Mourinho, el odio y el amor

Pasaban apenas 24 horas de que el madridismo convulsionase con la actuación ante el Schalke cuando algunos quisieron ver en el mal ajeno el bálsamo a sus problemas. No por esperado deja de resultar poco edificante. La derrota del Chelsea ante el PSG, merecida tanto por la pasividad del equipo de Mourinho como por el extraordinario partido que jugó el equipo francés, se ha convertido en el clavo ardiendo al que agarrarse. El paraguas que nos protege del chaparrón. Porque en este país, criticar a Ancelotti es sinónimo de pedir la vuelta de Mourinho. Pero no. Eso es lo que algunos pretender hacer creer. Con Mourinho eliminado, creen que se rebaja la presión porque no hay comparación posible.

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