La explosión de Morata

El 19 de julio de 2014, la Juventus anunciaba con orgullo la contratación para las próximas cinco temporadas de Álvaro Morata. Veinte millones de euros pagaba el club italiano por el canterano blanco, cuyo papel de actor secundario en el Real Madrid estaba frenando la progresión de uno de los mejores productos de la «Fábrica». La entidad de Concha Espina se frotaba las manos ante la cuantiosa cantidad pagada por un suplente sin apenas minutos, que es el papel que le tenía asignado Carlo Ancelotti al delantero, y Morata se la jugaba abandonando el club de sus amores, recién coronado campeón de Europa por décima vez, marchándose a una Liga siempre difícil para un jugador español y a un equipo plagado de estrellas de medio campo en adelante. Pero como en el fútbol pocas veces dos más dos son cuatro, diez meses y diecienueve días después de pintarle rayas negras a su admirada camiseta blanca, Morata celebra aquella arriesgada, pero acertada decisión.

Ayer fue un día duro para el ariete español. Veinticuatro horas antes, un gol suyo estuvo cerca de darle, con solo 22 años, la segunda Champions de su carrera y la tercera de la historia de la Juventus. Junto con Buffon, fue el mejor de los italianos en la gran final de Berlín, pero su titánico esfuerzo no encontró la recompensa: «Duele perder una Champions así. Si la hubiésemos ganado creo no hubiera sido injusto» , explicaba Morata con resignación y tristeza en la zona mixta del Estadio Olímpico de Berlín.

Su pena por no haber alcanzado la «Orejona» no es óbice para ensalzar la superlativa temporada del ariete español. Hay jugadores del Real Madrid, y esta temporada es un buen ejemplo, que prefieren vivir su carrera en el banquillo de uno de los mejores clubes del mundo, que coger el petate e irse a buscar las habichuelas en otro equipo. No es el caso de Morata, una persona inteligente y ambiciosa, que no lo dudó ni un segundo cuando Allegri le dijo que haría de él uno de los mejores nueves de Europa: «Es un jugador vital para nosotros. Comenzó como suplente pero no dejó de trabajar hasta ganarse el puesto. Y lo mejor es que su crecimiento no ha terminado aquí. Aún puede dar mucho más», asegura el técnico de la Juventus de su pupilo.

El futuro de Morata tendrá alguna portada que otra este verano, pero parece complicado que vaya a coger tinte de culebrón. Su excepcional temporada ha provocado una ola de comentarios entre la parroquia merengue pidiendo el regreso del canterano, pero por ninguno de las dos partes hay, a día de hoy, interés alguno: «¿Qué jugador se va a querer ir del mejor equipo de Italia y del segundo mejor de Europa para ser suplente en el Real Madrid? Álvaro seguro que no. Es muy feliz en Turín, es un ídolo para los aficionados y se ha ganado un estatus en la plantilla», aseguró ayer en Berlín a ABC una persona muy cercana al ariete «bianconeri».

Eso sí, el mundo del fútbol es imprevisible y en veinticuatro horas lo que era negro es blanco y viceversa, pero mucho tiene que cambiar el panorama para ver a Morata de nuevo por la capital de España a la vuelta de vacaciones. Para empezar, son treinta millones los que tendría que pagar el Madrid y aunque quisiera desembolsarlos, después tendría que convencer al delantero.

De hecho, el propio Morata ya mostró su enfado con este asunto tras la final de Champions. En un «flash interview» con una de las televisiones italiana con derechos, el jugador de la Juventus abandonó la misma sin contestar y con cara de pocos amigos cuando el reportero le cuestionó sobre su futuro. Él solo quiere hablar de fútbol, ese que ha deslumbrado a Turín y a toda Europa esta temporada.