Supercopa de España

«En Arabia Saudí me sentí como en una cárcel»

Juanmi Callejón, que jugó en el Al-Ettifaq en 2017, denuncia la discriminación que sufren las mujeres.

Alberto Arteaga, técnico en la selección de fútbol sala saudí, cree que las cosas están cambiado a mejor: «No es Disneyland, pero no es una prisión»

Varias mujeres, en las gradas de un estadio saudí EFE

Rubén Cañizares

Arabia presume en los dos últimos años de haber sufrido un importante cambio como país, tanto cultural como ideológicamente. Así lo manifestó ayer en este periódico Su Alteza el Príncipe Mansour bin Khalid A.F. Al Saud, embajador del Reino de Arabia Saudí en España , pero a pesar de las continuas manifestaciones públicas de los dirigentes del país, casi nadie a nivel mundial reconoce esta evolución: «Yo no sé cómo está ahora el país, pero en 2017 me sentía como en una cárcel», explica a ABC Juanmi Callejón , flamante fichaje del Marbella FC y jugador del Al-Ettifaq de Dammam durante todo ese año: «Estuve solo la mayor parte del tiempo, pero desde octubre a diciembre, tras nacer mi segundo hijo, Marco, toda mi familia vino allí conmigo y mi vida consistía en ir de casa al entrenamiento y del entrenamiento a casa. Para airearnos un poco íbamos de vez en cuando a un centro comercial, pero nada más. Era una vida plana. Aburrida».

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En 2017, la mujer de Juanmi no podía asistir a ningún entrenamiento del equipo de su marido. Por supuesto, tampoco a ningún partido. De hecho, en el Al-Ettifaq, del primero al último empleado eran hombres. Tampoco su mujer podía desplazarse con libertad por Dammam con sus dos hijos, ya que le estaba prohibido conducir. Todas estas restricciones le obligaban a estar casi todo el tiempo en casa: « Cuando salía a la calle tenía que llevar abaya. Siempre. Sin excusas. Por supuesto en los centros comerciales también. En cuanto a la hiyab, al ser mujer occidental eran algo más permisivos pero al tener la extensión del pelo por debajo de los hombros era obligatorio que se lo recogiera con una coleta».

El ocio de la familia Callejón se reducía a esos paseos alrededor de tiendas de ropa y locales de restauración, pero aquí también había restricciones. Los restaurantes estaban divididos en dos zonas . La de solteros, en masculino, y la de familias. Ahí es donde únicamente podían entrar las mujeres. No había zona de «singles» en femenino: «Me dio mucha pena cómo trataban a las mujeres en Arabia. Fue impactante. Con el paso del tiempo, acabé por acostumbrarme, pero las primeras semanas me chocó bastante».

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En ese 2017, el sexo femenino no podía conducir, probarse ropa en una tienda, visitar un cementerio, centro religioso, bañarse en la playa ni en la piscina, ir a un gimnasio... Además, necesitaban el permiso de su marido para expedir un pasaporte, viajar o acudir al médico: «Incluso hablar de por qué a la mujer se le trataba así no estaba bien visto. Había que callar y acatar», recuerda Juanmi.

Otra cara

Tres años después, Arabia dice tener otra cara: « Arabia Saudí no es Disneyland, pero no es una cárcel. Está lejos de países como Kuwait o Emiratos Árabes Unidos, que son más abiertos, pero está teniendo una apertura a tener en cuenta», detalla Alberto Arteaga , entrenador asistente de la selección de fútbol sala de Arabia Saudí, dirigida por el también español Luis Fonseca: «Nosotros llegamos en junio y sí que hemos visto una evolución. Hemos jugado partidos con mujeres en las gradas y entremezcladas con hombres. Eso es real porque lo he visto con mis propios ojos».

Arteaga nos cuenta que ya hay visados de turismo para Arabia , cuando antes se necesitaba carta de una empresa para poder entrar: «Desde China están viniendo muchos turistas». También explica que se puede ir con una pareja a vivir a Arabia bajo el mismo techo aunque no se esté casado, situación impensable hace poco tiempo: «También hay cines. En este país no había cines hasta hace poco más de un año».

Estas y otras medidas forman parte de un plan denominado 20-30 para convertir a Arabia en un país moderno y cercano a la cultura occidental, con una importante flexibilización de sus leyes : «Lo que no se puede esperar es que de la noche a la mañana se cambie todo un país. Esto es un proceso lento. La media de edad de Arabia es de 27-28 años, y eso conlleva una mentalidad renovada. Con nosotros al menos están siendo súperamables y agradecidos, y están mostrando máximo respeto hacia nuestro trabajo».

Arteaga también desvela que, a diferencia de 2017, ya sí hay zonas femeninas de solteros en los restaurantes y que las mujeres no están obligadas a llevar la abaya en los centros comerciales: «Deben cubrirse los hombros, eso sí. Y los hombres ir en pantalón largo. Eso es innegociable».

Restricciones en redes

A nivel comunicativo la mayoría de aplicaciones de llamadas o videollamadas están disponibles, excepto la de whatsapp : «Yo creo que es un modo de decirle al resto del mundo que se están abriendo pero que, ojo, se hace cuándo y cómo ellos deciden y no cuándo y cómo les marca la comunicad internacional».

Lo que no estaba permitido en 2017, cuando Callejón jugaba allí, y ahora, con Arteaga en la selección de fútbol sala de Arabia, es navegar en internet por páginas de apuestas y de contenido pornográfico , comer cerdo, darse un beso o cogerse de la mano en público con tu pareja, y beber alcohol. De hecho, hace un año hubo una importante redada en los hoteles por el consumo de alcohol: «Es ley seca total. Incluso en los hoteles. Es radical el pensamiento que hay en este país con el alcohol», explica Alberto, transparente cuando se le pregunta por qué cree que la Federación ha llevado la Supercopa a España: «No creo que la Federación lo haya hecho exclusivamente para ayudar al país porque, claro, cuando te sueltan una buena pasta es más fácil ayudara un país. Me hubiera gustado ver a la Federación ayudar a Arabia antes de la Supercopa llevando, por ejemplo, a la selección femenina de fútbol allí. Sí que les creo cuando dicen que los españoles veremos un país que no es tan fiero como lo pintan». Así es el ayer y el hoy de Arabia Saudí , un país entre Disneyland y la cárcel que decidirá el primer título del fútbol español en 2020.

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