Messi no brilla con el Tata
Luces y sombras argentinas en la Copa América. De fondo, la eterna espera al 10
Alrededor de Argentina , Messi y el Tata Martino aletea una paradoja. A Messi le gusta el Tata, y quizás sea Martino el que, por conocer Barcelona y Argentina, mejor pudiera determinar lo que sobra o falta en la transición del Camp Nou a la albiceleste . Pero a la vez hay algo incontestable: probablemente sea Martino el técnico con el que peor jugó Messi en toda su carrera.
De fondo hay otra cuestión. Si Maradona fue un 10 popular y espontáneo, un astro que guió a su selección de forma natural, como un predestinado, Messi es más bien un 10 al que Argentina no termina de adaptarse . Un 10 marciano, meteorito, llegado de fuera. El «¿De qué planeta viniste?» de Victor Hugo Morales se lo tendrían que preguntar a él.
Aún debate Argentina su estilo para la mejor ubicación del astro. Martino lo ha intentado recreando una imitación barcelonesa. Un 4-3-3 con apuesta decidida por el balón y el toque con Pastore como jugador importante, empático y encargado del último pase.
Caída en las segundas partes
Ayer, terminada la primera fase de la Copa América, el técnico achacó los problemas de su equipo al cansancio. « Noto una merma fisica en los segundos tiempos» . Aún cansadas, Argentina tiene más estrellas que nadie y es la favorita de un torneo en el que sólo la anfitriona y un Brasil sin Neymar podrían plantarle cara. Ha brillado en la primera mitad ante Paraguay y Jamaica y en casi 70 minutos ante Uruguay. Por momentos, se la ha visto interesada en dominar, presionar arriba y tejer una red de pases, un fútbol más ofensivo que con Sabella. Pero en todos los partidos el equipo se ha caído.
Sin fuerzas, acabó perdiendo el balón y defendiéndose de modo poco convincente. Se nota la dependencia de Mascherano, único con eso que en Argentina llaman jerarquía. Ha habido ocasiones, pero pocos goles y parte de la afición condena al virtuoso Pastore como un representante puro del «pecho frío», revés temperamental del jerarca Mascherano. Se ha señalado que Martino mueve el banquillo con torpeza y que no ha demostrado la capacidad de cambio y adaptación de Sabella, que en cada partido durante el último Mundial fue moldeando la idea de juego.
Ahora bien, pudiera ser que con el reconociminto del cansancio, Martino estuviera haciendo algo más que disculparse. El quevediano «Soy un fue, un será y un 4-3-3 cansado» recuerda al año madridista de Ancelotti. Quizás está preparándose los cambios: Un 4-4-2 con compañía para Mascherano, un Di María más retrasado, o Pastore con escolta...
Tanto como la Copa América importa la definición definitiva de Argentina, que tiene el astro, pero no sabe encajarlo. Del Diego popular y mesiánico que encarnaba la Argentina misma, ha pasado a un diez complejo que nunca acaba de brillar allí. Zurdo, pequeño y veloz: todas las profecías dicen que es él. Pero no termina.
Noticias relacionadas