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Messi no se acostumbra a parecer terrenal

El argentino, que por primera vez desde 2007 no entra en las quinielas por el Balón de Oro, atraviesa horas bajas en el Barcelona, aunque confía en el equipo y en Luis Enrique

Messi no se acostumbra a parecer terrenal reuters

xavi hernández

Noviembre y diciembre fueron los meses que Leo Messi se perdió la temporada pasada por culpa de una lesión mal curada en abril de 2013. En año de Mundial, el argentino se marchó de retiro a su país y puso en orden su cuerpo y sus ideas antes de regresar a Barcelona, donde por primera vez desde 2009 no ganó ningún título. Visiblemente agotado y falto de complicidades tanto en el campo como con la directiva, pensó en marcharse a otro club, pero Tito Vilanova le convenció para seguir y finalmente, después de una heterodoxa negociación, terminó renovando su contrato (por séptima vez) a la espera de que llegara Luis Enrique, un técnico que le da la oportunidad, a pesar de su carácter irreductible, de jugar todos los minutos que quiera.

En definitiva, pasado un año del último gran periodo de reflexión de Messi, su situación en el Barça continúa generando muchas dudas. Y esta vez no es un tema físico. A los 27 años, y con un arsenal de goles, premios y títulos a su espalda, son las declaraciones del astro rosarino las que siembran intranquilidad entre la afición azulgrana, que por otra parte ya hace tiempo que sospecha un final más cercano que lejano. Solo hace falta ver los recientes esfuerzos de la directiva para fichar a Neymar y Luis Suárez, dos delanteros de referencia, o la inexistente campaña de los actores del club para que Messi, finalista y mejor jugador del pasado Mundial, discuta el Balón de Oro. De hecho, ante el poderío alemán y la consistente candidatura de Cristiano Ronaldo, el '10' culé y albiceleste podría verse fuera del podio del premio al mejor futbolista del año por primera vez desde 2007.

En Barcelona, todos al unísono definen a Messi como «el mejor del mundo», pero el convencimiento de dicha afirmación choca con la etapa más terrenal de un jugador único e histórico que arrastra la obligación de parecerse al que metió 90 goles en 2012 o se adjudicó cuatro Balones de Oro entre 2009 y 2013, siempre a cobijo (y es de recibo recordarlo) del contexto ganador que dibujó el Barça de Guardiola y Vilanova. De ahí que una condición importante del astro para seguir en Cataluña sea que el proyecto de Luis Enrique sea competitivo y aspire de verdad a ganar títulos, que al fin y al cabo es lo que a la postre se traduce en prestigio y premios individuales.

A modo más inmediato, el cuadro azulgrana vuelve del parón internacional con cuatro partidos tremendamente importantes por delante: Sevilla, Valencia, Español y París Saint-Germain. Este sábado a las 20:00h el equipo de Unai Emery, quinto en la Liga, prueba al Barça en el Camp Nou. Curiosamente, es un rival muy propicio para que Messi supere por fin el récord goleador de Telmo Zarra, ya que le ha metido nada menos que 18 tantos en toda su carrera.

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