Fórmula 1 | GP de Abu Dabi
Fin de fiesta para Mercedes
Bottas cierra el Mundial con una victoria ante Hamilton. Alonso, noveno
Todos parecían contentos en el final de fiesta de la Fórmula 1 . En realidad, cualquier epílogo en un ciclo de convivencia resulta confortador para las emociones. La separación después de un viaje, la clausura de un curso, una despedida laboral... Algo de esto invade la Fórmula 1 cuando echa el cierre cada temporada. La gente dice adiós con ganas de juerga, necesitado el personal de una liberación jaranera. El campeón Hamilton hacía donuts quemando rueda, también Bottas —vencedor en Abu Dabi—, y Massa lo propio dando las gracias en su adiós después de 16 años en la Fórmula 1. En realidad, todos querían hacer el gamba un rato. Incluido Fernando Alonso, noveno en el fastuoso circuito de los Emiratos Árabes, y con motivos para celebrar: concluye su ciclo con el motor Honda, ese lastre invisible que lo ha apartado de la primera fila durante tres largos años.
[Resultados del GP de Abu Dabi]
El circuito de Abu Dabi es un escenario ideal para cualquier conmemoración. Con el dinero por castigo, los jeques árabes diseñaron un trazado paradisíaco. Al lado del parque de atracciones de Ferrari, con unas autopistas del tamaño de las aguas del Golfo Pérsico, un hotel que cambia de color presidiendo la pista, un puerto al estilo Mónaco y una sala de prensa que no puede ser mejorada, Abu Dabi adolece sin embargo de un detalle: es un trazado aburrido, de ángulos rectos, sin matices, complicados los adelantamientos. Una postal perfecta sin gran contenido.
Desde ese punto de vista, conviene matizar que las carreras en Abu Dabi suelen ser un peñazo. Habitualmente clausura el campeonato y eso le otorga un aliciente extra por la emoción, que no por el recorrido. Salvo en 2010, cuando un error estratégico de Ferrari dejó a Alonso sin su tercer Mundial, Abu Dabi no regala precisamente grandes estímulos.
En la vuelta 9 de la carrera, sin incidentes en LA salida, los once primeros clasificados conservaban la misma posición que el sábado en la formación de la parrilla. Abu Dabi no concede nada a los amantes del pálpito fácil.
Los pilotos casi mantuvieron ese orden jerárquico hasta el final del día si no llega a ser porque Carlos Sainz sufrió el mal de la tuerca Renault. Alguno de los mecánicos no apretó el neumático delantero izquierdo de su coche y el español casi se estrella con las paredes del túnel a la salida del pit-lane antes de abandonar.
El realizador de televisión, ese teórico juez insobornable que trata de captar lo mejor de lo mejor de las carreras para trasladar el encanto a los aficionados, se centró durante muchos giros en el duelo del canadiense Stroll y el francés Grosjean por la decimotercera plaza. A falta de pan...
Se hizo la noche en el desierto arábigo, Abu Dabi expuso su pujanza económica con una iluminación fastuosa, el hotel modificó su piel y cambió de color... Y todo siguió igual en la pista. Bottas ganó porque pareció que Hamilton, un piloto muy superior a su compañero, no quiso amargarle el triunfo. Vettel escaló al último peldaño del podio y sigue en el mismo trance. En su tercer año con Ferrari en sustitución de Fernando Alonso no ha ganado ningún título. Ni siquiera ha estado en la opción de pelearlo. Un dato revisable que contrasta con esa apreciación sin sentido y ya instalada: los equipos funcionan cuando Alonso se va. Incierto. O mentira, para hablar con más propiedad.
Massa le disputó la novena posición a Fernando Alonso y, como ha sucedido durante catorce años, no le pudo derrotar pese a contar con un coche más rápido en las rectas. »Fernando is faster than you».
Carlos Sainz terminó feliz pese al abandono. «Estas cosas pasan. Todos fallamos en la F1», disculpó a su mecánico. El madrileño divisa un futuro en Renault, la escudería que le abre la caja de los sueños.
Y aliviado finalizó el curso Fernando Alonso. «Querría que empezase ya el 2018», declaró ambicioso como es. «Estos puntos por la novena plaza son una recompensa a tres años de dificultades. Tenía miedo de despedirme de Honda con una retirada. Les deseo lo mejor y, claro, también a McLaren en su nueva relación con Renault».
El fin de fiesta condecoró en realidad a Mercedes , otro doblete para la escudería alemana en el epílogo del año, sin discusión posible de sus rivales. Hay demasiada distancia entre los germanos y el resto como para pensar en la igualdad, la competencia y el interés que se anuncia para 2018. Pero esa será otra historia.
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