Fútbol y cine

La desgraciada historia de Goyo Carrizo, «El otro Maradona»

El inseparable amigo en la infancia del astro argentino era incluso mejor futbolista que Diego, pero una grave lesión se cruzó en su prometedora carrera

La desgraciada historia de Goyo Carrizo, «El otro Maradona» El otro maradona

Rubén Cañizares

«El fútbol es un arte, la pierna es un arte, y a mí me gustaba dibujar con la piernas», cuenta con nostalgia una de esas grandes promesas del fútbol que iba para estrella pero que nunca sabremos si hubiera tenido un hueco en el firmamento del deporte rey. Hablamos de Gregorio 'Goyo' Carrizo, el mejor amigo de la infancia de Diego Armando Maradona , cuya carrera se dirigía hacia el mismo y exitoso camino del «Pelusa», pero una fatídica lesión cuando apenas tenía veinte años acabó prematuramente con ella. Su historia se cuenta de manera brillante en el documental «El otro Maradona», de los directores Ezequiel Luka y Gabriel Amiel, que se estrena este sábado en Argencine 2015, la semana del cine argentino, que como cada dos años se llevará a cabo en la capital de España.

Goyo, como el «Pelusa», nació en Villa Fiorito, uno de los barrios más peligrosos y marginales de Buenos Aires, un 21 de octubre de 1960. Su amor por el fútbol le llevo a conocer a Maradona con tan solo seis años y desde entonces fueron inseparables. A los nueve formaron la dupla «Los Cebollitas», un equipo infantil que hizo historia al ganar de manera consecutiva 136 partidos. Goyo jugaba con el «9» y Diego con el «10» y la pregunta del millón era cuál de los dos tenía más calidad y talento . De hecho, cuarenta y cinco años después, a Carrizo se lo siguen diciendo por la calle: «¿Y si usted fue mejor que Maradona?»

Maldita rodilla

«Nuestro sueño era jugar los dos en Primera. Siempre lo decíamos, que empezaríamos los dos juntos y terminaríamos los dos juntos. No pudo ser, pero yo le doy siempre gracias a Dios por todo lo que le dio a Diego», comenta Goyo en el documental, que intenta bucear en la desgraciada historia del «Maradona que no fue» como le conocen en Villa Fiorito los vecinos que le vieron despuntar junto a Diego.

Una gravísima lesión del ligamento cruzado de su rodilla derecha, cuando ambos comenzaban a despuntar en Argentinos Juniors, truncó la halagüeña carrera de Carrizo. Nunca volvió a ser la estrella que caminaba codo con codo junto a Maradona . Lo intentó de nuevo, pero se arrastraba por el campo. No le quedó más remedio que colgar las botas sin apenas haberlas disfrutado y cayó en una profunda depresión, pero sus seis hijos le ayudaron a recuperar las ganas de vivir. De hecho, su retoño más pequeño se llama Diego Armando. Hoy, con cincuenta y cinco años, se dedica a cazar talentos en su Argentina querida, mientras reflexiona en voz alta, con la melancolía propia de quién le tocó vivir una vida que no era la suya, «a mí se me escapó la escalera, no la tortuga».

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