Platini, el demócrata de los clubes

Nacido en 1955 en una familia humilde, el reto de Michael, aquel niño gordito que jugaba en Joeuf, era superar ese hándicap para convertirse en futbolista. Cosa extraña, no tenía complejo. Era un mandón en el campo. Trabajó para superar esos kilos de mas . Y se transformó en un líder del Nancy. Dirigía el juego con una clase innata. Se consagró en el Saint Ettiene. Y se hizo universal en la Juventus, que le fichó en 1982.

Jefe de la Francia que ganó a España la Eurocopa de 1984, su resquemor fue no conquistar nunca un Mundial. Colgó las botas a los 32 años, tras anotar 356 goles y obtener tres Balones de Oro . Inmediatamente se hizo seleccionador de Francia. Fue elegido entrenador del año en 1991. Pero la experiencia no fue positiva. Se dio cuenta del error: había pasado demasiado deprisa a ser el técnico del equipo nacional. Desde entonces quiso ser dirigente del fútbol.

Parlanchín, locuaz, cercano, su carácter desvelaba su origen italiano. Tenía liderazgo. Y cambió de estrategia para el resto de su vida. Daría pasos bien meditados para no fallar nunca y llegar hasta el trono más alto, la FIFA. Ese es su reto actual.

Su primer salto directivo fue ser jefe del Comité Organizador del Mundial de Francia 98. Blatter quiso ganárselo para su causa y le introdujo en 2002 como miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA. después, se lo quitó de en medio. Era un rival. Y le postuló como presidente de la UEFA. Ganó a Lennart Johansson las elecciones de 2007. Y revolucionó el organismo. Eliminó la segunda liguilla de la Champions para dar más sitio a todos los equipos modestos de Europa. se ganó el cartel de demócrata del fútbol . Impuso el Fair Play financiero. Ahora quiere democratizar la FIFA.