Un niño con vistas a la F1

Se llama Antolín González, nació y vive en la localidad burgalesa de Aranda de Duero , y ahora mismo es una de las grandes promesas del automovilismo español. Así al menos lo dicen los resultados cosechados hasta ahora.

Con apenas 13 años se convirtió en el piloto más joven en ponerse a los mandos de un F3. Ahora, con 14 recién cumplidos, aspira a seguir creciendo de la mano de la escudería Drivex y ya tiene en perspectiva su participación en el Campeonato de Europa. Si todo sale según lo previsto, eso será en 2017. Mientras tanto, el joven piloto burgalés sigue sorprendiendo a propios y extraños en cada uno de los entrenamientos que realiza con el Dallara F308 de Drivex.

Así, de hecho, lo reconocen los que le han visto pilotar. Con apenas 8 años, su padre le llevó a un circuito de karts. Nunca antes se había puesto al volante de nada con motor, si acaso, algún pinito con la videoconsola emulando a los grandes pilotos del paddock. Pero ese mismo día, Antolín batió el récord del circuito, lo que obviamente llamó la atención de muchos.

«El dueño del karting me dijo que si quería hacer el campeonato de España, dije que sí y todo empezó poco a poco», explica en declaraciones a Efe Antolín con la timidez que a su edad suelen provocar los micrófonos y los flashes.

A partir de ahí, el joven piloto comenzó a quemar etapas en el mundo del karting, haciendo un gran papel en cada una de las carreras en las que competía, a menudo con chavales mucho mayores que él, hasta que el año pasado dio el salto a la F3.

Lo hizo de la mano de la escudería Drivex, comandada por Miguel Ángel de Castro y el ex piloto de Fórmula 1 Pedro Martínez de la Rosa, que le han dado la oportunidad de demostrar sus habilidades, una vez más frente a pilotos con más edad y experiencia. Y de momento, el resultado está siendo óptimo.

Tras los primeros entrenamientos realizados en circuitos profesionales como Albacete, Aragón, Cheste y Montmeló, el chaval apunta maneras, habiendo conseguido marcar tiempos más que destacados en todos y cada uno de los entrenamientos.

En este sentido, el orgulloso padre de la criatura, que comparte nombre con su hijo, insiste en que lo suyo es innato. «Evidentemente, el entrenamiento cuenta, pero él ha salido así por sí solo». De hecho, añade, es el resultado obtenido en las competiciones nacionales e internacionales de karting el que ha llevado a Antolín a ponerse a los mandos de un F3.

Pero, ¿cuál es el objetivo? Pues ni más ni menos que llegar a lo más alto. De momento, el chaval, que continúa compaginando estudios con carreras, solo piensa en comenzar de nuevo a entrenar cuando pase el invierno para preparar el campeonato de Europa, una cita a la que acudirá con la intención de ganar.