Fórmula 1

La tarde que Alonso acabó con el mito de Schumacher

El asturiano aguantó diez vueltas al Ferrari sin dejarse adelantar y puso los cimientos de su primer título mundial

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Fue el 24 abril de 2005. El trasvase de poderes se produjo al filo de las cuatro de la tarde en el viejo circuito de Ímola, ubicado en la plaza Ayrton Senna da Silva en honor al piloto brasileño fallecido en una de sus curvas. Ese día el gran negocio de la Fórmula 1 se invirtió. Dejó de pertenecer casi en exclusiva a Michael Schumacher y su equipo, Ferrari, para asentarse en las espaldas de un cachorro español con hambre, manos y talento, Fernando Alonso.

Era el Mundial 2005 y Ferrari había empezado de pena en las tres primeras carreras, Australia, Malasia y Bahréin. El Renault azul se había salido en esos tres trazados. Una victoria para Fisichella y dos para Alonso (Malasia y Bahréin). Todo debía cambiar en Ímola, cuya pista recibe el nombre del fundador del cavallino rampante, Enzo Ferrari.

Michael Schumacher venía de conquistar cinco títulos consecutivos con la escuadra roja e Ímola era su jardín privado. Había vencido siete veces en esa pista, casi su récord personal porque sólo en Francia (Magny-Cours) había triunfado más veces (ocho). El alemán voraz se aprestaba a la remontada en pos de su octavo Mundial (logró dos más con Benetton).

Pero se encontró con un hueso muy duro. Con el motor de su Renault castigado, Fernando Alonso aguantó los furiosos ataques del Ferrari del germano, adosado a su alerón trasero durante las diez últimas vueltas de una de las carreras más emocionantes que se recuerdan en la Fórmula 1.

Schumacher intentó adelantar de todas las maneras posibles al español. Sin éxito. Alonso ganó con el teutón pegado a su coche, por sólo 215 milésimas de segundo . En esa resistencia heroica del asturiano empezó a labrarse su primer campeonato del mundo de Fórmula 1.

«Creo que fue mi mejor victoria en Fórmula 1, porque fue diferente a todas las anteriores», afirmó aquella tarde Alonso después de la prueba. «Ya llevo muchas carreras, pero esta fue una de las mejores », se inclinó Schumacher.

Alonso ganó cuatro carreras más ese año para un total de siete. Schumacher sólo venció en Estados Unidos, aquel gran premio de Indianápolis de los líos con los neumáticos en el que sólo participaron seis coches. El español consiguió su primer título con 133 puntos, por delante de Raikkonen (112) y de Schumacher (62). Y consumó así ese viejo teorema del deporte, según el cual un mito nace siempre sobre las cenizas de otro.

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