El respeto al himno en otros países
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El respeto al himno en otros países

Multas de hasta 7.500 euros o seis meses de cárcel por pitar, abuchear o menospreciar los símbolos nacionales

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Multas de hasta 7.500 euros o seis meses de cárcel por pitar, abuchear o menospreciar los símbolos nacionales

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  1. Francia

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    A raíz de incidentes sucedidos en varios campos de fútbol a finales del siglo XX, los legisladores franceses decidieron castigar las ofensas, injurias y ultraje al jefe del Estado y a los símbolos de la nación, el Estado.

    Desde 2003, pintar y/o injuriar la bandera y el himno nacional en un campo de fútbol, por ejemplo, puede castigarse con 7.500 euros de multa y hasta seis meses de cárcel.

    En el mismo marco jurídico, injuriar al jefe del Estado puede castigarse con hasta 45.000 euros de multa. Esa legislación «disuasiva» fue la primera respuesta judicial contra una ola de incidentes sucedidos entre 2000 y 2003, cuando jóvenes franceses de origen magrebí lanzaron la moda de pitar el himno nacional en repetidas ocasiones en los campos de fútbol. La legislación y las medidas policiales de los gestores de los grandes campos de fútbol permitieron acabar con una moda que duró un quinquenio corto, informa Juan Pedro Quiñonero.

  2. Estados Unidos

    efe

    El arraigado patriotismo del pueblo estadounidense hace impensable que se produzcan situaciones de silbidos o abucheos al himno nacional. Si ocurrieran, serían marginales y quedarían ahogados por el canto general del público. En Estados Unidos existe un detallado código de conducta para los actos públicos en los que se interpreta el himno de la nación. En el caso de que la bandera esté presente, las personas asistentes «deben mirar la bandera y estar de pie atentamente con la mano derecha sobre el corazón y, si aplicable, los hombres deben quitarse la prenda que lleven en la cabeza con su mano derecha y sostenerla sobre su hombro izquierdo, con la mano sobre el corazón». Esa liturgia no siempre se observa del todo y hay quejas de que en los estadios cada vez la gente está menos atenta a ese momento inicial, pero no se registran actos de rechazo a los símbolos nacionales, informa Emili J. Blasco.

  3. Italia

    efe

    En los últimos tiempos pocas veces se ha silbado en Italia su himno nacional. Cuando se ha producido, ha sido como una forma de protesta contra la clase política. La última vez que ocurrió fue en el Estadio Olímpico de Roma, en mayo de 2014, en la final entre Nápoles y Fiorentina. El himno fue cantado por el primer ministro Matteo Renzi, hincha del Fiorentina. Silbaron sobre todo los aficionados napolitanos, y también algunos florentinos. No se adoptó ninguna medida posterior, informa Ángel Gómez-Fuentes.

    Algunos partidos políticos han mostrado cierto rechazo al himno nacional, caso de la Liga Norte, o el Movimiento 5 Estrellas, cuyo líder, Beppe Grillo, tras la final de la Copa de Italia manifestó que si él fuera napolitano habría silbado también el himno. En realidad, no existe en Italia un profundo sentido nacionalista. La unidad italiana es reciente: 1861. Por eso ante los símbolos de la nación ha existido una cierta indiferencia.

  4. Gran Bretaña

    País raro para todo, el himno del Reino Unido es «God save the Queen», obra anónima registrada por primera vez en Londres en 1745. Pero no está reconocido legalmente como tal, es solo una tradición asentada. En los partidos de fútbol, el «Dios Salve a la Reina» es abucheado por hinchas galeses y escoceses cuando sus selecciones se enfrentan a la de Inglaterra. Pero los pitos no suscitan gran polémica, porque se da la anomalía de que mientras Escocia y Gales tienen sus propios himnos que acompañan a sus selecciones deportivas, Inglaterra carece de uno específico y utiliza el «God Save de Queen», que es también el del conjunto de la Unión, informa Luis Ventoso.

    El «Dios salve a la Reina» tiene detractores, que aseguran que es una tonada a mayor gloria de la monarquía, y sin embargo apenas habla del país. También contenía una estrofa muy polémica (la Reina «aplastará a los rebeldes escoceses»), que con el paso del tiempo se ha ido guardando prudentemente en el cajón. En 2007, el ex fiscal general Lord Goldsmith lanzó un globo sonda para cambiar el «God save the Queen». Pero recibió un «no» tajante del escocés Gordon Brown, por entonces primer ministro, quien le recordó «que estamos orgullosos de ese himno y de la tradición que representa».

    Cuando compite en críquet, Inglaterra utiliza como himno el «Jerusalén», del poeta William Blake, al que puso música Hubert Parry en 1916. Es la solución que propone también David Cameron como himno para todas las selecciones deportivas inglesas. A día de hoy, algunas de ellas compiten también con el «Rule Britannia», o con «Land of hope and glory».

    La selección de Escocia utilizaba hasta los años 90 «Scotland the brave». Pero ahora se suele emplear «Flowers of Scotland», que compuso el músico folk Roy Williason en el reciente 1967. Y es que la tradición también se fabrica.

    Gales cuenta con el himno de más solera, «Tierra de mis padres». Cuando Reino Unido compite como un todo, caso de los Juegos Olímpicos, se utiliza sin mayores problemas «God save the Queen», que hasta bien entrado el siglo XX se interpretaba en todos los cines del teatros del país al final de la función y era obligado escuchar de pie (aunque la mayoría de la gente se iba en los créditos de la película para ahorrarse el trámite).

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