Fórmula 1

Alonso, futuro de coches y moda

Ha invertido en su karting-museo, en propiedades y en una marca de complementos

Fernando Alonso, en el box de McLaren en Montmeló McLaren Media
José Carlos Carabias

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Fernando Alonso es un tipo dado al costumbrismo. Un deportista de hábitos y tendencia a los usos. La mayoría de los empleados de la escudería McLaren se aloja en Barcelona en el hotel Hilton, cadena de lujo que patrocina al equipo de Fórmula 1 y que goza de un prestigio indudable como alojamiento. El piloto prefiere descansar en un hotel menos glamuroso de Granollers, pero más útil a sus propósitos. Le conocen de toda la vida, está muy cerca del circuito de carreras y, aunque con menos galones, se siente como en casa. Alonso no es pijo ni caprichoso, sino un tiburón de la Fórmula 1.

Voraz y ambicioso como deportista, tenaz en los negocios, a los que lleva tiempo entregado. Su futuro inmediato parece desligado de McLaren-Honda . Se siente a gusto en esta formación, considera que se ha internacionalizado, que es menos inglesa que hace diez años, cuando el cisma con Hamilton y Ron Dennis. Pero el motor Honda es un rémora y no avanza. Parece complicado que continúe en el equipo en 2018, una vez concluya su contrato de tres temporadas sin éxitos.

La opción de regresar a Ferrari parece hoy improbable. Se despidió por desavenencias con el fugaz jefe del grupo, Marco Mattiacci , pero la escudería del cavallino es una institución en Italia y más de uno se lo tomó como una afrenta. Nadie deja colgado a Ferrari. Fichar por Mercedes es una alternativa. En Italia se desliza que Vettel tiene un preacuerdo, cuestión que el alemán niega. Bottas está casi a prueba, contrato de un año. Lauda y Wolff, los primeros directivos, no quisieron contratarle este invierno. La posibilidad de Red Bull pasaría por una inversión en las normas de esta casa, que solo se nutre de pilotos que han pasado por su escuela y por el ciclo formativo en el equipo nodriza, Toro Rosso.

Discreción

Mientras cumple años y piensa en ese tercer título que no llega, Alonso ha invertido sus millones en propiedades inmobiliarias, un circuito de karts con un museo anexo en La Morgal (Asturias) y en una marca de moda de estilo californiano. Kimoa. Eso, que se sepa, porque la discreción es norma de la casa.

El circuito de karts lo llevan personas de su total confianza. Su padre, José Luis, su mánager, Luis García Abad y algunos amigos de la infancia. Es la joya de su corona, un vivero de campeones que estudian inglés en verano, aprenden las bases de la seguridad vial y reciben formación de todo tipo. La desgraciada muerte de Gonzalo Basurto hace unas semanas hizo tocar fondo a Alonso, destrozado por la tragedia.

Kimoa es su otra aventura empresarial. Una marca de moda y estilo de vida que se comercializa por internet y que está inspirada en la estética de las playas de California y sus ocupantes, los surferos. Es la penúltima actividad del gusto del piloto, dedicarse al surf en las bravas aguas del Cantábrico.

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