Fórmula 1

Escalada de Alonso en Mónaco

Acaba quinto e iguala su mejor puesto con McLaren en una carrera lluviosa. Hamilton vence y recorta 17 puntos a Rosberg

J. CARLOS CARABIAS

Había lluvia, paraguas, botas y abrigos en el puerto de Mónaco. Y aquello no enlazaba con la pompa y el boato habituales de este punto de planeta. El agua y el cielo gris caparon la natural fiesta de cuerpos y almas al sol, junto a los yates, los lacoste y las gafas caras. Pero hubo quien se relamió con las nubes. Los pilotos buenos, los que no temen a la lluvia. Gente como Hamilton, que ganó pese al fogonazo de Ricciardo, un ciclón en Montecarlo. Y gente como Fernando Alonso, manos suaves en la dificultad. El inglés recortó 17 puntos a Rosberg en el Mundial. Y el español igualó su mejor clasificación desde su regreso a McLaren, quinto como en Hungría 2015. Por primera vez en tiempo, el equipo McLaren lo hizo mejor que los dos coches Ferrari.

No gusta una carrera sin salida. A fin de cuentas, es como quitar el aliño a la ensalada. No sabe a nada. Llovía a cántaros en el puerto de los yates y el pelotón partió con el freno de mano, el coche de seguridad. El líder era Maylander, no Ricciardo.

Después de una sinfonía de accidentes (Kvyat, Palmer, Raikkonen), la diosa naturaleza decretó que cesase el agua y empezó entonces el tradicional baile de neumáticos en la F1 (intermedios, blandos, superblandos y toda la gama que Pirelli promociona en colores).

Fue bonita la carrera porque dibujó un mundo de necesidades. Hamilton se quedó por delante de Ricciardo y obligó a éste a pasarle, neumáticos y estrategias al margen. El australiano paró en su garaje y no estabas la ruedas preparadas.

Y lo mismo sucedió con Alonso. Acertó McLaren con la táctica y el español se convirtió su posición en la defensa de El Álamo. Era más rápido el Mercedes de Rosberg (problemas mecánicos durante la carrera) y también el Force India de Hulkenberg, pero ambos debía adelantar a Alonso en Mónaco.

La pista se hizo más ancha para ambos y el asturiano se obligó a una tarde de trabajos forzados. Magnífica defensa en un circuito que no requiere tanto del motor, sino de la combatividad y el talento de los pilotos.

Carlos Sainz estuvo a la altura de la tarde. Lo hizo de cine el madrileño, penalizado de nuevo por un atasco de sus mecánicos en una entrada al garaje.

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