EUROCOPA 2015
Partido serio en Bielorrusia
España no puede descuidarse ante un rival al que ganó siempre. Centenario de Del Bosque en el banquillo y titularidad de Casillas
Se cumple un año justo de la derrota ante Holanda. Durante los días siguientes, en Curitiba se escuchaba que España había jugado bien gran parte del encuentro. Era la mala suerte. Ya con el segundo tropiezo, tímidas voces se atrevieron: «Míster, ¿está pasando algo?». Del mismo modo, antes de Mourinho, figura nefanda, Casillas era indiscutiblemente el Mejor Portero del Mundo y todas sus paradas auténticos y prodigiosos paradones. Manos de santo. Hoy será titular y jugará su partido número 162 con la selección, proeza digna de un mito como él. ¿Pero por qué pararse ahí? ¿Por qué no llegar a los 200? ¿Qué lo impide si él quiere y aún es capaz de flexión?
Antes de que Luis Aragonés sacara a pasear su genio creador y castizo y mandara a casa a Raúl González, retirar al Siete de España era considerado un atentado casi cultural. Qué cosas no le dijeron al seleccionador. Los mismos que ahora se constituyen en guardia mora de la, así llamada, roja, de la que no se puede decir nada que no venga precedido de volutas de incienso.
Pero es el clima del fútbol español. Ahora toca Bielorrusia tras la polémica de Piqué y se ha llegado a leer que «Del Bosque es bueno para la humanidad». Cuando uno critica a D. Vicente se siente como si estuviera robando el cepillo de la iglesia para fundírselo en Gin Tonics de pepino.
Durante estos días, ni Piqué ha pedido disculpas ni Del Bosque ha mostrado la misma consternación con los pitidos al himno. Se mantienen inconmovibles en la bondad y el sentido común. Hoy cumple su centenario Del Bosque como seleccionador, el de mejor trayectoria de nuestra historia, pero ha perdido algunos apoyos por la sospecha de estar siempre del lado de la misma sensibilidad.
Todo alrededor de esta polémica diminuta se enmaraña. A Piqué no se le pita sólo por haber faltado al respeto aludiendo a la vida personal de otro futbolista, que eso fue lo que hizo, broma o no, quizás también por su reincidencia y por haber disculpado los silbidos al himno español al recomendar que se fuera a la raíz de los mismos. Eso se pareció un poco a «hacer política en el fútbol».
El fútbol bueno
Del Bosque ha vuelto a elogiar la pacificación entre Casillas y Xavi (la Pax Pipera), la recuperación de «los buenos comportamientos». Quizás ese fue el error o el malentendido. Erigirse en árbitro del «buen orden», roto solamente, ay, cuando el Madrid decidió competir con el hegemónico Barcelona de Guardiola.
Durante este año, España ha pasado del buen fútbol al fútbol bueno, aunque ha habido una recuperación del tono. Se ha mantenido la continuidad en el «estilo» y han entrado muchos debutantes, quizá demasiados. No sabe el aficionado discriminar el optimismo razonable del forzoso. Y el tiempo, en forma de retiradas, ha despejado algunos nombres del once tipo. Del Bosque ha abierto la selección a la nueva generación, pero la generación no termina de darse por enterada.
Hoy es un buen día para ver la aptitud de Morata , realidad emergente tras sus triunfos con la Juventus. Diego Costa sigue en el pensamiento y aún quedaría Alcácer, que siempre que ha jugado lo ha hecho bien. Sucede que el valenciano no tiene portadas.
La defensa está clara y también el estupendo Busquets, prolongación del míster en el césped. En la media ha habido dos dudas: la presumible incapacidad de Silva para el rol dominante y las oscilaciones en el ánimo de Isco, que durante un fugaz intervalo pareció ser otro Iniesta. Verdaderamente está siendo, ahora lo vemos, una «dulce transición».
España ha de ganar a Bielorrusia. Porque es mejor, porque la ha ganado siempre y porque siendo segunda, con Ucrania tercera y el último partido allí, permitirse un desliz complicaría una clasificación que parece casi tramitada. Se juega en Borisov, algo que, por no ser Minsk, se ha criticado por algunos. También juega España en Albacete y no pasa nada. Cómo somos.
Del Bosque anunció que Pedro, otro de sus fetiches, podría jugar algunos minutos. Tras unos días sin Liga hasta Bielorrusia apetece. Fábregas, destacado el otro día, será el temple y la veteranía en la medular y Morata aportará ese ímpetu algo descarrilado que parece lo más pujante que tenemos ahora mismo.
Dijo Morata ayer que nota la diferencia con el estilo de la Juventus, pero que encuentra de ayuda su experiencia de años en las categorías inferiores. Así que es cierto: existe una pedagogía federativa del estilo.
Del Bosque, que pasó del yo al nosotros de un modo extraño, como si en lugar de un vacío zen hubiera poblado su yo con Toni Grande, tiene un sentido orgánico de la dirección. Han sido años tranquilos. Al verle entre aficionados del Athletic y Barça tras la final de Copa se percibía el respeto cariñoso de todos ellos. Seleccionador de todos-todos, como diría el muñeco de Hilario Pino en aquel programa. El precio, claro está, es cierta madrileña incomprensión.
Bielorrusia es el mínimo obstáculo antes de otro año de transición, a la espera de que las generaciones, aquí sí, muden tranquilas.
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