebaja a un juego de tarot cualquier conjetura.
El panorama, como es habitual en saraos veraniegos como esta Champions International Cup, cambió por completo en el segundo tiempo, territorio reservado para los aspirantes. El Barça aliñó un equipo de jugadores del filial con Malcom , el tercer y último fichaje de la secretaria técnica que encabeza Abidal. Constó en acta y poco más: no le habían dejado ni las migas. Fuera de foco, Ricard Puig y Ballou Tabla aprovecharon la ocasión para lucir talento contra los mayores.
En el otro plato, el del Tottenham, el pastel estaba aún sin tocar. Eriksen avisó en una falta que terminó estrellándose contra el palo, pero Son primero y N'Koudou un minuto después hicieron pesar la bisoñez de un Barcelona neonato que defendía dos goles de renta. Los ingleses igualaron la contienda a base de poner a prueba el temple de los canteranos en la construcción por raso, una constante pese al empuje de los Spurs.
Los penaltis emergieron como el final más justo para la contienda. Ahí venció el Barcelona, un epílogo dulce para el sueño de Arthur.