BARCELONA
Bravo, un muro silencioso
El guardameta chileno ha tenido un papel decisivo en su primera temporada en el Barça
Pocos futbolistas ejemplifican mejor la buena marcha del Barcelona en este curso que Claudio Bravo (Chile, 13 de abril de 1983). Muy pocos repararon en su llegada, alejada de focos y pomposidad, a principio de temporada. El motivo de su fichaje parecía más su experiencia que sus dotes futbolísticas. Ter Stegen había sido la gran apuesta de Zubizarreta para cubrir la marcha de Valdés y Bravo debía guiar al joven alemán en sus primeros pasos en Barcelona. Pero Luis Enrique cumplió su palabra, les dio las mismas oportunidades durante la pretemporada y acabó apostando por Bravo para los partidos de Liga. Una apuesta ganadora como pocas.
La trayectoria del guardameta chileno en su debut como azulgrana no puede calificarse de otra manera que no sea como excelente. El vacío que dejaba Valdés en la siempre complicada portería del Camp Nou era de los que hacen época y Bravo lo ha sabido llenar sin grandes estridencias, pero con un trabajo duro y eficaz. Sus número hablan por sí solos. Ha jugado todos los minutos del campeonato hasta ahora y solo cantar el alirón en el Calderón puede alejarle de no acabar disputando las 38 jornadas completas. Luis Enrique valora mucho el papel del tercer portero de la plantilla, Masip, y a buen seguro que le daría minutos frente al Deportivo si la Liga ya está decidida.
Si Bravo lo ha jugado todo en Liga es porque se lo ha ganado. Ha tenido actuaciones memorables, paradas increíbles y su juego con los pies ha sido brillante. «Trato de ser una persona serena dentro del campo», acentuaba hace poco. En su primer curso en el Barça, el chileno va a ganar el trofeo «Zamora». La debacle que debería darse para que no lo hiciera es tan grande que resulta impensable que pueda hacerse realidad. Aventaja en siete goles a Diego Alves, del Valencia, y en doce a Sergio Asenjo, del Villarreal. El trofeo será suyo. Bravo ha encajado 19 goles en 36 partidos de Liga, manteniendo su portería a cero en 22 ocasiones. Esta cifra es récord absoluto en la centenaria historia del Barcelona, superando la marca de Valdés (20). Hay que subrayar que el chileno no encajó un gol hasta la novena jornada de Liga, cuando Cristiano le batió desde el punto de penalti en el Santiago Bernabéu.
Bravo ha sido un jugador decisivo. No solo ha parado y ha mostrado una gran solvencia bajo palos, sus actuaciones han dado puntos al Barcelona, lo que se le exige solo a porteros de máximo nivel. Especialmente importante fue su labor frente al Valencia en el Camp Nou, el partido que empezó a decantar el título hacia el bando azulgrana. En pleno baño de juego del equipo de Nuno al Barça, Piqué cometió un ingenuo penalti que lanzó Parejo. Bravo adivinó la intención del lanzador y desbarató el lanzamiento. Al final se impusieron los azulgranas y sumaron tres puntos decisivos para el campeonato. El chileno quiere redondear su extraordinaria temporada en el Calderón para poder levantar así su primer trofeo como azulgrana. Torres, Mandzukic, Arda y compañía le intentarán amargar. El duelo está servido.
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