LIGA BBVA
El Valencia abusa de un Villarreal mejor
El gol en propia meta de Trigueros, que luego se resarció, y el doblete de Mustafi dan el triunfo a los de Nuno frente a los de Marcelino, que hicieron un mejor partido con el balón
La dinámica de resultados del Valencia no tiene réplica. Poco nota si juega brillante, bien, regular, mal o muy mal. Gana el equipo de Nuno. Para muestra el partido de rivalidad autonómica ante el Villarreal. ¿Qué equipo fue mejor en manejo, presión e iniciativa? El conjunto de Marcelino. ¿Qué hubiese sido justo (aunque esto no tiene en muchas ocasiones excesivo valor en fútbol)? El triunfo local. Pero el caso es que el Valencia, si analizamos lo resultadista, que al final es lo que coloca en un lugar u otro de la clasificación, está de dulce. Victoria clara por goles: de nuevo tres. Trigueros en propia meta y un doblete del alemán Mustafi. El propio Trigueros recortó diferencias a dos del final. Los valencianistas son segundos en la tabla a un punto del Real Madrid. Igualan el mejor arranque de su historia en Liga con 23 puntos de 30 disputados. Siguen firmes hacia su objetivo, que es estar en puestos Champions. Los números: siete triunfos, dos empates y una derrota. A su favor, 23 goles por nueve en contra.
Y ante el Villarreal, lo destacable estuvo en quiénes se salvaron de un mal partido. Fueron pocos. Diego Alves cuando tuvo que replicar algún lanzamiento de los castellonenses, que no fueron muchos, pese a su dominio con el balón; sus dos centrales; y su lateral izquierdo. Gayá poca opción dio por su carril. Otamendi y Mustafi se mostraron firmes y contundentes. Tanto que el alemán firmó un doblete, asociándose de nuevo con Piatti. El resto, más grises que otra cosa. El castigo para el Villarreal fue desmedido.
Sesenta segundos oscuros para Manu Trigueros permitieron al Valencia tomar tempranera ventaja en el encuentro. Cheryshev deshizo a Barragán (una tónica durante todo el primer tiempo), centró a media altura al corazón del área, pero Trigueros no acertó y remató alto. Sacó rápido Alves para Feghouli, quien centró desde el costado derecho y el propio Trigueros, que recuperó rápido hacia su área, en un intento por despejar alojó el balón en su portería sin opciones de réplica para Asenjo.
Sucedió entre el minuto cinco y seis. Pronto se ponían los de Nuno Espírito Santo por delante. Lo mejor que les pudo pasar. Por momentos, el duelo estuvo roto. Imprecisiones de unos y otros, recuperaciones y búsqueda del área rival. Pero sobraban revoluciones. Un poco más de templanza. Se notaron las ausencias de Parejo lesionado duarante la semana, lo que llevó a Nuno a cambiar a un 1-4-4-2, y de Cani, que se lesionó en el calentamiento. Dos futbolistas creativos y con mando para manejar el balón.
Pero el Valencia se fue desmoronando, mientras el Villarreal se encontraba algo más cómodo. Lo suficiente para ser el equipo que al menos moviese mejor el balón. Los valencianistas no encontraban ofensivamente nada. Alcácer y Rodrigo andaban perdidos, por las bandas ni Feghouli, ni Piatti se proyectaban bien en ataque, mientras Bruno Soriano y Trigueros engullían a André Gomes y Javi Fuego. El caso es que el conjunto local no logró aprovechar las acciones con origen en la espalda de Barragán o los balones por el centro. Falta de eficacia por una lado, y una labor mayúscula de Otamendi y Mustafi, además de Gayá, en defensa para salvaguardar a un Diego Alves que en el minuto 37 sacó con el pie un buen chut, peligroso, de Cheryshev.
Doble latigazo
El Villarreal, mejor plantado, tenía contra las cuerdas a los valencianistas, que se marcharon a por oxígeno e ideas a vestuarios. Nuno debía elegir, motivar al gún cambio respecto al juego o realizarlo efectivamente en forma de cambio de fichas. No se apreció nada. Dos miutos tardó el conjunto de Marcelino García Toral en apurar y hacer lucierse a Alves. Libre directo que botó Bruno, el balón tocó en la barrera y se desvió, pero el meta brasileño del Valencia se rehizo y salvó el empate. El equipo castellonense, que siempre presionó la salida del balón visitante, se seguía mostrando con más personalidad.
Y con ello, el Villarreal procuró cocinar cada acción ante un conjunto que se resguardaba atrás, confiados del momento de forma de los centrales y su lateral izquierdo, esperando que pasasen los minutos y que en alguna contra hubiese premio -no al juego, sí a la acción-. Pasada la hora de partido, un intento de conexión entre Rodrigo y Paco Alcácer, ambos muy por debajo de su habitual nivel, acabó en saque de esquina. Botó Piatti, pero el balon lo repelió la zaga local. El balón cayó de nuevo al menudo argentino y su centro con la izquierda le llegó a Mustafi, que cabeceó poderoso para el 0-2. La máxima: esto va de goles, no de merecimientos.
Para muestra, otro ejemplo. La escasa propuesta ofensiva valenciana, sin embargo, tuvo un mazazo final para el equipo de Marcelino. Piatti botó un córner al primer palo, Feghouli habilitó con la testa hacia el punto de penalti, donde, de nuevo, Mustafi marcó. El central alemán firmó un doblete, rematando con calidad con la derecha. Hundido el Villarreal, el menos pudo marcar el gol del honor, que para resarcirse fue de Manu Trigueros a poco del final.
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