Copa del Rey

Alavés, el modesto que acapara los focos

Su gran trayectoria en la Liga y su presencia en semifinales de Copa respaldan un proyecto cocinado a fuego lento y liderado por Pellegrino

Los jugadores del Alavés y su técnico, Pellegrino, arropados por su afición @Alaves

E. V. Escudero

Los sueños de grandeza que Dimitri Piterman alojó un día en el Alavés se convirtieron en la peor pesadilla del club vasco, que en los años que siguieron a la presidencia del excéntrico ucraniano vio peligrar su viabilidad . Rescatado en 2011 por el grupo Baskonia, el equipo no ha dejado de crecer desde entonces. De Segunda B a Primera en tres años, en los que ha liquidado la deuda hasta abandonar la situación concursal que le puso contra las cuerdas. «Cuando aterrizamos en el club, había siete jugadores en nómina y no había entrenador. Por no haber, no quedaban ni balones para entrenar», recuerda a ABC Alfonso Fernández de Trocóniz, actual presidente.

Esos inicios, con el equipo luchando por no desaparecer, fueron duros. El equipo fue creciendo al mismo ritmo que regresaba el aliento a las gradas. Goles, puntos y ascensos hasta celebrar su regreso a Primera el pasado mes de junio .

A pesar de la alegría, el verano del Alavés anunciaba tormenta. La abrupta ruptura con Bordalás abrió un proceso de renovación inesperado en el club. Un golpe de timón que terminó con Mauricio Pellegrino al frente del vestuario tras la salida del técnico del ascenso. Una apuesta arriesgada por un entrenador sin apenas experiencia en la liga española que el paso del tiempo ha demostrado que fue acertada. «Teníamos claro que debíamos hacer este cambio. El cuerpo técnico anterior había hecho un gran trabajo, pero sabíamos que la Primera división era muy diferente y tratamos de formar un proyecto a la altura de la categoría», reconoce el dirigente.

Diez años después de haber colgado las botas en Mendizorroza, Pellegrino volvía a Vitoria para hacerse cargo del vestuario donde dijo adiós como futbolista . Una década en la que tuvo tiempo de forjarse junto a Rafa Benítez antes de dirigir al Valencia y a varios clubes en Argentina. Proyectos sin lustre, pero que sirvieron para que el argentino acumulara la sabiduría necesaria y no fallar en su regreso a la liga.

Además de su llegada, el Alavés remozó la plantilla casi por completo . Diecisiete caras nuevas que convertían el proyecto del regreso a Primera en una incógnita. «Con nuestro presupuesto en Primera había que buscar algo diferente. Se ha hecho un gran trabajo de cesiones, apostando por jóvenes con talento, nuestra única opción para ser competitivos en la categoría», señala Fernández de Trocóniz sobre el trabajo mayúsculo de la dirección deportiva que se arriesgó y acertó con jóvenes como Marcos Llorente o Theo Hernández y que apostó por otros valores desconocidos para armar un puzzle gigante. Rompecabezas que fue acoplando sus piezas a marchas forzadas durante la pretemporada. Seis partidos sin derrota que disiparon las nubes, aunque fue el empate cosechado en el Vicente Calderón en la primera jornada de liga el que confirmó las buenas expectativas del equipo.

Aquel día, el Alavés demostró que es capaz de competir de tú a tú con cualquier equipo. Llevó al límite al Atlético de Madrid, que vio cómo el conjunto vasco le empataba con un golazo de Manu García .

La presión como filosofía

Aquel choque respaldó el trabajo que todo el club había hecho durante la pretemporada, pero fue dos semanas después cuando los focos comenzaron a apuntar de verdad hacia Mendizorroza. La visita al Camp Nou , saldada con derrota habitualmente, se convirtió en el mejor escaparate para la filosofía de Pellegrino. Presión alta, defensa adelantada y valentía. El triunfo (1-2), con goles de Ibai Gómez y Deyverson , puso en alerta al Real Madrid, que no cayó en la trampa del «matagigantes» en su visita a Vitoria. A pesar de la contundente victoria madridista ese día (1-4), el duelo ante los blancos no desactivó la buena marcha del Alavés, duodécimo clasificado, con una imagen sólida tanto en casa como fuera de ella.

El sueño de la Copa

Con el descenso a catorce puntos, el Alavés ha podido centrar también sus esfuerzos en la Copa , lo que le ha permitido llegar hasta semifinales por quinta vez en su historia, su tope en la competición. Tras superar al Nástic, Deportivo y Alcorcón, los de Pellegrino se miden esta noche al Celta en la antesala de la final tras haber arrancado un empate a cero en la ida disputada en Balaídos. «Ya que estamos en el baile, bailemos. Soñamos con llegar a lo máximo», señalaba el propio técnico.

Una ambición que ha sabido transmitir a sus jugadores, conscientes de que con trabajo e ilusión pueden plantar cara a cualquier equipo. Sin límites... y sin nubes en el horizonte.

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