Fórmula 1 | GP de China

El tremendo enfado de Vettel

El alemán de Ferrari se enojó sin ninguna razón con el ruso Daniil Kvyat

J. C. C.

Una vez más, Sebastian Vettel volvió a demostrar que en la Fórmula 1 casi nadie sabe perder con elegancia. El alemán suele ser un ejemplo de la escasa deportividad latente en este deporte para reconocer errores. Ya se marchó del circuito de Bahréin antes de terminar la carrera, enfadado por no haber podido tomar la salida por un problema en su Ferrari. Y en Shanghái volvió a suceder.

Se empeñó Vettel con contumaz persistencia alemana que el ruso Daniil Kvyat tuvo la culpa de su toque con Kimi Raikkonen en la primera curva de la carrera. Se obcecó hasta el límite de recordárselo al piloto de Red Bull en la antesala del podio, cuando ambos estaban preparados para brindar con el champán, segundo y tercero detrás de Rosberg.

Kvyat no daba crédito a la bronca de Vettel, aspavientos exagerados ante el novato ruso tratando de imponer sus galones de veterano. El piloto de Red Bull sonreía y finalmente lo despachó con unas palmaditas.

No tuvo la culpa. En esa curva, Kvyat entró a saco, como entran todos los pilotos y sin realizar ninguna maniobra extraña adelantó al alemán por su derecha, en el interior. Vettel se sorprendió y giró el volante hacia la izquierda, impactó con Raikkonen y lo sacó de la pista.

Aunque el finlandés pudo continuar en carrera, Vettel se sintió muy contrariado por haber dañado el día a su compañero de equipo. Pidió disculpas por radio a Ferrari y luego en el podio, lo mismo. Pero en vez de admitir su error por lo que fue un incidente de carrera que no investigaron los comisarios, criticó al pobre Kvyat, que no tuvo nada que ver con el percance.

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