«Italia, solo para los italianos»
Mancini, entrenador del Inter, critica la convocatoria de dos nacionalizados

«Creo que a la selección nacional tendría que ir solo quien ha nacido en Italia». Así de rotundo se ha mostrado esta semana el entrenador del Inter de Milán, Roberto Mancini, abriendo con ello un gran debate sobre los oriundos que divide completamente al fútbol italiano. La polémica se ha iniciado al convocar el seleccionador Antonio Conte, para el partido de ayer frente a Bulgaria en la eliminatoria de la Eurocopa, a dos jugadores nacidos lejos de Italia: el delantero del Sampdoria Eder, brasileño de 28 años, y al argentino del Palermo, Franco Vázquez, de 26. El debate está en los confines entre el deporte y la política, entre la técnica futbolística y el derecho.
Al ataque lanzado por Mancini con su lema «Italia, para los italianos», Antonio Conte ha respondido a la defensiva: «No soy el primero ni seré el último en llamar oriundos. Así son las reglas y así es el fútbol. Respeto todas las opiniones, pero no estoy haciendo nada nuevo». Destaca Conte también que en el último Mundial jugado en Brasil, sobre un total de 736 jugadores, los oriundos eran 83. Conte da a entender que Alemania lo ganó con los oriundos, algo que rechaza Roberto Mancini: «¿Alemania ha ganado un Mundial con los oriundos? Sí, pero sus jugadores han nacido en Alemania. No basta con tener parientes italianos. Para mí, solamente los jugadores italianos nacidos en Italia merecen vestir la camiseta “azzurra”».
Nacidos en el país
A favor de la posición de Mancini se ha mostrado el líder de la Liga Norte, el eurodiputado Matteo Salvini, conocido por sus ideas extremistas contra la inmigración. Pero, en general, predominan las ideas favorables a los oriundos. Uno de los últimos seleccionadores, Marcello Lippi, que ganó el Mundial de Alemania 2006, es contundente: «Si se respeta el reglamento, no veo problema. Yo con Camoranesi (argentino) he ganado un Mundial. Si Ronaldo o Messi tuvieran parientes italianos y jugaran con Italia como oriundos, nadie se mostraría en contra».
La elección de los oriundos no ha sido un capricho de los seleccionadores, sino una necesidad para dar más fuerza y valor a la selección. En los últimos años, la calidad del fútbol italiano ha decaído notablemente, aunque se ha aumentado mucho la contratación de oriundos y de jugadores extranjeros, no siempre de alta técnica, porque, con la excepción de la Juventus, las arcas de los equipos italianos están bajo mínimos. La crisis se nota sobre todo en los estadios, casi siempre semivacíos en la mayoría de los partidos. La dificultad para Antonio Conte es evidente: los elegibles para la «azzurra» apenas superan el 30 por 100 de los jugadores que participan en la Serie A. Ahora incluso el gobierno italiano pretende abrir más las puertas, dando también una mano al seleccionador: Tiene ya preparada una ley que da la ciudadanía deportiva a los menores extranjeros llegados a Italia antes de cumplir 10 años y que tengan una ficha de la Federación.
«Se pierden talentos»
La Premier League, que nada en dinero gracias a un inteligente contrato televisivo negociado de manera conjunta, pasa por ser la mejor liga del mundo (con permiso de la de Messi y Ronaldo). Pero la selección inglesa no funciona, va de chasco en chasco. El último fiasco, su eliminación en primera ronda en el Mundial de Brasil.
Greg Dyke, que dirige la federación de fútbol de Inglaterra desde 2013, cree que el declive guarda relación con el aluvión de extranjeros, que copan las plantillas de los clubes de élite: «Demasiados chicos ingleses con talento no llegan al primer nivel y se pierden. Si ves el número de ingleses que juegan en la Champions comparado con el de alemanes, españoles o brasileños nuestra situación es patética». Para revertir la situación propone que a partir de mayo se reduzca el número de foráneos. La normativa vigente, aprobada en 2010, permite 17 extranjeros por plantilla de 25 jugadores. Ahora se quiere que sean trece y reducir a dos el número de futbolistas no comunitarios por plantel, que además quedarían proscritos en las categorías inferiores.
Esta revolución tiene un nombre que se ha convertido en su estandarte: Harry Kane, de 21 años, delantero del Tottenham que encabeza codo a codo con Diego Costa la lista de máximos goleadores de la Premier. Kane, nacido en un barrio de Londres, se formó en la cantera del Tottenham, pero cuando llegó la hora de la verdad no encontró acomodo en la élite y fue cedido al Leyton, de la menor One League. De allí pasó al Millwall y al Norwich, hasta que por fin su club decidió repescarlo.
«Nos ha ayudado mucho su ejemplo -dice Greg Dyke-, el ver que un chaval que viene de la cantera se ha convertido en el máximo goleador del fútbol inglés. ¿Pero cuántos Harry Kane hay en las canteras de los clubes de la Premier que no logran asomar? Fue casi una casualidad que Tim Sherwood fuese por un tiempo el entrenador del Tottenham y lo pusiese. De otro modo, seguiría prestado en el Millwall». Kane, que fue la solución de casa frente a la ineficacia de nuestro Roberto Soldado y del togolés Adebayor, debutó el viernes con la selección y marcó un gol contra Lituania. Su caso se presenta como paradigma de que los clubes punteros de la Premier podrían reforzarse con el genio oculto en sus bases, sin recurrir a enormes desembolsos, como los 40 millones de euros que el Chelsea tuvo que abonar al Atlético para disfrutar de la pólvora de Costa.
Calidad excepcional
La reforma no rechaza lo que llaman «la calidad excepcional» de algunos jugadores no comunitarios, que seguirán siendo bienvenidos para enriquecer la competición inglesa. Pero creen que con las normas vigentes estaba llegando mucha clase media extranjera, que no aportaba nada especial y cegaba el paso a los futbolistas locales. Se calcula que si sale adelante la propuesta, que habrá de recibir el visto bueno de los clubes de la Premier, no entrarán a jugar en Inglaterra el 33% de los foráneos que venían, lo que supone unos 42 «no europeos» menos en la máxima categoría durante el próximo lustro.