Adama, un reto de 100 metros y el truco del aceite para bebés

Usain Bolt corrió la final de los 100 metros del Mundial de Berlín a una media de 37,5 Km/h, con un pico de casi 45 Km/h, para establecer un nuevo récord del mundo que aún hoy perdura: 9.58. A Adama Traoré , nueva sensación de la selección española tras su eléctrico debut ante Portugal, le han llegado a medir registros de 37,0 km/h durante algún partido de la Premier League. Ayer, el extremo del Wolverhampton se sonreía cuando le preguntaban por la posibilidad de probarse en la prueba reina de la velocidad: «Nunca lo he hecho y la verdad es que me gustaría. El GPS ya me dice la velocidad a la que voy en el campo y me sorprende, pero eso es parte de mi juego y debo sacarle ventaja».

[Así ha ido evolucionando el físico de Adama Traoré, la sensación de la selección]

Tras esta declaración, Ángel David Rodríguez , 'el Pájaro', exrecordman mundial de los 100 metros, no dudó en tirarle un guante a Adama a través de las redes sociales y le invitó a hacer esa prueba con él, aunque el atleta madrileño cree que faltan datos para medir las posibilidades reales de Adama , y considera que la velocidad real del extremo le dejaría con un tiempo cercano a los 11 segundos: «Los sistemas de tracking en futbol ofrecen datos de velocidad instantánea, lo cual provoca picos muy altos. Pero la diferencia entre velocidad máxima y velocidad instantánea está en torno a un 8-10%. Bolt se llegaba a desplazar a 44,27 km/h durante un tramo de unos 40 metros. Dicho de otra manera, mi velocidad instantánea máxima ha sido similar a la velocidad máxima de Bolt, pero mientras yo lo he hecho unas centésimas al salir de un apoyo mientras corría de media a unos 40 km/h, Bolt lo mantenía 50 metros. Por eso me saca medio segundo en un 100».

Con todo, ante la Portugal de Cristiano Adama pudo exhibir por fin ese potencial ante el aficionado español al que le quedan aún lejanos los partidos de la liga inglesa. Una arrancada brutal por la derecha en la que dejó atrás a dos defensores antes de centrar desde la línea de fondo a Dani Olmo , en lo que fue la mejor ocasión de España, expuso sus credenciales al cien por cien y dejó buena muestra de lo que puede aportar el jugador. Pero su potencia y velocidad también valen para los aspectos defensivos. Que se lo pregunten al azulgrana Trincao, que aún está pensando de dónde apareció Adama para tumbarle y abortar un claro contraataque luso. El español arrancó veinte metros más atrás, y aún así le sobró campo para cortar la jugada.

«Los partidos ante los grandes siempre llaman la atención», expone un Adama que tiene muy claro cuál es su máxima en la vida: «Cada día que no mejoro es un día perdido para mí». «Hacen falta dos o tres rivales para detenerle», refuerza Luis Enrique , que está convencido de tener un diamante en bruto en la figura de Adama.

El origen de su tremendo físico, más propio como se ha escrito de un futbolista o un jugador de fútbol americano, está en su afán por evitar las lesiones. Un compañero suyo en las categorías inferiores del Barça le metió en un gimnasio, y allí ha pasado horas y horas potenciando los músculos y ganando en aceleración. «Trabajo mucho en el gimnasio, como profesional que soy. Pero pesas no hago porque gano volumen muy rápido por mi genética y es contraproducente. Hago otro tipo de trabajo».

Falta por desvelar el truco del aceite de bebé, un elemento que se embadurna sobre los hombros desde hace tiempo antes de los partidos y que al principio sorprendió hasta a sus compañeros. Acostumbrado a ir al choque y a sufrir agarrones, también lo utiliza por su obsesión para evitar lesiones. Fue un fisio del Wolverhampton quien se lo aconsejó, y para él ha sido milagroso: «Lo uso por el tema de tener problemas de hombro y por las faltas que me hacen al intentar agarrarme», explica «Me ayuda a que no puedan hacerlo y también a evitar lesiones».