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El fútbol, asignatura obligatoria en China
El presidente Xi Jinping lanza un plan para revitalizar desde la base el balompié chino, hundido por la corrupción
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Apesar de sus éxitos en los Juegos Olímpicos, donde copa el medallero junto a Estados Unidos, China tiene una espina plagada con el fútbol . Capaz de arrastrar a las masas de todo el mundo, el «deporte rey» no ha traído más que vergüenza a este orgulloso país por sus frecuentes casos de corrupción y porque su selección nacional solo se ha clasificado para un Mundial, el de 2002 en Corea del Sur y Japón, del que fue eliminada en la primera fase y sin marcar ni un gol. En el puesto número 83 del ranking, su última humillación tuvo lugar en 2013, cuando perdió en casa por 5 a 1 contra un débil equipo de Tailandia compuesto por suplentes y juveniles. Para protegerlos de los 20.000 enfurecidos espectadores que presenciaron el encuentro, la Policía tuvo que escoltar a los jugadores cuando salieron del estadio de Hefei, en la provincia de Anhui. Tan dolorosa derrota acabó costándole el puesto al técnico español José Antonio Camacho.
Tras su fracaso para llegar al pasado Mundial de Brasil, China ha hecho del fútbol una cuestión de Estado. El presidente Xi Jinping, reconocido forofo, ha impulsado un plan de futuro para revitalizar este deporte desde la base. A partir de ahora, será asignatura obligatoria en los colegios y se potenciarán las escuelas de fútbol . Para 2017, el autoritario régimen de Pekín tiene previsto que haya en el país 20.000 escuelas de fútbol «con el objetivo de producir más de 100.000 jugadores», según informa la agencia estatal de noticias Xinhua.
«Debemos desarrollar y revivir el fútbol para asegurarnos de que somos una nación fuerte en deportes. Es el deseo desesperado de la gente también», anunció en un comunicado la comisión encargada de redactar dicho plan. Para ello, las autoridades chinas se han propuesto superar su «sistema defectuoso», que ha impedido el florecimiento del fútbol nacional, y dotarlo de «garantías institucionales» para su progreso.
Además, se fomentarán los programas de estudio en el extranjero, lo que supone una buena oportunidad económica para potencias futbolísticas como España, donde las escuelas de algunos clubes ya forman a numerosos alumnos chinos.
La lacra de los amaños
Desde hace años, el balompié del gigante asiático está hundido en un lodazal por culpa de la corrupción y el amaño de partidos que llevan a cabo las casas de apuestas en internet. De hecho, numerosos seguidores creen que su selección se dejó golear por Tailandia porque un portal de juego «online» en Macao (Macauslot) tuvo «problemas técnicos» y dejó de aceptar apuestas un minuto antes de que China encajara el primer gol, cuando su improbable derrota por cuatro o más goles se pagaba 600 a 1. Legales o no, las apuestas futbolísticas generan, a tenor de la FIFA, entre 400.000 y 500.000 millones de euros al año, de los cuales 15.000 millones se van en partidos amañados.
Demasiado dinero que no ha pasado desapercibido en China, donde los últimos casos han revelado la podredumbre de todo el sistema, desde los presidentes hasta los jugadores pasando por entrenadores y árbitros. En 2012, el antiguo director de los colegiados, Zhang Jianqiang, fue condenado a 12 años de cárcel por aceptar 24 sobornos por valor de 2,73 millones de yuanes (413.735 euros). Por su parte, al vicepresidente de la Asociación China de Fútbol, Yang Yimin, le cayeron 10 años y medio entre rejas por cobrar 1,25 millones de yuanes (189.452 euros) de hasta 20 clubes para amañar los resultados. Sus superiores y antecesores también fueron procesados por unas tramas de corrupción que mancharon incluso a la selección nacional china, ya que cuatro antiguos internacionales fueron acusados de arreglar un partido de liga en 2003. Intentando dejar atrás tan oscuro pasado, China sueña con volver a ilusionarse de nuevo con su fútbol.
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