Barcelona

Luis Suárez ya es un poco más barato

El uruguayo decidió el clásico con una maniobra sólo a la altura de los «cracks» y mitiga los 81 millones que pagó el Barça por él

Luis Suárez ya es un poco más barato AFP

Luis Buxeres

No había nadie más contento ayer en el Camp Nou que Luis Suárez. Ni el aficionado azulgrana más acérrimo estaba tan exultante como el delantero uruguayo, autor del gol que decidió el clásico . Lo ha pasado muy mal Suárez en los últimos meses, desde su tristemente famoso mordisco a Chiellini en el Mundial. Meses en los que el papel de su familia ha sido fundamental para aislarse del ruido y en los que ha trabajado en silencio por volver a ser admirado y no censurado. Un trabajo que dio ayer sus frutos en una jugada reservada a los elegidos. Un control maravilloso y un remate que puede decidir toda una Liga. «Creo que es el gol más importante que he marcado», confesaba a la conclusión del choque. No era para menos.

La presión que soportó Suárez a su llegada a Barcelona fue brutal. No solo arrastraba un sanción histórica, sino que los 81 millones de euros que pagó el Barcelona al Liverpool por hacerse con sus servicios le situaban en el centro de atención. El uruguayo debutó sin mucho éxito en el clásico de la primera vuelta. Media Liga después, ha logrado reivindicarse por la puerta grande, con un gol tan decisivo como precioso. «Por eso pagamos lo que pagamos por él», bromeaba Luis Enrique en sala de prensa. En efecto, Suárez empieza a demostrar que es un delantero sideral.

El tanto rubricó un partido muy completo de Luis Suárez, en el que peleó con los centrales del Madrid hasta la extenuación y en el que no paró de discutir con Mateu Lahoz. Un Mateu que intentó controlar la tensión que se respiraba sobre el césped a base de tarjetas y charlas con los jugadores. Le encanta al árbitro valenciano conversar con los futbolistas, que muchas veces no están para estas historias y menos en partidos como los de ayer. Se las tuvieron, por ejemplo, Mascherano y Cristiano, tras una entrada del argentino a la que respondió el portugués estirando las piernas sin llegar a hacerle nada al rival. El «Jefecito» exageró y la cosa casi acaba en tangana. Al final, un abrazo y una discusión amistosa entre ambos. Un lance más de un intenso.

Gol de laboratorio

El partido comenzó a decantarse a balón parado. Recién comenzado el choque, Messi y Neymar conversaban como dos niños traviesos que idean una travesura. El balón estaba cerca de una de las esquinas del área y los futbolistas se amontonaban en las inmediaciones de Casillas. El argentino levantó la cabeza y esperó a que Mathieu comenzara su carrera para lanzar la falta. El francés le ganó la partida a Sergio Ramos y remató a gol sin que el portero blanco tuviera nada que hacer. En el banquillo, Luis Enrique y Juan Carlos Unzué chocaban con una enorme sonrisa dibujada en el rostro. Su laboratorio había vuelto a funcionar. Y es que las jugadas a balón parado han pasado a tener una enorme trascendencia en este Barcelona, al que le están dando muchos puntos.

El día se había hecho muy largo para todos. Jugar un clásico a las nueve de la noche provoca que la jornada sea eterna para los futbolistas y para la afición. Fueron apareciendo los nervios poco a poco durante la jornada hasta que por fin saltaron los 22 jugadores al campo. El Barcelona había preparado un ambiente de gala, con un mosaico gigante que dibujaba la camiseta azulgrana con el dorsal número 12 en el lateral. El público respondió a la llamada y llenó las gradas del Camp Nou, que presentó la mejor entrada del curso, con 98.760 espectadores. Ambientazo de clásico. Todos se volvieron contentos a casa, pero ninguno tanto como Luis Suárez. Su gol vale media Liga.

Luis Suárez ya es un poco más barato

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