fútbol
Segunda B, una Liga de Primera
Con casi veinte clubes que han pasado por la élite, la categoría de bronce resulta un pozo difícil de abandonar
Plazas, calles y fuentes de Oviedo se teñían de azul a principios de junio por el ascenso del equipo del Carlos Tartiere a la Liga Adelante, objetivo anhelado por su afición desde 2003. Al sur, en el otro extremo de España, el llanto del Cádiz después del gol del asturiano David Fernández que frustraba el intento de regresar a la categoría de plata. El equipo del Ramón de Carranza desperdiciaba una segunda oportunidad y, después de una agónico playoff de ascenso, se quedaba una temporada más sin poder dar una alegría a sus fieles. Tras casi once meses de competición, el esfuerzo del campeón del Grupo IV terminaba en balde. Una temporada más se volvía a poner de manifiesto la dureza de la Segunda División B del fútbol español , un pozo del que muchos intentan escapar y muy pocos lo consiguen. Una condena, para algunos, casi a perpetuidad.
Con Real Madrid y Barcelona como grandes abanderados, la Liga española presume de ser la mejor del continente . Máxima exigencia en cada jornada que, dos categorías más abajo, tiene prolongación en la Segunda B, una categoría en la que solo cuatro de los 80 clubes que cada temporada inician el campeonato optan a celebrar el ascenso. Algunos equipos, por desgracia, incluso se han quedado alguna campaña a medio camino del curso porque las penurias económicas invadieron la división de bronce del fútbol español mucho antes que la crisis hiciera acto de aparición en todo el país. Afortunadamente, las medidas de control impuestas por la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) y la Federación Española de Fútbol (RFEF) se han incrementado, y, por primera vez en los últimos 25 años, la categoría vive un verano sin descensos administrativos por impagos.
«Es una categoría muy complicada incluso para los equipos más poderosos. Mire lo que le pasó al Cádiz este año», explica Alfredo Gallardo a ABC. El presidente de la Balompédica Linense, rival del conjunto del Ramón de Carranza en el Grupo IV, conoce a la perfección las dificultades que sufren los clubes que pelean por salir del profundo pozo en el que se ha convertido la Segunda B española. Lleva en el cargo desde 2002 y ha luchado mucho por mantener en pie al equipo de La Línea, deportiva y, sobretodo, económicamente. «Para algunos presidentes, poder pagar las mensualidades es un auténtico dolor de cabeza», afirma Gallardo. No es su caso ni el de la histórica «Balona». Lo dice bien alto y orgulloso de ello en la conversación con este periódico. «Nosotros somos exigentes con los futbolistas para que rindan, por eso nos gusta cumplir con ello. Podemos decir con orgullo que somos el primer equipo de España que ha liquidado este verano a su plantilla. El día siguiente de acabar la liga, todos los jugadores pasaron por las oficinas y se fueron de vacaciones al día».
En una categoría en la que apenas existen ingresos por televisión y poder encontrar publicidad es una empresa complicada, cuadrar los presupuestos y no salirse de ellos es vital para la supervivencia de unos clubes que sueñan con dar el salto de categoría. Para algunos, la Liga Adelante, el fútbol profesional, puede ser la única vía para sobrevivir. Muchos de los nombres históricos que penan ahora por la Segunda B murieron hace años por la asfixia económica y ahora son el resultado de una obligada refundación en el fútbol regional.
Ilustres en horas bajas
La vida sobre la hierba tampoco es cómoda. Después de 38 jornadas de Liga, los campeones de los cuatro grupos no tienen garantizado el ascenso y se ven obligados a disputar un agónico playoff. La historia y el pasado de los clubes solo sirve para otorgar pedigrí y que los rivales salgan con el cuchillo entre los dientes. Hércules, Recreativo, Racing de Santander... equipos que no hace mucho aparecían en los resúmenes dominicales de Primera División se fajan ahora en el barro y el césped de algunos de los estadios que visitan en el presente no tiene parecido alguno con el que pisaban en el Bernabéu o el Camp Nou. «La falta de dinero en la categoría se nota en las instalaciones de muchos equipos, es imposible que puedan realizar mejoras», se lamenta Gallardo, que reclama «una reestructuración urgente de la categoría. Es una barbaridad que haya 80 equipos compitiendo por cuatro plazas de ascenso».
Una de las medidas que propone es sacar a los filiales de esta categoría «porque desvirtúan la competición. Muchas veces, varios jugadores son llamados para las primeras plantillas y merman a sus equipos». Una solución con la que no coincide Ramón Tejada, director deportivo del Real Jaén. «Sería muy útil llevar a cabo una liga de filiales, pero no creo que sean el problema de esta categoría. Además, la Segunda B es una competición muy útil para la formación y desarrollo de la gente joven», explica a ABC.
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